EXTRA!: Mason

57 11 4
                                    

La luz del sol iluminó el rostro de Mason, cada parte de él pareció despertar, estaba adolorido y cada músculo parecía estar en llamas.

Miro a su alrededor, pero no se molestó en levantarse.

       Estaba en la calle, dos edificios a ambos lados. Botes de basura, cajas de madera y de más, estaban colocadas en el suelo.

Mason tocó el suelo, dispuesto a levantarse, cuando sintió algo extraño, húmedo, como si se hubiera caído en un muy pequeño charco de agua. Miro al suelo... Sangre. Había sangre bajo él. Miro a su alrededor después a su camisa. La chaqueta estaba rota, completamente, y al camisa debajo también, esta estaba roja, completamente. La levantó rápidamente, su piel oscura estaba cubierta de tanta sangre, pero no veía ninguna herida, solo... ¿Cicatrices?

Se contuvo de no soltar un grito. Respiró pesadamente sin siquiera darse cuenta de tanto miedo que sentía.

–Es genial, ¿no es cierto, Mason Brown?

Mason se sobresaltó al escuchar aquella voz femenina. La chica que había hablado estaba sentada en el bote de basura, admirándolo de arriba a abajo.

Era muy guapa, aunque la verdad a Mason no le interesaba.

–¿Quién...?

–¿No me recuerdas?–preguntó ella, bajo del bote de basura y se acercó a Mason–. Somos muy buenos amigos... ¿No es verdad?

Llevaba un vestido rojo vino, bastante casual y bonito, tenía unos pequeños estampados de rosas de color negro. Sus zapatos tenían y tacón bajo y su color era blanco, estaban demasiado limpios como para ser verdad.

El cabello de la joven se veía muy suave y estaba completamente lacio y corto. Se le veía muy bien. Anduve a Mason no le atraía.

Dijo ella. Se acercó cada vez más lento, como el disfrutará cada paso que daba hacia él, como un lobo a su presa.

Mason se levantó, reprimió una mueca de dolor. Pego la espalda a la pared, cuando ella lo acorraló.

–No sé quién eres.

Mason estaba confundido, él no había visto a esa chica en la vida y ¿ahora ella le decía que se conocían...?

–Me sorprende que no lo recuerdes–comentó, seria, miraba con atención el pecho de Mason–. Me sorprende que te hayas despertado, ya me tengo que ir.

Dijo, se alejó de Mason, pasando una mano por su pecho y alejándose cada vez más por el callejón.

Mason sintió un gran vacío en su corazón mientras ella se alejaba, los tacones de su zapatos golpeando el pavimento.

–¿No me dijiste tu nombre?–gritó Mason, iba a ir hacia ella, pero se detuvo.

Mientras él la veía alejarse, sintió que todo se volvía en cámara lenta, los tacones eran lo único que escuchaba.

Ella no contestó, siguió caminando hasta que dio vuelta a la izquierda, desapareciendo de su vista.

Cazadores de sombras: Ciudad de misterios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora