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Ser la novia de un oficial de policía que, encima, es medio vampiro, no era muy fácil. ¿Por qué? Pues, simplemente cuando estábamos solos en la noche, intentando... Pues... Ya sabéis... Hacer eso que hacen las parejas cuando están solas y calientes... Pues, cuando lo intentábamos, siempre ocurría algo. Y cuando digo siempre, es SIEMPRE. Literalmente, no ha habido ni una vez que no nos interrumpieran. Casi siempre era por qué aparecía un jodido vampiro a hacer de las suyas y él tenía que irse a hacer su trabajo. Las otras veces era... Por culpa de mi trabajo, pues era doctora y a veces me llamaban para alguna emergencia.
¿Cómo diablos se podía tener tan mala suerte? Es que no me lo explico. Por ello, esa misma noche que él iba a dormir en mi casa, apagué mi móvil y me puse lencería sexy. Nadie iba a interrumpirnos esta vez. ¡Lo juro por la persona que inventó el anime!
El timbre sonó y caminé hasta la puerta, abriéndola para encontrarme tras ella a mí novio, con sus típicas ojeras y una camisa negra y pantalones vaqueros. Se veía realmente guapo. El negro le quedaba muy bien gracias a su piel. Él se me quedó mirando, pues llevaba puesto un vestido rojo de tirantes que me llegaba por la mitad de los muslos. Sonreí y me eché a un lado para dejarle pasar.
Una vez apartó su mirada de mi cuerpo, entró, cerrando la puerta tras de sí. Me miró de arriba a abajo otra vez, para luego mirarme a los ojos.
— Cariño, deja de comerme con los ojos que no vamos a llegar ni a la cama — comenté con una leve risa, haciéndole sonrojar un poco.
— Lo siento, es que... Hace tanto que no te toco que no puedo aguantarme... — se acercó a mí lentamente, para así acariciar mi mejilla con su fría mano. — Estás tan preciosa... ¿Cómo quieres que espere? No sabes lo que me está costando controlarme para no hacerte el amor ahora mismo.
Sonreí y acaricié mi mano con la suya, besando su palma y volviéndola a posicionar en mi mejilla.
— No estás llevando muy bien la falta de sexo — susurré sobre sus labios.
— No es la falta de sexo lo que me está matando, sino las ganas que tengo de sentirte — admitió con voz ronca, provocándome un escalofrío.
Sus labios se juntaron con los míos en un lento y dulce beso lleno de sentimientos y amor, pero fue subiendo de tono a cada segundo, sintiendo como sus brazos envolvían mi cintura y me acercaban a él. Mis manos se posicionaron en su nuca y lo acerqué a mi, haciendo el beso más profundo e intenso, sintiendo como mi cuerpo reaccionaba a cada una de sus caricias. Gemí durante el beso cuando sus brazos me apretaron más hacia él, juntando nuestros cuerpos lo máximo posible. Aprovechó ese momento para meter su lengua y entrelazarla con la mía.
