EXTRA!: Magnus Bane

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       Después del desayuno, Alec Lightwood camino tranquilo por los pasillos, hacerlo le trajo buenos recuerdos que le golpeaban en el corazón. Recuerdos con su hermana Isabelle y sus hermano, Jace y Max.

No podía recordar cuando fue la última vez que estuvo con sus hermanos y hermana, solo los cuatro juntos, había pasado tanto tiempo.

        Recordaba cuando Isabelle le leía cuentos a Max y Alec y Jace hablaban por horas de demonios. Si tan solo los cuatro supieran que ya no volverían a estar juntos unos veinte y tantos años después.

*******

Al llegar a la biblioteca, Alec se obligó a no pasar por ese libro que contenía las fotografías de su familia, las había dejado ahí para cuando necesitará desahogar todo ese dolor.

Suspiró y se sentó en el sofá, su favorito, junto a las ventanas que daban a la ciudad. El sol golpeaba el cristal de los edificios, los rayos iluminando la biblioteca.

        Miraba la ventana, todavía faltaba una hora para que todos se encontraran con él en la biblioteca.

       Fue mala idea, los recuerdos lo empezaban a golpear con fuerza. A veces se arrepentía de haberse quedado en Nueva York después de que Jace y Clary fueran asesinado, se sentía solo, como si le hiciera falta una parte de él. Sabía que no estaba solo, tenía a sus hijos, a su hermana, a sus sobrinos y amigos... Incluso a su madre, aunque no la viera seguido. 

       Sin duda esa horrible soledad y falta de algo era por la muerte de Jace. No sabría si alguna vez superaría su muerte, no solo era su hermano, también su mejor amigo. Su parabatai.

       Siempre se dijo que daría su vida por la de él, eso era lo que debían de hacer los parabatai pero más que eso lo haría porque lo quería, había pasado tantos años siendo parabatai que cada vez que pensaba en que él podría estar en peligro le producía un horrible golpe en el estomago.

        Ahora que él no estaba ahí... Se sentía solo. Vacío.

        Sabía que gran parte de ese sentimiento no solo se debía a la muerte de su parabatai, también a alguien más. Detestaba decir su nombre, escucharlo, siquiera pensar en aquella persona... Aquel hombre que todavía amaba y no podía sacar de su cabeza la mayoría del tiempo.

       Magnus.

        Él siempre sería la persona que había robado su corazón, que lo había guardado y se lo había llevado cuando se fue... Todavía le pertenecía, siempre le pertenecería.

       Jace lo había ayudado, se había quedado con él, lo había ayudado a seguir viviendo. En esos momentos detestaba ser su parabatai, que sintiera el mismo dolor que Alec sentía. Aunque era obvio que eso también era parte del vinculo, él lo sabía.

       Aunque debía de admitir que su muerte no se había sentido para nada como lo imaginaba, pensaba que sentiría todo a medias, pero ese no era el caso. Aunque debía admitir que no importaba lo mucho que intentara encontrar esa conexión que había estado ahí por años, solo encontraba vació... Perdida.

        Se levantó del sofá, rehusándose a pensar en eso. No era sano y lo sabía, pero no podía reprimirlos, cuando estaban ahí no podía apartarlos.

       Miró de nuevo a la ciudad, recordando saltar de edificio en edifico, en Alacante, en plena guerra, se había sentido tan libre y fuerte. Pero había pasado tantos años desde que había cazado demonios, últimamente ya no salia mucho del instituto.

Cazadores de sombras: Ciudad de misterios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora