CAPITULO 139

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Narra Willy: Llegamos al centro comercial que le había indicado al taxista, ya había venido aquí antes con Frank y Alexby en dos divertidos viajes que hicimos. 

-Caminábamos por un amplio pasillo rodeado de tiendas de todo tipo y algunos restaurantes, cuando de repente a unos cinco metros de nosotros, una anciana tenía un lío tratando de recoger un pequeño paquete al mismo tiempo que sostenía unas bolsas, Vegetta rápidamente dejó su equipaje a mi lado y se acercó a levantar el paquete y entregárselo, la viejita le agradeció acompañada de una sonrisa, yo lo miraba sonriente lleno de un sentimiento de ternura ante su acción, sentimiento que rápidamente fue reemplazado por lujuria al verlo caminar de nuevo hacia mi, mirándome directamente a los ojos y con esa hermosa sonrisa, cada vez que lo veo observándome se me acelera el corazón, cuando estábamos en Madrid, en su casa o la mía, viendo televisión o haciendo cualquier otra cosa y sentía su mirada sobre mi, algo que continúa haciendo como hace un rato en el taxi, me gusta fingir por unos segundos que no me doy cuenta, pero al final no puedo evitarlo, por qué vuelvo a verlo y su mirada se convierte en mi eterna sonrisa; y es que no me había percatado de lo excelentemente magnífica que le queda esa ropa a mi novio, y es que, no es que no lo hubiese visto o fijado en lo que traía puesto porqué obviamente si, entre el almuerzo con nuestras familias y luego el largo viaje en avión, que en ambos lugares nos la pasamos sentados, bueno a excepción de nuestro candente momento en el baño del avión pero ahí me dediqué a besarlo y no a mirarlo con detenimiento como ahora, sólo hay que ver como le queda esa ropa es tan condenadamente sexy, ese vaquero de color negro, Madre Mía!!! se le marca de forma perfecta a su cuerpo y lo bien dotado que está, me relami los labios al dejar mi vista por varios segundos en esa zona e imaginarlo desnudo y lo que me gustaría hacerle a esa parte suave y dura a la vez, por favor Willy me reprendi, enfocate en lo adorable y guapo que se ve, acompañado de esa bendita camisa blanca que me fascina como le queda, mi Samuel es alto, pero no demasiado, tiene la altura perfecta, lo suficientemente cerca del cielo, lo suficientemente cerca de mí, tiene unos ojos preciosos, con un marrón delirante, con un universo entero dentro de ellos, y lo más hermoso, me miran a mi, él posee un olor embriagante, basta con respirar un poco cerca de su cuello para volverme un adicto, y su sonrisa por Dios, que tiene el poder de desarmarme, empecé a recordar los besos que nos dimos cuando estabamos en el avión, por Dios!! amo la forma en como me besa, besos tan intensos que nunca podría contarle a nadie, pero del tipo de besos que me hace saber, que nunca había sido tan feliz en toda mi vida; aún embobado por su masculina y excitante apariencia 

-Te gustaría comer algo pregunté deseando en realidad comérmelo a besos en este preciso momento.

-A ti, respondió en un susurro mirándome y sonriendo de forma pícara
-Evidentemente no soy el único con mórbidos pensamientos, Ahhh siii pregunté devolviendo la sonrisa
-Volvió a ver en todas direcciones como si estuviera escondiéndose de alguien o que nadie nos estuviese mirando, Sí contestó acercándose a mi rostro y cogiéndome suavemente de la barbilla, mirándome de una instigadora forma al mismo tiempo que mordía su labio inferior, que provoca se me erizen todos los bellos del cuerpo, dejé escapar un suspiro ante sus provocadores gestos y los perversos pensamientos y deseos que se desataron en mi interior, cerré los ojos esperando un beso.
-Pero tendré que esperar para hacerte cositas hasta llegar a nuestro apartamento dijo soltándome y emprendiendo paso nuevamente 

-Abrí los ojos, dejando escapar otro suspiro pero ésta vez ante la desilusión por el beso no recibido y por la espera del apasionante momento de unir nuestros cuerpos al hacer el amor.

-No te quedes ahí, anda date prisa exclamó cuando volvió a mirarme mientras caminaba
-Ya voy expresé descontento, porqué hiciste eso pregunté al alcanzarlo
-Qué cosa?

-Antes de cogerme de la barbilla, volviste a ver en todas direcciones y además creí que me besarías dije en tono desilusionado 

-Amor sabes porque lo hice respondió con una mirada y tono en su voz que denotaban lo tonta que había sido mi pregunta y que no hacía falta una larga respuesta de su parte. 

-Samu, seguro que hay uno que otro fan aquí en Los Ángeles pero hasta ahora hemos pasado desapercibidos, es genial cierto expresé alegremente, sólo observa a tu alrededor, aquí nadie nos conoce, nadie nos mira, podrías follarme aquí justo ahora y a nadie le importaría respondí con sonrisa maliciosa, obviamente exagere en mi ejemplo pensé 

-Ganas de hacerlo me sobran exclamó devolviendo la sonrisa y levantando las cejas 

-Entonces que esperas le reté en broma esperando su reacción

-Por más que ambos queramos no voy a arriesgarme ni siquiera a besarte, no sabemos quien pueda estar mirando, que tal si es alguien que nos conoce 

-Rodé los ojos e hice un puchero ante su negativa a siquiera darme un beso en público, admito que él tiene un poco de razón y también no es que no me importe si nos ven porqué si, la cosa es que me cabrea el hecho de seguirnos ocultando de los fans aún en otro continente donde ingenuamente creí que todo sería diferente 

-Mira exclamó haciendo gesto con la cabeza hacia arriba, refiriéndose a grandes sombrillas que asomaban desde el segundo nivel

-Vamos a ver preguntó
-Si claro respondí secamente, seguía ligeramente cabreado por el asunto de no ser vistos en plan cariñoso

-Al llegar al segundo nivel, observamos una gran cafetería en la que ya estaban varias personas comiendo y un par haciendo fila al fondo donde se encontraba el enorme buffet, el lugar estaba decorado con sillas y mesas de madera, todas en el medio tenían una gran sombrilla blanca cuadrada, sí cuadrada, nunca había visto tal cosa pero se veía bonito, ademas éstas en su parte superior eran adornadas con pequeñas luces blancas que daban un toque delicado, todo el lugar resultaba acogedor y transmitía paz, paz que estaba necesitando muchísimo en este momento para quitarme el cabreo que sentía.

-Que te parece si nos sentamos allá expresó señalando una mesa al fondo del costado derecho  

-Si donde quieras contesté, con el ánimo que ahora tenía, me daba igual donde sentarme, dejamos nuestro equipaje a un lado de la mesa escogida y fuimos hasta el buffet, después de servirnos, regresamos a ella

-Es una cafetería muy chula comentó

-Si lo es contesté y empecé a comer

-Vegetta, sacaba temas de conversación a los cuales yo sólo lo miraba por un par de segundos y movía la cabeza para que supiera que lo escuchaba o a veces contestaba con un simple Sí o con un No, como cuando me preguntó si me pasaba algo.

-Tenía un dilema emocional, ni siquiera estaba disfrutando de la comida por el cabreo que sentía, vamos Willy no actúes borde con tu novio, olvida el cabreo me repetía mentalmente una y otra vez, anda responde más que un SÍ o un No

-Te encuentras bien preguntó

-Volví a verlo moviendo la cabeza de arriba a abajo en señal de un Sí con una media sonrisa y me concentré nuevamente en mi plato de comida, y no es que lo hiciera a propósito sino que en verdad estaba tratando de no iniciar una discusión y poner mi mejor cara y actitud pero en realidad me sentía muy cabreado por toda la situación, no era esto lo que esperaba sentir el primer día aquí en Los Ángeles con él, tampoco tenía planeado hacer un tremendo espectáculo de besos y abrazos, pero la razón principal de mudarnos hasta aquí fue porqué pasaríamos desapercibidos, no ser los reconocidos Youtubers Vegetta y Willyrex sino como Samuel y Guillermo dos personas comunes y corrientes, para poder ser nosotros mismos como pareja, para ser libres de la intolerancia y criticas de la gente, sólo quería que fuésemos nosotros mismos como cuando estábamos en nuestras casas de Madrid, sólo que ahora en público y poder darnos un pequeño beso, o cogernos de la mano como cualquier pareja de novios, algo que él mismo me había dicho deseaba hacer en Madrid cuando salíamos a la calle o un centro comercial, y como no podíamos hacerlo por eso lo hacía cuando estábamos en casa para llenar ese pequeño vacío que sentía y ahora que tiene la oportunidad de hacerlo, no lo hace a pesar que nadie nos observa, levanté la vista, él me miraba con una pequeña sonrisa, no le reclames me dije.

En cualquier parte del mundo, siempre que sea contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora