Capítulo|5:

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Alana

Dejé unos papeles sobre él escritorio marcando los horarios de mañana,guarde mis cosas en mi bolso y me levanté de la silla para irme.

—Adiós Martijn.—me despedí.

—Adiós.—dijo sin mirarme.

Cerré la puerta y camine por él pasillo,llegué a la entrada del ascensor e Ian estaba charlando con las chicas de la recepción.

—Alana,¿ya te vas?—me miró sonriente.

—Sí,nos vemos.—caminé hacia él ascensor y él vino detrás de mi.

—Puedo llevarte a casa si deseas.—se encogió de hombros,la verdad es que no me vendría mal.

—Si no es molestia Ian.

—Claro que no,vamos.—posó su mano en mi espalda baja y las puertas del ascensor se abrieron, me di la vuelta para apoyarme en la pared debido al mareo que me provoca, a lo que las puertas se cerraban divise la mirada verde y molesta de Martijn.

—¿Estas bien?—agarro mi brazo,asentí.

Las puertas se abrieron y salimos al mismo tiempo,recuperé él aire y nos movimos fuera del edificio para ir hacia él auto de Ian.

—Sube.—me abrió la puerta del bonito mercedes plateado,a diferencia de Martijn que tiene un lamborghini negro.

Me senté en él asiento copiloto y cerró la puerta,me pregunto que habrá pensado Martijn de esto.

—Bien,¿hacia dónde señorita Hale?—sonrío.

—Avenida Viednan,calle Rood.

Avanzó lentamente hasta que nos adentramos a una gran avenida,prendió él estero y empezó a sonar That's what I like de Bruno Mars.

—¿Te gusta Bruno Mars?—me miró.

—Sí,no soy muy fan de él pero me gusta.

—A mi me gusta mucho The weeknd.—asentí sin más.

El resto del viaje quedó en silencio,iba mirando la carretera hasta que llegamos al Naples,él departamento en él que vivo.

—No sabia que vivías en un penhouse.—río.

—Hay muchas cosas que nadie sabe de mi.—le di un mirada desafiante.

—Pero voy a conocerlas si me permites una cena después del trabajo mañana. No espero un no por respuesta.—me guiño él ojo y se fue sin dejarme responder.

Entre al edificio y luego subí las gradas hasta la mitad para tomar poco tiempo en el bendito ascensor. Presione él botón y la maquina abrió sus puertas,subí hasta nuestro piso y las puertas se abrieron dejándome entrar directo a la sala,vi a mi hermano sentando en el mesón bebiendo una botella con agua mientras miraba la televisión.

—Demon.—chillé y corrí abrazarlo,él se levanto y me devolvió él abrazo.—Que sorpresa verte aquí y entre semana.

—Bueno,tenía algunas cosas importantes por decirte y por eso vine.—sonrío.

—Bueno,mientras preparo algo de cenar puedes ir contándome algo.—encogí de hombros.

—Vamos a comer una pizza mejor, así manejarás tu nueva bebé.—fruncí él ceño.

—No entiendo,¿me compraste un coche?—hablé con emoción y mucha intriga.

—No,yo me compre un coche y él mío será para ti.

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