CAPITULO 160

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NARRA VEGETTA: Desperté abrazando a Willy por la espalda, él me cogía del brazo derecho con una mano, pegándolas a su pecho, despacio me solté de su agarre para levantarme, y prepararle el desayuno para traérselo hasta la cama por su cumpleaños, por suerte este chaval tiene el sueño pesado y no sintió cuando me solté. Ya en la cocina me puse manos a la obra, tenía media hora para preparar los alimentos, puesto el despierta a las 7:00 am, el desayuno consistiría en huevos y tocino fritos, pan tostado, panqueques, fresas, bananas, kiwi en trozos, y zumo de naranja, mientras lo preparaba vino a mi el recuerdo del despertar el día de mi cumpleaños, solté una carcajada por la cómica memoria del harinoso pero adorable huracán Willy. *FLASHBACK* La alarma de incendios me despertó, Willy la alarma! expresé adormilado y asustado mientras lo buscaba con las manos sobre la cama, al ver que no estaba en la habitación rápidamente salí de ésta a buscarlo llamándolo hasta que lo encontré en la cocina, agitando una bandeja al aire de un lado al otro, tratando de disipar el humo, no sé porque pero al verlo en tal acción, mi mente lo imaginó como un pequeño muñequito japones tipo caricatura provocándome querer carcajearme, pero me contuve porque se veía preocupado y me dio penita burlarme al verlo de esa manera, segundos después la alarma dejó de sonar. Me acerqué a él, percatándome al instante que la camiseta que llevaba puesta estaba cubierta de harina, incluso tenía un par de pedacitos de cascarón de huevo pegados a ella, parte de su cabello, frente y un moflete también estaban cubiertos de harina, pero eso no era nada comparado con el desastre que había provocado en la cocina, era un desorden de platos, vasos, cucharas, tenedores, sartenes, servilletas de papel y desperdicios de comida por todos lados, parecía que un huracán hubiese pasado sobre la cocina, aunque no sería la primera vez que el huracán Willy hacía de las suyas,  por el simple hecho de servirse cereal con leche y fruta picada, pero ésta vez había sido letal, no hay sobrevivientes pensé al ver todas las cacerolas y demás utensilios de cocina sucios, el frigorífico medio abierto, el grifo del lavaplatos encendido, era increíble ver tal escena, como una sola persona puede generar tanto desorden, empecé a sentir picazón en todo el cuerpo por el horrible desorden y apoderándose de mi unas incontrolables ansias por limpiar y ordenar, el tremendo caos producido por mi novio, por lo que cogí una servilleta de papel para empezar a limpiar, la cual Willy me quitó expresando que él lo haría, le dije que no me molestaba ayudarlo y empecé a coger los platos sucios para llevarlos al lavaplatos, acción que terminó por cabrearlo, dándome cuenta al final que la razón de su enojo era por su fallido intento de prepararme un desayuno sorpresa por mi cumpleaños, menos mal que no le exteriorice la broma de "Oye, pero los chinos saben cocinar, porque tú no?! la cocina hubiese pasado de escena huracanada a escena homicida, siendo yo la víctima. 

Me felicitó dándome un fuerte abrazo al mismo tiempo que besaba mi cuello, sonrientes volvimos a mirarnos, verlo con harina en su rostro me parecía gracioso y adorable, me besó castamente seguido de un profundo y vigoroso beso, provocándome sonreír de felicidad, cuando nos detuvimos volvimos a sonreirnos el uno al otro, lo cogí de los mofletes para darle besitos por toda su tierna carita, que estaba más blanquita por la harina de los panqueques.
-Porque tus labios se han puesto blancos, preguntó pasando un dedo sobre ellos. Oh espera, tengo harina en la cara cierto, se respondió a sí mismo. -Si Amor, refute. -Joder! exclamó con gesto avergonzado, al mismo tiempo que se sonrojaba.
-No pasa nada ven aquí, manifesté cogiéndolo de los moflestes para repartir otra avalancha de besos sobre su rostro, haciéndolo reír. -Amor, vamos a ducharnos y vestirnos, te invito a desayunar a donde tú quieras por tu cumpleaños, expresó. -Me gusta la idea, pero lo que tú me prepares estará bien, que hacías pregunté mirando hacia las cacerolas.

Ni me lo recuerdes, y ya no veas mi espantoso desastre, después lo limpio, dijo cogiéndome de la mano para sacarme de la cocina.

-Espera Cariño dije deteniéndolo, dime que me estabas preparando.
-Dio un gran suspiro y dijo: Intenté tres veces hacer panqueques, pero ninguna resultó y me terminé la harina, por eso luego intenté preparar un omelette de jamón y queso acompañado de pan tostado y pues... lo quemé dijo avergonzado, el resto de la historia ya la conoces por eso la alarma expresó desilusionado. Nos vamos pidió cogiéndome de la mano otra vez, para sacarme de la cocina.
-Amor, espera! pedí deteniéndolo de nuevo. -Qué?
-Me gusta y agradezco tu idea de invitarme a desayunar pero me gustaría dejar esa invitación para almuerzo o cena.
-Por que, preguntó interrumpiéndome. Oh espera! prosiguió, Tú quieres quedarte para limpiar cierto! y soltó una carcajada.
-Al verme descubierto, escondí lo mejor que pude mi sonrisa que delataba mi instigador deseo de la limpieza y el orden, que él ya conoce perfectamente, ya que en parte Guille tenía razón, es que sólo de ver el espantoso desastre que había provocado, la necesidad de quedarme para limpiar y colocar simétricamente cada cosa en su sitio aún me embargaba, pero también quería hacerlo para ver por primera vez a mi novio, prepararme algo de comer. Porqué quiero que me prepares algo, lo que sea estará bien, respondí ocultando el otro 50% de mi intención.
-Éstas bromeando, cierto? Después de este desastre dijo señalando su alrededor, me pides que te prepare algo de comer?
-Si, expresé sonriente, porque la simple idea de ver a Willy preparándome algo de comer por mi cumpleaños me hacía realmente feliz.
-Samuel, no!
-Por favor, pedí.
-Mmm mmm, pronunció frunciendo los labios, moviendo la cabeza de un lado a otro en señal de un No, mientras arrugaba la nariz, era obvio que no le agradaba mi petición. Vamos, di que si.

-Amor, no.
-Por favor, por favor, por favorcito, supliqué.
-Ni aunque me hagas esos grandes ojos de perrito triste, manifestó, y tampoco hacer pucheros te va funcionar.
-Vale, expresé suspirando triste ante su negativa, iré a ducharme y vestirme para que vayamos a desayunar, dije dándome la vuelta para salir de la cocina. Cinco segundos después me cogía de la mano deteniéndome, volví a verlo.
-Suspiró, Te conformas con cereal, leche y fruta picada para desayunar, es lo único que puedo preparar sin incendiar la cocina, dijo avergonzado.
-Amor, sabes que soy una persona sencilla, cualquier cosa que hagas por mí, me va encantar, en verdad no importa lo que sea, me gustará si viene de ti, expresé muriéndome de ternura y amor por él, me sentía muy feliz porque había aceptado en prepararme el desayuno por mi cumpleaños, y por primera vez desde que somos novios. -Ve a sentarte, enseguida te llevo el desayuno, expresó con media sonrisa en su rostro.
-Desde que vivimos juntos y aunque ya había visto a Willy preparando este tipo de desayunos para él, porqué le gusta comer así todas las mañanas, pero verlo preparándolo para mí, cualquiera pensaría que exagero al emocionarme y que no es gran cosa, pero es que nunca antes lo había hecho, me resultaba tierno y lindo todo el asunto, también porque mi dulce y testarudo Chinito es un manco para la cocina, y prefiere comprar comida a domicilio que prepararla él mismo.
-Gracias Chiqui, expresé sonriente cuando puso el tazón de cereal con leche y otro pequeño plato con diferentes frutas picadas frente a mi. Me dedicó una sonrisa pero sus ojos estaban tristes, luego se sentó a mi lado en la barra desayunadora con las mismas porciones para él.
-Me encanta, exclamé.   

-El peor desayuno de cumpleaños de la historia, comentó sarcástico, mientras movía con decepción la cuchara y con ella el contenido de su tazón.
-No digas eso, el desayuno esta bien, pero no lo decía por ello.
-Entonces, porque?
-Me encanta estar y vivir aquí contigo siendo mi cumpleaños, gracias mi hermoso, dije girándome sobre mi silla para cogerlo de la barbilla y besarle un moflete. Me dedicó una media sonrisa.
-Cariño, justo ahora nada en esta cocina luce hermoso, y mucho menos yo, exclamó sacudiendo la harina de su camiseta, seguido quitando un trozito de cascarón de huevo sobre la misma.
-Me levanté de la silla, parándome a un costado de él, y lo cogí de ambos mofletes. Sea lo que sea que lleves puesto, y no importa como luzcas, peinado o despeinado, limpio o con un poco de harina encima expresé limpiando una parte de su cabello y frente en la cual la tenía, siempre serás hermoso para mí, pero sobre todo eres hermoso aquí exclamé tocando el centro de su pecho haciendo alusión a su corazón, a sus sentimientos.
Él sonrió mirándome pero ya no lo hacía triste, ahora me miraba como si yo fuese lo más bonito en este mundo y lo más preciado para él, me miraba con amor y ternura, al mismo tiempo que se ponía de pie, dándome un abrazo. -Te Amo mi Samuel De Luque, mi Vegetta susurró a mi oído.
-Y yo a ti, mi Guillermo Diaz, mi Willy, mi Chiqui, te amo muchísimo mi amor, respondí correspondiendo fuertemente su abrazo.
Después de desayunar, le insistí en ayudarle a limpiar, avergonzado y a regañadientes aceptó, puesto no quería ponerme en trabajo limpiando su desastre siendo mi cumpleaños, lo miraba y pensaba en que, cualquier lugar puede ser un paraíso, si estás con la persona correcta, porqué con él las cosas sencillas se vuelven magia.  

En cualquier parte del mundo, siempre que sea contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora