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Aoyama se sentía bien, había encontrado una persona a la que podía tocar, a parte de su novia. Estaba feliz porque una cosa y la otra lo consideraba diferente. Tocar a su novia era algo que nunca le molestó, por el simple hecho de que se enamoró de ella y lo único que deseaba era poder besarle, sin importarle los microbios o bacterias que podrían estar en su cuerpo, cuando estaba con ella se olvidaba de esas cosas.
En cambio, la otra chica a la que podía tocar sin que su problema con la limpieza apareciese era un desconocida, una chica que ni era su amiga, por eso se sentía curioso de saber el por qué, de experimentar la vida escolar, pues su novia estudiaba en otra escuela.
No pensó en las consecuencias de sus actos, pero comenzó a hacer cosas con ella, cosas que no podía hacer con sus amigos por culpa de su obsesión con la limpieza. Jugó con ella al pulso, chocó los cinco, permitió que lo tocase en el hombro o cualquier cosa que sus amigos no podían hacer. Esto conllevó a generar rumores, rumores que llegaron hasta la escuela de su novia, incluido el que decía que Aoyama había invitado a una chica a verle jugar en un partido y que al parecer era la chica que le gustaba.
Cuando esas palabras llegaron al oído de (Nombre), sintió un malestar en su pecho. Necesitaba ir para verlo por sí misma. Por tanto, fue al partido, siendo testigo del momento en el que él le choca los cinco a esa chica, el momento en el que la gente comenzaba a cuchichear de que le gusta a Aoyama, el momento en el que los ojos de él se juntan con los llorosos de su novia, situada tras ellos.
El pelinegro no se lo pensó dos veces, verla allí lo emocionó. Se acercó con un brillo de alegría en sus ojos, pero desapareció en el momento que vio caer la primera lágrima en los de ella.
— ¿Por qué no me dijiste que tenías partido? ¿Por qué no aclaras los rumores que hay entre tú y esa chica? Mis amigas piensan que me estás poniendo los cuernos y me toca explicarles que no podrías, que confío en ti y que aunque quisieras no podrías tocar a nadie... — las lágrimas dejaron impactados a todos, pero al que más fue al chico frente a ella.
— No sabía de los rumores... — y era cierto, no se fijó en lo que decía la gente — y tenías clase... No quería molestar...
— Sabes que me encanta verte jugar al fútbol... — respondió mientras se limpiaba las lágrimas que no paraban de salir —. A veces pienso que estás conmigo porque soy la única a la que puedes toc- Mmhp...
Aoyama no podía más, no podía seguir viéndola así y comenzando a decir tonterías, por eso mismo la calló con un beso, uno que la dejó impactada tanto a ella como a todos los espectadores, pues es normal, Aoyama, la persona que evitaba a toda costa que le tocasen un solo pelo, estaba besando a una persona en los labios y parecía que no tenía ningún tipo de asco.
— Tú eres la única a la que puedo hacerle este tipo de cosas — susurró sobre sus labios una vez que se separó de ellos.
Le limpió las lágrimas con los pulgares y la abrazó.
Literalmente todos estaban sorprendidos y con la boca abierta.
— Te amo — dijo Aoyama así sin más, sin importarle que otras personas estuviesen escuchando y mirando la situación.
Todos soltaron un "oohh" haciendo que la chica se pusiera más roja que un tomate.
— Y perdón por no haberte avisado y no haberme dado cuenta de la situación — siguió hablando como si nada.
— A-aoyama... ¿N-no podemos hablar en un sitio m-más privado? — preguntó sin apartarse en ningún momento de su pecho.
— Oh, entiendo ¿Quieres hacer cosas pervertidas para arrrgl-?
— ¡No es eso! — gritó avergonzada tras taparle la boca a su novio con sus manos, evitando que siguiera hablando.
Sin embargo, todos lo habían escuchado.
— Espera un momento... ¡¿Aoyama ha hecho ese tipo de cosas con alguien?! — preguntó Kaoru sin poder creérselo.
(Nombre) no pudo soportar tanto el cuchicheo. Cogió la mano de su novio y se lo llevó a otra parte en la que pudieran hablar a solas.
— Ahhh ¿Por qué has dicho aquello? — preguntó una vez dentro del vestidor, tapándose la cara de la vergüenza—. Ahora no puedo mirar a mis amigas a la cara, mucho menos a tus amigos. Cada vez que vaya a ver un partido tuyo me vendrán sus caras de sorpresa a la cabeza.
— Pero... Es la verdad. Además, esas cosas las hacen las parejas — comentó el chico sin comprender la situación.
— S-si, pero... Ahh, da igual — suspiró, apartando las manos de su rostro.
Se quedó de piedra. Su novio estaba muy cerca suya, mirándole a los ojos con ese rostro serio típico de él. No pudo evitar ponerse nerviosa. Era demasiado guapo y su mirada muy intensa.
— ¿Sigues molesta por... lo de antes? — preguntó algo desanimado, más ella negó.
— Comprendo que no te diste cuenta de la situación, pero... Sí me siento decepcionada... Parecía como si no quisieras que supiera nada de ella ni del partido... — sonrió forzosamente, para que pareciese una broma, más no le salió muy bien la sonrisa.
— No era mi intención — llevó una mano a su mejilla, acariciando con suavidad —. Me encanta que me veas jugar, si no te avisé fue porque estabas en clase.
— Aoyama, sabes que me salto cualquier clase por solo verte jugar.
— Pero eso no está b-
— Shh, yo decido lo que está bien o mal para mí — lo interrumpió poniendo un dedo en sus labios.
El pelinegro frunció el ceño, sacándole una sonrisa a su novia.
— Entonces... — apartó el dedo y puso las manos tras la espalda —. ¿Ella no es más que una amiga?
— Correcto. Ella es una amiga a la que puedo tocar sin que mi problema aparezca. No sé por qué — vio la sonrisa de la chica temblar por un momento, así que decidió añadir algo más —, pero no es porque ella me gusta — cogió sus mejillas y se inclinó, juntando sus narices —, sólo me gustas tú...
Dicho eso, la volvió a besar. Este beso duró más rato, pues ni él ni ella querían separarse.
Las manos del pelinegro bajaron a su cintura y las de ella subieron a su cuello, profundizando más el beso.
Ahora que por fin se habían aclarado los rumores, aparecieron otros relacionados con Aoyama y (Naomi), pero a ninguno les importó, es más, cada vez que algún miembro de su equipo preguntaba por ella, él simplemente decía que era su amada novia.
