NOTA: Antes que nada, me quiero disculpar porqué no he visto el anime y por tanto no conozco la personalidad de este personaje. He buscado información pero ninguna página detalla este aspecto, por tanto lo he hecho a mi manera, espero que eso no afecte mucho en la historia...
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(Nombre) estaba asustada y confusa. Aquel día había comenzado siendo normal, pero de pronto, de un minuto a otro, su pueblo comenzó a ser arrasado y saqueado por malhechores. Nadie de allí tenían las habilidades necesarias para defenderse de gente como ellos, así que no sabían muy bien que hacer, solo les quedaba la opción de escapar. Por ello mismo, la chica de cabello negro fue la encargada de ayudar a sus vecinos a huir del pueblo.
A pesar de parecer una niña, debido a su aspecto de loli, ella era bastante madura e inteligente. Sabía muy bien cómo hacer para que ninguno saliese herido, pero a pesar de ello, no contaba con que los localizaran e intentaran atacarles. (Nombre) se puso frente a ellos, intentando defender con su cuerpo a los demás mientras huían de allí.
Sabía que no tenía posibilidades contra ellos, lo sabía muy bien, pero eso no le echaba para atrás. No dejaría que tocasen a ningún niño o anciano.
Uno de los saqueadores intentó darle un buen golpe en la cara, por lo que ella cerró los ojos esperando el impacto contra su rostro; no obstante, nunca llegó. Escuchó ruidos sordos y quejidos, así que abrió los ojos confundida, quedando asombrada de ver a los villanos echo polvo en el suelo. Había un joven de cabello negro y prendas de piel junto a dos personas más, atando las manos de los malhechores. Ellos les habían salvado.
Iba a darles las gracias, pero las palabras no fluían. El chico de la coleta la miró a los ojos y le dedicó una sonrisa tranquilizadora.
— No tienes qué preocuparte más, ya no harán ningún daño — animó mientras le tendía una mano —. Soy Koga, encantado.
(Nombre) miró a su mano con una sensación de desconfianza, pero de curiosidad al mismo tiempo. Se lo pensó dos veces, pero acabó estrechando su mano; después de todo, gracias a ellos estaban vivos.
— (Nombre), encantada — sonrió de vuelta.
Ambos no cayeron en que ese día iba a ser el comienzo de algo nuevo. Después de aquel incidente, los héroes del lugar ayudaron a arreglar el estropicio causado en el pueblo mientras la chica se encargaba de curar algún que otro herido, pero por suerte solo eran pequeños araños o cosas insignificantes. No obstante, Koga tenía una apuñalada en su hombro, así que él fue el paciente más complicada y herido.
Con cuidado sanó su herida, hablando con él de mientras, pues había comenzando a hacerle preguntas sobre su edad y cosas así, debido a que era bastante bajita. Así fue comenzó una conversación cubierta de bromas.
El tiempo que pasaron juntos fue el suficiente para que algo dentro de sus corazones floreciese. Ninguno comprendía muy bien qué era ese sentimiento, pero sí que sabían que no querían perder el contacto entre ellos, por eso mismo, el chico iba a visitarle todos los días, haciendo que la relación de ambos creciese.
Se hicieron íntimos en poco tiempo. logrando que ese sentimiento aumentase de fuerza y haciendo que se viese más entendible para ambos. Se habían enamorado, pero no tenían ni idea de como hacerle frente a esa situación. Ellos siempre quedaban a solas en el bosque, pero pasaban el rato hablando o caminando mientras se contaban la vida, así que no veían una oportunidad de lanzarse hacia el otro.
Sin embargo, un día dicha oportunidad apareció frente a sus ojos. Estaban jugando en el bosque; ella huía de él procurando que no la alcanzase en ningún momento, pero fue un intento fallido, pues era mucho más rápido y a los cinco minutos ya la tenía a un milímetro de distancia. Justo cuando le iba a agarrar el brazo, ella tropezó y cayó al suelo, siendo seguida por él, que acabó cayendo encima suya.
Lo gracioso e incómodo era que ella había caído de lado en un intento de protegerse con su brazo, así que sus rostros habían quedado a escasos milímetros de rozarse. Se miraron a los ojos, sin decir ni una palabra, confusos e hipnotizados ¿Debían dar el primer paso? ¿Ese era el momento ideal? Ambos pesaban lo mismo y ambos actuaron al mismo tiempo. Inclinaron un poco sus rostros para así poder juntar sus labios en un suave beso, uno que se vio alargado al ver que era correspondido por ambas partes.
— Koga... — susurró la chica una vez se separaron para mirarse a los ojos con un rubor en sus mejillas.
El chico sintió una oleada de calor al verla tan adorable bajo su cuerpo, con su pequeño cuerpo rojo de la vergüenza, pero estremecido por la sensación del beso. No quería apartarse; por fin había obtenido lo que deseaba. La cogió de las mejillas y le volvió a besar.
No necesitaban palabras, no había motivo para aclarar sus sentimientos; con solo ese beso lo dejaban todo claro.
Ambos agradecían el día que saquearon al pueblo, si no fuese por aquello, seguramente nunca se habrían conocido...
