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— ¡Ven aquí maldito mocoso! — gritó furioso un rubio de ojos escarlata.
— ¡Inténtalo, viejo! — le contestó entre risas un niño de ocho años idéntico a él, pero con el cabello castaño.
Ambos se encontraban en una persecución, debido a que el más pequeño le había quemado al mas mayor su camiseta con su quirk.
— ¡¿Qué demonios hacéis?! — gritó una voz femenina proveniente de la cocina. La chica dejó de hacer lo que estaba haciendo para dirigirse al salón, donde se encontraban los causante de todo ese jaleo. Éstos dos se tensaron al escucharla y se pararon en seco, mirando como se acercaba a ellos.
— No pasa nada, fea, solo es este mocoso que no deja de joder — dijo el rubio con una vena hinchada en la sien.
— Eso es mentira, mami — se defendió con un puchero el niño mientras corría a abrazar las piernas de su madre.— Papi es malo conmigo — dijo con un tono muy dulce.
(Nombre) no aguantó tanta ternura y se agachó para cogerlo en brazos y depositar un beso en su mejilla.
— ¡Maldito mocoso mentiroso!
— ¡Katsuki! Tranquilo, es solo un niño que ha heredado tus genes, tienes que ser más paciente con él — dijo con la intención de tranquilizar a su esposo.
— ¡¿Como voy a tranquilizarme si ese mocoso me ha jodido mi maldita camiseta?! — dijo señalando a su hijo, quién le sacó la lengua como burla.— ¡Hijo de tu sexy madre!
La chica al escuchar esas palabras dirigió su mirada hacia los de su hijo.
— Lo que has hecho ha estado muy mal, Haru. No debes descargar tus explosiones en las cosas de tu padre — si, el niño había heredado el carácter y el quirk de su padre, lo único que heredó de su madre fue el color de cabello.
— Está bien mami, no lo volveré a hacer — dijo el niño con un puchero, por lo que su madre sonrió y le dio un beso en la frente, haciéndolo sonreír. — Esta vez no te castigaré pero a la próxima si, ¿entendido? — Haru asintió y su madre lo dejó en el suelo. — Ahora discúlpate con tu padre.
El niño bufó y se acercó a regañadientes a su padre.
— Lo siento mucho, papi — dijo mirando al suelo con un puchero.
A Katsuki se le hizo tan adorable que su mal humor se fue, por lo que se arrodilló a la altura de Haru y le dio un beso en la frente, haciendo que éste lo mire a los ojos.
