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Dabi se encontraba en su habitación tumbado en la cama, intentando conciliar el sueño, cuando de pronto escuchó la puerta de su habitación abrirse. Se giró hacia ella para ver quién había osado entrar sin su permiso, encontrándose a su rubia compañera de la liga de villanos.
- ¿Que quieres? - preguntó un tanto molesto.
- Me aburro - dijo Himiko con una sonrisa y sus mejillas sonrojadas mientras se acercaba a él a paso lento.
- ¿Y?
- Vamos a jugar un poco, anda.
- Hoy no me apetece - dicho esto se dio la vuelta, dándole la espalda a la rubia.
Himiko se sentó en la cama y comenzó a acariciar el brazo parcheado del chico. Después se acercó a su oreja y le susurró las siguientes palabras.
- No te hagas el duro, se que tu también lo deseas - dijo para después morderle el lóbulo de la oreja, proporcionándole un gemido. - ¿Ves?
- Eres una pesada - se defendió Dabi mientras apartaba el rostro de la chica.
Sin embargo, Himiko no se rindió, más bien sonrió ampliamente mientras ponía en marcha el plan que se la acababa de ocurrir. Bajó su mano rápidamente hacia la parte íntima del joven y comenzó a acariciarlo por encima del pantalón, haciendo que Dabi soltara leves gemidos de placer.
- ¿Aun sigues resistiéndote? - preguntó la joven con sus mejillas sonrojadas y con una sonrisa pervertida.
- T-te vas... a arrepentir... d-de esto - dijo entre gemidos.
Himiko en cambio no paró, más bien se rió y metió su mano por debajo del pantalón y de los boxers, pudiendo, de esta manera, tener un mayor acceso al miembro viril de su compañero. Comenzó a acariciarlo de arriba a abajo a la vez que proporcionaba suaves apretones que excitaban al chico.
- Ya me he cansado - soltó Dabi para después apartar la mano que estaba en sus pantalones y agarrarla de la cintura para ponerla debajo de él. - Te lo advertí.
- Lo se - rió Himiko, - demuéstrame de lo que eres capaz - dicho esto, lo agarró de la camiseta y lo atrajo hacia él para después besarle con pasión y lujuria.
Dabi correspondió al beso y comenzó a adentrar sus manos por debajo de la camiseta de su compañera, acariciando su piel poco a poco mientras subía hacia sus pechos, los cuales estaban desnudos debido a que no llevaba puesto el sujetador. Los acarició y estrujó, deleitándose con los gemidos de Himiko. Ésta tampoco se quedó atrás y comenzó a adentrar sus manos por debajo de la camiseta de Dabi, pudiendo, de esta manera, acariciar su abdomen.
Se separaron por falta de oxígeno y el chico bajó hacia su cuello para comenzar a morderlo y succionar de una manera que volvía aun más loca a su compañera. Una vez terminó con el cuello, le quitó la camiseta a la joven, dejando sus pechos al descubierto. Los observó, mientras se lamía los labios, para después acercarse y meter uno de ellos en su boca, lamiéndolo y mordiéndolo, a la vez que masajeaba el otro con su mano.
Himiko comenzó a gemir aun más fuerte cuando notó la mano libre de su compañero adentrarse por debajo de sus bragas, acariciando lentamente su parte íntima.
- E-entra de una vez - dijo la rubia entre gemidos.
- ¿No querías jugar? Pues es mi forma de jugar - dijo mientras adentraba uno de sus dedos en su interior, haciendo que soltara un fuerte gemido. - Me gusta ver como sufres por la necesidad de sentir placer - metió un segundo dedo, para después comenzar un vaivén lento que enloquecía a Himiko, quién se estaba desesperando, pues quería dejarse de rodeos y que entrara dentro de él.
Dabi metió un tercer dedo y comenzó a embestirla rápidamente mientras lamía los pezones erectos de su compañera. Al cabo de un rato notó como las paredes de ella se contraían, dando la señal de que estaba cerca del orgasmo, por lo que sacó sus dedos antes de que eso ocurriera, dejando a la rubia con las ganas.
- Eso ha sido malvado - dijo Himiko con la respiración agitada.
- No voy a dejar que te vengas todavía, esto solo acaba de empezar - dicho esto se deshizo de la ropa sobrante, dejando a ambos totalmente desnudos.
Abrió las piernas de la rubia y se acomodó entre ellas para después entrar en ella de una sola estocada. Como ninguno de los dos eran virgen, ya tenían bastante experiencia, por lo que Dabi no esperó ni un segundo para comenzar a embestirla con fuerza, haciendo que la cama chocara contra la pared.
Himiko enredó sus piernas en las caderas del chico, haciendo más profundo las estocadas, mientras que se agarraba a su espalda y gemía cada vez más fuerte. En la habitación solo se escuchaban los gemidos por parte de los dos y sus cuerpos chocar una y otra vez.
Dabi salió de ella para ponerla a cuatro patas y volver a embestirla con fiereza, agarrándola de las caderas. Se inclinó y comenzó a lamer y besar la espalda de la chica mientras hacia cada vez más profundas las embestidas. Himiko, en cambio, se encontraba gritando el nombre de su compañero debido al tremendo placer que éste le proporcionaba, a la vez que agarraba con fuerza las sabanas.
- ¡Ah! No... puedo... m-más... - logró decir la rubia entre jadeos.
- Y-yo... tampoco...¡Ah!
Unas estocadas más y ambos se vinieron casi al mismo tiempo, dejando a los dos exhaustos. Dabi salió de ella y se tumbó a su lado con la respiración agitada. Himiko se acurrucó junto a él y lo abrazó apoyando la cabeza en su pecho.
- Cuanto tiempo sin tener una noche como esta - dijo con una sonrisa dibujada en sus labios. - Ya sabía yo que tu también querías.
- Me tentaste, eso es trampa - se defendió.
- Si si.
Dabi se acomodó, devolviéndole el abrazo a su compañera, quedándose dormido minutos después, al igual que ella.
