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NOTA: Perdóname si este oneshot no es de tu agrado, pero jamás he jugado a este juego y por tanto se cero del personaje. Además, la información que dan de él no es que ayude mucho en hacer una historia xD Así que lo he hecho sin entrar mucho en su historia xD
Kayn estaba asombrado con aquella chica. Jamás había conocido a una mujer tan valiente y fuerte como ella. Cuando la vio por primera vez en el campo de batalla manejando con habilidad y sutiliza su espada se quedó asombrado y sintió algo en su estómago. En ese momento pensó que era hambre, pero con el paso del tiempo y conociendo mejor a la chica, llegó a la conclusión de que estaba enfermo.
— ¿Ocurre algo, Kayn? — el nombrado miró a (Nombre), quién lo observaba con preocupación, pues se había quedado quieto de repente mientras acariciaba su barriga. — ¿Por qué te tocas tanto esa zona? ¿A caso estás embarazado? — exageró tapándose la boca, ganándose una mirada feroz por parte de su amigo.
— Que graciosa eres. ¿O es que quieres sentir lo que es quedarse embarazada? — le dijo mientras la agarraba de la cintura y le sonreía de lado.
La de cabellos rojizos se tensó y se sonrojó, pues a pesar de saber que lo decía de broma, en el fondo a ella no le importaría que eso sucediese. Lo apartó y miró a otro lado, desviando la mirada de su compañero.
— No digas estupideces, idiota engreído — se cruzó de brazos y siguió caminando.
Kayn la siguió, volviendo a sentir ese malestar en el estómago. Ya se estaba asustando. ¿Y si se estaba muriendo? No podía quitarse esa idea de la cabeza. Por otra parte, (Nombre) también estaba sintiendo como su corazón latía a una velocidad increíble, hasta parecía que fuera a salirse de su pecho. Respiró hondo y miró de reojo a su amigo, sonriendo al ver su ceño fruncido, pues al parecer estaba muy concentrado pensando en algo que no lo dejaba tranquilo. Le parecía realmente atractivo cuando hacía eso, pero aún más cuando lo veía pelear. Se mordió el labio y sonrió de lado, poniéndose frente a él, el cual se paró de golpe mirándola con una ceja alzada.
— ¿Y si vamos a entrenar un poco? — le preguntó la chica con una sonrisa inocente, pero en el fondo ella solo quería admirar mejor sus bíceps.
Kayn pensó la respuesta por unos segundos hasta que al final aceptó, pues no perdían nada por entrenar un poco.
— Genial — sonrió para sí misma y se puso al lado de él.
Caminaron hasta el campo de entrenamiento, donde cada uno sacó su espada y se puso en frente del otro. Kayn fue el primero en atacar, lanzándose contra (Nombre), quién paró el golpe con su espada sin ninguna dificultad. Le devolvió el ataque intentando golpear con el mango su pierna, pero el chico la paró con una sonrisa engreída. La pelirroja sonrió de lado e hizo un giro para librarse de él y poder ponerse detrás suya a una velocidad casi imperceptible para el ojo humano. Sin embargo, antes de que ella pudiera poner su espada en su cuello, el pie de su compañero golpeó su rodilla, tirándola al suelo. Ella se sujetó de él para no caerse, pero no contó con que él no se sujetó bien, por lo que cayó encima de ella. Las espadas cayeron al suelo a un lado de ellos. La pierna de él estaba entre sus piernas y sus brazos se apoyaban del suelo, uno a cada lado de (Nombre), la cual lo miraba a los ojos con un sonrojo enorme.
El chico, en cambio, sintió aún más fuerte el malestar en su estómago, sintiendo también como su corazón latía demasiado fuerte y rápido. En ese momento pensó en probar algo, por lo que se acomodó encima de ella, la cual lo miró confundida y extremadamente nerviosa. Acercó su rostro al de ella, sintiendo sus respiraciones chocar. Apretó los puños y la besó en un rápido movimiento, comenzando a sentir una sensación muy extraña y desconocida para él.
(Nombre), en cambio, estaba pálida, sorprendida, petrificada, nerviosa, feliz y sentía que le iba a dar un infarto si su corazón seguía latiendo así. No obstante, a los pocos segundos correspondió al beso, moviendo los labios al compás que los de él. Llevó sus manos hacia su cabello y lo apretó, profundizando aún más el beso. Kayn llevó una mano a su cintura y la abrazó, acercando todo lo que pudo el cuerpo de la chica con el de él, ignorando el hecho de que estaban tumbados en la tierra del campo de entrenamiento; por suerte estaban solos.
Se separaron para recuperar un poco de aire y se miraron a los ojos, pero antes de que la chica pudiera decir algo, sus labios volvieron a ser prisioneros de los de él, quién los saboreó con ganas. Mordió el labio de la chica, aprovechando para introducir la lengua dentro, pues quería probar más de ella. (Nombre) intentaba seguirle el paso, pero los movimientos de él eran tan excitantes y rápidos que no podía seguirle el ritmo. Se estaba sorprendiendo de lo bien que besaba ese chico.
— Creo que me has envenenado — susurró de pronto sobre los labios de ella para segundos después morderlos lentamente.
— ¿Y-yo? — preguntó confundida y desconcertada, pues el beso la había dejado atontada.
— Cada vez que estoy contigo siento un dolor en el estómago, además de que mi corazón no para de latir con fuerza. También, ahora cuando te he besado he sentido una sensación muy extraña que jamás había sentido antes. ¿Qué me has hecho?
La chica lo miró sorprendida y confundida. Parpadeó varias veces hasta que se rio con todas sus fuerzas, ganándose una mirada feroz por parte del chico.
— ¡Oye! ¡No te rías!
— Perdón, es que es muy gracioso verte así de confuso — se limpió una lágrima que se escapó por culpa de la risa y lo miró con una sonrisa. — Kayn, lo que sientes es amor. Estás enamorado de mí.
— ¿Yo? ¿De ti? Bah, paparruchas — la chica sonrió de lado y se acercó a su oreja, lamiendo el lóbulo.
El chico se tensó y sintió un escalofrió recorrer su espina dorsal. Miró a su amiga, la cual le sonrió con burla.
— ¿Entonces por qué has sentido eso?
Estaba jugando con él y eso le iba a salir caro.
— Yo también estoy enamorada de ti, idiota — le sacó la lengua, disfrutando del rostro sorprendido de su amigo.
— Mmm — pensó durante unos segundos hasta que sus labios formaron una sonrisa malévola. — ¿Entonces la mejor guerrera está enamorada de mí? Pues tendré que aprovechar el bug — dicho esto se levantó y la cogió como si fuera un saco de patatas.
— ¿Q-qué haces? — preguntó la chica sonrojada y confundida.
— ¿Qué crees que hago? Estoy llevándote a mi casa. Ahora eres solo mía y pienso demostrártelo hasta que no podamos más.
(Nombre) se tapó la cara de lo sonrojada que estaba. Se había metido en un buen lio, pues ahora no iba a poder caminar durante una semana. Esperemos que no tuviera que ir al campo de batalla por qué sino no duraría ni cinco minutos.