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Una chica de cabellos rosados y ojos rojos como la sangre huía de unos hombres que no dejaban de perseguirla. Corrió con todas sus fuerzas por el bosque hasta que se chocó con algo, o más bien alguien.
— ¡Mira por dónde andas! — escuchó una voz malhumorada gritar. Iba a pedir perdón cuando escuchó la voz de los hombres a su espalda.
— ¡Ven aquí maldita zorra! — la chica asustada se escondió detrás de aquel chico con el que había chocado. — Nos perteneces, tú familia te vendió y ahora eres nuestra mercancía. ¿Podrías darnos a esa chica? — esto último se lo dijeron al chico que estaba delante de ella.
Se lo pensó dos veces y cogió a la chica de los hombros para posicionarla delante de él.
— Toda vuestra, me importa una mierda lo que hagáis con ella.
— ¡¿Qué?! — la chica asustada y con lágrimas comenzó a intentar soltarte de aquel extraño, hasta que un dragón dorado apareció y se posicionó delante de ella.
La chica lo miró con asombro, pues el dragón estaba gruñendo a aquellos hombres que querían llevársela.
— ¿En serio, Jack? ¿Quieres proteger a esta fea? — se quejó el hombre desconocido. (Nombre) vio como el dragón asintió. El chico que antes quería entregarla suspiró y se posicionó al lado del dragón. — Bien, cambio de planes. No os la llevaréis y si intentáis lo contrario... — Jack gruñó con fiereza enseñando sus afilados dientes al mismo tiempo que aquel chico desconocido con el cabello rubio sacaba unos afilados cuchillos de su pantalón de piel.
Los hombres los miraron con terror y salieron corriendo sin pensarlo dos veces. La chica los miró con asombro y más cuando el dragón se giró a ella y se acercó con timidez. La chica levantó la mano con cuidado y la posicionó en su cabeza, acariciando sus escamas. Sonrió al ver como Jack le estaba gustando.
— Le has caído bien desde el primer momento que te vio — escucho decir a aquella persona que lo había salvado. Lo miró sin dejar de acariciar al dragón. — Mi nombre es Bakugou Katsuki, y soy el rey de los dragones.
(Nombre) se quedó más asombrada al escuchar eso. En el pueblo donde ella vivía había oído hablar sobre una aldea que vivía con dragones, pero jamás pensó que fuera real, hasta ese día.
