CAPÍTULO 198

50 9 4
                                    

*NARRA WILLY*

"Siempre dormiríamos juntos, aunque alguno se acostara primero a dormir y el otro después, incluso si estuvieramos enojados uno con el otro, pero siempre sería juntos" esa era nuestra promesa, la hicimos desde la gran discusión, aunque no la última desde el día que desaparecí de la playa por irme con Carlos.

Casi una hora después pudimos arreglar el problema con el administrador del depósito de coches. No sabía si ir a casa o quedarme con Carlos, porque de cualquier forma eso nos llevaría a otra discusión, aunque sería peor si no voy a casa ahora.

La llave estaba donde Vegetta, lo había dicho, bajo el tapete, respiré profundo mientras apoyaba la cabeza contra la puerta, queriendo evitar lo inevitable, la discusión que tendríamos cuando entrara, mierda! exclamé resignado y entré al departamento, que estaba completamente oscuro, ni siquiera la luz del pasillo alumbraba, así que con la lámpara de mi móvil, busqué el interruptor de la luz.

Me cago en todo lo cagable!, el salón había sido preparado para una velada romántica, obviamente por nuestro segundo aniversario, me sentí una mierda por mi comportamiento de hace horas, por esto Samuel quería que volviera de inmediato, había preparado esto para ambos, o mejor dicho para mí, como sorpresa, porque habíamos quedado de comer a fuera.

Tapados sobre la mesita habían dos platos, con comida china, mi favorita,... significa que Samuel tampoco ha cenado, por esperarme, por cierto ¿donde estará?

Me dirigí a su habitación, la puerta estaba cerrada, genial, me dije sarcástico, entonces como quiere que cumpla la promesa,.. giré la perilla, estaba sin seguro,... abrí la puerta esperando lo peor, la enorme discusión, en lugar de eso, encontré la habitación en total silencio, era iluminada únicamente por la lámpara sobre la mesita del lado de Samuel, me acerqué a él, abrazaba una almohada, sus párpados y nariz estaban rojos y sobre sus mofletes habían lágrimas, había estado llorando, quien sabe cuanto tiempo, pero lo había hecho hasta quedarse dormido.

Me sentí una mierda cuando lo vi así, sin lugar a dudas era mi culpa. No iba a despertarlo para decirle que estaba en casa, tampoco para que habláramos y mucho menos para que cenaramos, dudo que tenga hambre después de todo, incluso dudo que quiera hablar conmigo, sería comprensible, y como yo tampoco tenía hambre, opté por guardar la comida en el refrigerador para que no se arruinara y comerla mañana, después me puse el pijama y acosté a dormir, y aunque estaba un poco enojado con él, sentía ganas de abrazarlo por el día de mierda que yo había causado desde la mañana cuando ni siquiera recordé que era nuestro aniversario.

Cuando desperté por la mañana, estábamos en la misma posición en la que me quedé dormido, abrazando a Samuel, él dormía profundamente aún abrazando la almohada. Me senté sobre la cama, lo miraba y pensaba, que podía hacer para compensarlo, porque, aunque él también había herido mis sentimientos por algunas cosas que dijo, a decir verdad, toda la culpa era mía, así que buscaría una forma de enmendar mi error, así que me duché rápidamente, me vestí y salí de casa.

Cuando volví al departamento eran las ocho treinta de la mañana, dejé las compras en la cocina y fui a ver si Vegetta había despertado, y efectivamente así era, fui al baño, y desde afuera se escuchaba el ruido de la ducha, era mi oportunidad para preparar mi disculpa, así que corrí a la cocina por todas mis compras y luego directo al salón a preparar todo.

*NARRA VEGETTA*

Me había quedado dormido entre lágrimas de decepción y tristeza, porque me habían dolido mucho los textos de Willy.

A media noche desperté por la calor que hacía, para mi sorpresa mi hiriente y desconsiderado novio había vuelto a casa, me abrazaba por la espalda, provocandome sonreí por unos segundos, hasta que otra vez recordé todo lo que me había dicho en esos textos, y como me había hecho sentir, suspiré triste, desde cuando pesa tanto la noche, pensé, sintiendo un dilema emocional, quería apartarlo de su abrazo porque seguía enojado con él, pero al mismo tiempo lo necesitaba a mi lado, y ya que había vuelto a casa, cumpliendo así nuestra promesa, cedí por el amor, a pesar de la calor y sobre todo por el cabreo.

En cualquier parte del mundo, siempre que sea contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora