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Capítulo|42:

Alana

Llegué a la oficina y entré a esta para empezar con otro día de trabajo más, ahora solo trabajo hasta las dos de la tarde ya que Martijn lo vio bueno para ambos salir temprano y descansar, el porque no quiere enfermarse de estrés y yo porque debo cuidar a Praya además ya falta menos de un mes para que el albergue este terminado, luego van a pintar y acomodarlo por completo para inagurarlo en diciembre. Me senté en el escritorio para hacer todas mis actividades y las de Martijn.

—Hoy hay muchas cosas por hacer.—hablé en un suspiro.

La puerta se abrió y miré para ver quien había entrado, lastimosamente era Molly, no la veía desde que se desmayo aquí presisamente hace unas dos semanas y media, rodé los ojos y me levanté.

—Martijn no ha llegado.—hablé.

—Voy a esperarlo aquí.—señaló el sofá.

—Lamento mucho tener que correrte pero tiene una reunión en veinte minutos, no puedes quedarte aquí.—exclamé.

—Pues cancélala, eres su asistente debe atender primero a la madre de su hijo, suficiente tenemos en que no pasará tiempo con el cuando nazca para que no nos tome en cuenta aunque sea estando adentro y sin nacer .—dijo en tono amargado.

—Lo siento no puedo hacerlo sin su consentimiento, así que otra vez y amablemente te lo voy a pedir por favor sal de aquí.—señalé la puerta.

—Ya te dije que no me voy a mover, ¿no entiendes? ¿eres sorda?—rodó los ojos, sacó su teléfono y empezó a escribir cosas en el.

—Como sea, si llega el y te trata mal no es mi culpa, quise hacer las cosas por las buenas pero por lo visto la que no entiende eres tu.—me acerqué a ella y la tomé del brazo.

—Suéltame, ¿no te basta con quitarle el padre a mi hijo?—exclamó gritando, la solté y la miré con enfado.—Sí, tú le quitaste a mi hijo su figura paterna, por tu maldita culpa él no va crecer con su padre ni pasará tiempo con el, la típica historia del niño que recibe solo dinero de su padre más no amor y atención y todo por tipas como tú, por eso es que tenemos problemas en la sociedad y los niños están como están, por tipas como tú, que arrebatan el amor de sus padres.

—Molly estás equivocada.—hablé en un susurro, sus palabras me dolieron bastante que hizo que llorará de la frustación y la culpa a la vez.

—No no estoy equivocada, es la verdad y la verdad duele, si tu hubieses dejado a Martijn todo hubiese sido mejor, este niño crecería con su padre presente, crecería con una familia unida y no destruida por otra acostúmbrate porque te lo voy a repetir las veces que te vea para que se quede en tu conciencia lo que has hecho.—negó molesta.

Ya no quería seguir escuchándola así que me salí de la oficina en marcha a donde sea, lo último que pude ver antes de salir del piso fue a Martijn llegando a la oficina. Me fui a la cocina para tomar un poco de agua o algo que calmará mi sentimiento de culpa y frustación por no poder defenderme.

—¿Alana?—Lila entró a la cocina y se acercó a mi, dejó su bandeja en la mesa y me dio un abrazó. —Calma linda,calma.

—No puedo.—negué.

—¿Qué paso? Cuéntame.—se sentó y la seguí.

—Molly entró a la oficina y me dijo muchas cosas que me lastimaron, me está culpando porque su hijo crecerá sin un padre y que yo destruí la familia de su hijo al regresar con Martijn.—sollocé.

—No le hagas caso Alana, ella muy bien sabía que Martijn no iba a querer al niño así que no es culpa tuya que el no vaya a cuidar de su hijo en el futuro.—acarició mi cabello.