Capitulo 30, Que tan fuerte puedes ser

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       Cuando Sophie salió del restaurante de comida china, Amy se levantó del suelo, antes de que su amiga se diera cuenta de lo que había pasado, siquiera pensar otra cosa. Todo el camino hasta el instituto, Amy se la pasó pensando en lo que había dicho aquella hada, estaba cansada y seguía triste, aunque cuando Soph le hablaba ella pretendía estar bien, feliz, aunque probablemente ya se había dado cuenta de que no lo estaba.

       Al llegar al instituto, Amy se giró hasta Sophie dispuesta a decirle, pero no salieron las palabras. Ambas fueron hasta la cocina y comieron arroz, rollos primavera y pollo agridulce. Soph le hablo de lo que habían visto ella y Max en la casa. Después de cenar ambas subieron a la habitación de Amy para hablar, pero ambas terminaron quedándose dormidas.

       Amy al despertarse, despertó a Sophie, ella cayó de la cama completamente cansada. Ella se levantó del suelo y como zombie, con el maquillaje corrido, camino hasta salir de la habitación. Azotando la puerta a su espalda, Amy no pudo evitar sonreír un poco.

       Se levantó de la cama y se dio una rápida y refrescante ducha en el gran baño. Se vistió lo más rápido que pudo, con unos Jeans y botas, una blusa que Soph le regalo de color lila y el único collar que tenía. Se arreglo el cabello en lo alto de la cabeza, no le molesto si estaba mal hecho, solo quería quitarse el cabello de la cara.

       Salió de la habitación con miedo, no quería ver a Daniel. Se odio más por recordar lo que le había dicho, al recordar su rostro cuando le dijo... todo era una gran mentira y ella lo había dicho como si no fuera nada.

       <Le diré la verdad, aunque eso signifique que ya no le importo, él me creerá> pensó, se intentó convencer todo el camino hasta llegar a la cocina. Donde Adam, Alec, Max y Kim se encontraban. Max miraba a Kim constantemente, mientras ella y Alec hablaban de algo. Adam como siempre estaba cocinando algo q que olía maravilloso y probablamente sabía mejor. No había señal de Sophie o Daniel. Max le sonrió a Amy y se acomodó su cabello azul casi negro.

       –Buenos días–la saludo Alec.

       Amy lo saludo con la mano, Alec le dio un trago a su café y le guiñó un ojo. Amy se sentó al lado de Max. Él seguía viendo a Kim de reojo y no se detuvo, Amy debía de admitir que Kim era muy bonita, más que bonita era hermosa, tan hermosa como un tigre... también tan salvaje como uno. 

              Amy se levantó de la silla, se acercó al frutero, cerca de donde se encontraba Adam, todavía cocinando. Amy no se atrevió a ver lo que él cocinaba, seguramente era algo que se veía delicioso. Tomó una manzana y le sonrió al chico, Adam le devolvió la sonrisa.

       –Te ves bien—dijo Adam, se sonrojó–. No es que no te vieras bien antes, siempre te vez bien... perdón.

       Amy se sonrojó y no pudo evitar sonreír.

       –Gracias. Tú también te ves bien.

       Amy pasó a su lado, se puso en puntillas y le alboroto el suave y alborotado cabello castaño. Alec miró a Adam y después miró a Amy, con una sonrisa disimulada, tomó su taza de café y le dio otro gran trago. Amy pretendió que no se había dado cuenta de la sonrisa de Alec y le dio una mordida a su manzana.

       –Ya llegue, espero que no me extrañaran mucho–Amy levantó la vista y se topó con Soph entrando en la habitación.

Cazadores de sombras: Ciudad de misterios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora