Muy buenas a todos, os aviso de antemano que en esta historia puede haber incoherencias con el anime, pero soy consciente de ello y debía hacerlo así para que este shot tuviese sentido. Así que os pido que evitéis comentar cosas como "Esto no puede pasar", "En el anime decía que tal y tal", porque los ignoraré tanto como a los testigos de Jehová :)
Dicho pues, disfrutad de este capítulo de Halloween lleno de tantas desgracias 😈 (cualquier falta ortográfica/gramatical que veáis ponedlo en comentarios 💜)
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Hange observaba a la chica que le gusta con el ceño fruncido. Estaba hablando con Levi y eso le desagradaba. Sabía que el capitán tenía su sex-appeal y que prácticamente todas, y todos, babeaban por él. Por eso odiaba que (Nombre) hablase con él, lo último que quería era que se la robasen. Quería hacer algo para arreglarlo, ya no podía aguantarlo más. Una sensación de adrenalina e ira se apoderó de ella. Ya no se quedaría a observar como una simple espectadora; pondría en marcha su plan para cautivar el corazón y el cuerpo de aquella mujer.
Lo que ella no sabía era que ya tenía su corazón, pues sus sentimientos eran correspondidos y justamente estaba pidiéndole consejo a Levi para declararse. Fue una pena que no lo supiera de antemano, pues los acontecimientos que ocurrieron aquella noche parecían ser dignos de una película de terror...
Hange cogió un cuchillo que había en la cocina, uno afilado preparado para cortar la carne, y caminó hasta la primera habitación en la que se encontraba su primera víctima: Eren. Si, para ella esa persona también era un obstáculo en su camino; cualquiera que sonriese a la chica que amaba era un obstáculo.
Con una sonrisa sádica y sus ojos inyectados en sangre, abrió con sigilo la puerta de la habitación y se acercó al cuerpo durmiente del moreno. Con sumo cuidado de no despertarlo, le tapó la boca con un trapo, para evitar que intentase morderse, y le puso el cuchillo en el cuello, justo antes de abriese los ojos por la sorpresa. Intentó zafarse del agarre de la chica, pero esta fue más rápida y lo tumbó boca abajo, aprovechando para atarle las manos con algo de dificultad, pues el joven no paraba de moverse.