La Doctrina de los dioses: Los Herederos del Caos

El Peor De Los Males. XVII

Capítulo 17: Monumentos.

"Un sepulcro no es famoso por su diseño, sino por el muerto que yace dentro. Un monumento no es valioso por su estética, sino por las historias que cuenta".

Ubicación: Base de operaciones de Wasol Corp, Rantoul, Illinois, EE. UU
Fecha: 09/12/2020 – Horas del día.
Charlotte Bayne.

Los Herederos del Caos caminamos por los pasillos de uno de los edificios de la base de operaciones de Wasol Corp. Ya no hace falta que mostremos nuestras identificaciones ni nuestras placas, ya todos nos conocen.

Un guardia nos mira y nos deja pasar hacia nuestro destino, la oficina del señor Di Rosseti.

—Señor —saludo al llegar.

Cada uno de nosotros toma asiento en los sillones del lugar. Hay varios personajes prominentes aquí. Alessandro Di Rosseti, el general Lloyd Thompson, el doctor Lyonel Smith, Jayden West, Bryan Castro y el conocido Samuel Wilde, representante de la iglesia cristiana en los asuntos internacionales.

Samuel Wilde, un anciano de canoso cabello y un delgado cuerpo, a quien se le considera como "El mensajero de Dios en la oscuridad", antiguamente pastor de una iglesia cristiana de gran importancia para su religión, quien ahora ha venido a la corporación Wasol y se ha ganado parte en el círculo del presidente como un consejero y por su influencia.

—Buon giorno —devuelve Alessandro.

—¿De qué trata ahora? Cada vez que nos manda a llamar es para ponernos en una misión suicida —comenta Athena. No tenemos dos minutos en este lugar y ya comenzó con su osadía.

Jayden sonríe al escucharla.

—Primeramente, la reunión no es obra de Alessandro, sino mía –se apresura a explicar Samuel —, como ustedes sabrán, desde que estoy aquí, el convenio de iglesias cristianas ha decidido hacer grandes donaciones a la corporación sabiendo el carácter no lucrativo que les caracteriza, sin embargo, no quiero que piensen que nuestra relación consiste sólo en eso, pues estoy para ayudar en lo que me sea posible.

—Termine con su monologo de una vez —corta Athena.

Él la mira algo sorprendido.

—Verán, desde los sucesos ocurridos en la Ciudad del Vaticano, donde esos secuaces de satanás fueron invocados, me llegan informes de que las iglesias están perdiendo seguidores, de que cada vez hay mayores números de personas que necesitan sanación espiritual y liberación.

—¿Qué significa eso? —le pregunta Ruby.

—Que lo que ustedes conocen como La Legión Infernal no sólo actúa con los grandes atentados que ha realizado, sino que creo que han dejado abierta una puerta en el mundo espiritual, por donde se está colando una maldad muy grande —responde él.

—Y no sólo se trata de eso —sigue el general —. También hay reportes de incrementos en la cantidad de homicidios, robos y demás delitos a nivel mundial. Tanto por la mano de Reformados como de personas normales por igual.

—Sí, los canales de noticias están hasta el tope de eso —comento —. Pero en tal caso, ¿Qué vamos a hacer?

—En primer lugar, tenemos que buscar una forma de acabar con los infernales y erradicar con todo esto de una vez por todas.

—Decirlo es más fácil que hacerlo —espeta Taylor serio.

—Eso lo sabemos —interviene el general —, y es por eso mismo que hemos dividido esa gran acción en tareas más pequeñas. Como nos ha informado Samuel, la forma más efectiva de combatir a los demonios es con métodos espirituales, como los llama el.