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El pelinegro terminó de comprar las cosas que necesitaban y se giró, buscando a una de sus compañeras, pues Raphtalia y Filo se habían quedado en el lugar donde se alojaban. Buscó a (Nombre) hasta visualizarla junto a dos chicos que hablaban con ella. Naofumi frunció el ceño lleno de celos y se acercó a ellos cuando vio que uno de ellos le cogía del brazo, pero ella intentaba zafarse.
Cogió el brazo del chico y lo retorció un poco, sacándole unos quejidos.
— Tocas a mi chica de nuevo y te quedas sin brazo — (Nombre) se sorprendió demasiado, pues le había dicho "su chica" y además... Jamás lo había visto así de violento.
Los chicos que estaban molestándola salieron corriendo, dejándolos solos y en un silencio algo incómodo. Naofumi se giró para verle a los ojos completamente serio, pero no dijo nada, solo comenzó a caminar hasta donde se alojaban. Ella le siguió sin decir nada, pues no entendía su comportamiento.
Una vez llegaron, el chico la cogió del brazo y la llevó hasta la habitación de él.
— ¡Me haces daño! — se quejó la chica apartando su brazo con brusquedad. Miró al chico con el ceño fruncido, encarando su mirada seria y fría — ¿Qué cojones te pasa?
— ¿Por qué dejaste que te tocaran?
—¿Ah? — ella alzó una ceja y chasqueó la lengua. — ¿Te crees que me dejé? Yo les dije que no quería saber nada de ellos, que tenía que buscarte. No hacía falta que tú... — en ese momento, al recordar las palabras que les dijo a los chicos, se sonrojó, suavizando su expresión.
— ¿Qué yo qué? Esos tíos no iban a dejarte en paz — no obstante, el pelinegro no suavizaba su expresión.
(Nombre) apretó los puños y lo miró a los ojos confundida y dolida. ¿Por qué era así de frío con ella? Con Raphtalia y Filo era más cálido...
— Yo puedo defenderme sola. Ahora sí me disculpas, voy a volver a mí habitación — intentó pasar por al lado suya, pero el pelinegro le impidió el paso poniendo un brazo delante suya. Ella le miró con el ceño fruncido — no me jodas, Naofu-
Abrió los ojos sorprendida al sentir los labios de él posarse sobre los suyos. Sintió sus piernas flaquear y su mente nublarse. No le dio tiempo a corresponder, porqué él se separó unos segundos después.