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Estaba preocupada, y era normal, llevaba siete meses de novia con Akabane Karma y en ningún momento habían cruzado la línea... Ni siquiera toqueteos. Eso no era normal, por lo menos no con gente con tanta confianza como él. ¿Acaso no le parecía atractiva? O peor aún... ¿No sentía lo mismo? Después de todo fue ella la que se declaró y su respuesta fue un simple «Guay, entonces quieres que salgamos?». Esa contestación no le transmitió muchos sentimientos, pero en ese momento ella pensó que si él había aceptado sus sentimientos, entonces podría llegar, con el tiempo, hasta el fondo de su corazón. Eso pensó ella, pero durante su relación lo más íntimo que han hecho han sido besos con lengua y apasionados, pero nada más.
Tenía miedo, de verdad que lo amaba y todos los momentos que había pasado con él, tanto citas a solas, quedadas con amigos o incluso momentos de estudio, habían sido los mejores recuerdos de su vida. No quería perder eso, no quería perderlo. Sin embargo, no podía más, prefería romper y quedar como amigos que seguir forzándole a estar con ella.
Con eso en mente, y sus manos temblando de los nervios, entró a la clase E con una sonrisa como siempre, solo que esta vez era forzada.
— ¡Buenos días, (Nombre)! — le saludó su buena amiga Rio.
— Buenos días — intentó sonar alegre, pero la chica lo notó.
— ¿Ocurre algo?
Abrió la boca para explicarle a su amiga su preocupación, pero el sonido de la puerta abriéndose la interrumpió.
Se giró y pudo ver a su novio entrar al salón. Éste la vio y, con una sonrisa en los labios, se acercó a ella y besó su mejilla.
— Buenos días, preciosa.
No le dejó contestarle, pues ya había caminado hacia su mesa. Lo miró por unos segundos, apretando el borde de su chaqueta.
— No es nada — contestó a la anterior pregunta de su amiga y, antes de que pudiese preguntarle de nuevo, se encaminó hacia su sitio.
Por suerte, segundos después llegó Koro-sensei y no fue interrogada a preguntas. Prefería no decir nada por si al hacerlo se arrepentía de lo que quería hacer. Iba a hablar con Karma si o si, nada ni nadie se lo iba a impedir.
