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Era de día y mi hambre no me dejaba seguir durmiendo. Intenté levantarme, pero mi adorado novio me tenía bien agarrada de la cintura y tampoco quería despertarlo. Observé a Ichiro por si se había despertado e intenté levantar su brazo, pero lo único que conseguí fue que me acercara más a él.
— ¿A donde pretendes ir tan temprano, pequeña? — preguntó con una sonrisa en los labios, abriendo los ojos para mirarme.
— ¿Temprano? Son las 12 Ichiro, ya es tarde y tengo hambre — respondí con una sonrisa divertida.
— Mmm yo te puedo dar de comer otra cosa — bromeó, acariciando sus labios contra los míos pero sin llegar a besarme.
— I-idiota... Tengo hambre de verdad... — se rio al verme roja y me besó dulcemente la frente.
— Está bien, no te muevas — me guiñó el ojo y, tras ponerse un pantalón, se fue, dejándome en la habitación sola.
Miré a mi alrededor en busca de alguna camiseta, pues estaba completamente desnuda, hasta que localicé una de Ichiro.
Me levanté, me la puse y me volví a sentar en la cama, tapando mis piernas. Al menos tendría la parte de arriba tapada.
Minutos después entró mi novio con una bandeja. Había traído tostadas y zumo para los dos.
Cerró la puerta y dejó la bandeja frente a mí.
— Oh, desayuno en la cama, que bien me cuidas ~
— Yo siempre cuido a mi novia — me sujetó suavemente la barbilla y me besó los labios —, pero te ves mejor sin camiseta — susurró sobre ellos una vez terminó el beso.
— ¿Acaso quieres otra ronda después de lo de ayer? — bromeé.
— ¿Por qué no? — siguió mi broma, haciéndome sonreír.
— Primero almorcemos y luego ya veremos.
— Lo que mi novia diga — dicho eso, me besó la mejilla y se puso a comer sus tostadas, sentado a mi lado.
Estuvimos hablando durante la comida hasta que terminamos y él dejó la bandeja a un lado, dejando la cama libre.
— ¿Puedo preguntarte una cosa? — comenté en el momento que sus manos quedaron libres.
