Capítulo 2: Primer contacto.
"El verdadero esfuerzo de una persona humilde, es más valioso que la palabrería de muchos arrogantes".
Ubicación: Chicago, Illinois, EE. UU.
Fecha: 11/03/2020 - Horas de la mañana.
Jackson Blake.Hoy decidí hacer un poco de ejercicio, aún era tiempo del alba cuando salí a correr un poco. Envolví mi cabello y lo aguanté con un sujetador sobre mi cabeza. Camisa de tirantes azul eléctrico, pantalón de chandal gris y un par de zapatillas deportivas que hacen juego con ambas prendas.
Escucho un grito, inmediatamente sé que se trata de una mujer y corro hacia donde creo que es el origen del sonido. Una mujer adulta, mayor, tirada en el piso y un grupo de cinco hombres rodeandola. Por su vestimenta y la forma en que se acercaban a ella lo comprendo al instante, asaltantes.
Trato de llamar su atención y cuatro de ellos se lanzan hacia mí con navajas en sus manos. A los primeros dos los derribo fácilmente. Al siguiente le clavo un puñetazo en el abdomen dejándolo fuera de sí, lo tomo por la cintura y levanto para luego arrojarselo a sus amigos. El cuarto de ellos viene con más cautela. Detengo una patada circular que me lanza con la pierna izquierda. Luego le devuelvo la patada y golpeo la zona posterior de la rodilla tirándolo al suelo. Cae de espaldas y le doy la vuelta, estando boca abajo, llevo uno de sus brazos hacia atrás y con un limpio movimiento le rompo el hombro. Suelta un grito de dolor, patético.
El último de los asaltantes me mira expectante y al ver que terminé con sus amigos saca sus manos de los bolsillos de su chaqueta y se sube las mangas lentamente, mostrándome una gran cantidad de marcas oscuras, parecían tatuajes tribales.
Esboza media sonrisa y noto como de sus dedos empiezan a salir garras, su cuello se alarga, sus dientes se vuelven filosos y sus ojos cambian por unos rasgados como de animal.
Otro tipo que despertó el poder de la hormona. En pocos segundos ambos nos lanzamos hacia el otro, antes de chocar, yo bajo mi cuerpo y lo tomo por la cadera rodeandolo con mis brazos, lo levanto y lo hago caer de espaldas. Me pongo sobre él y comienzo a golpearlo repetidamente en el rostro.
Su sonrisa no hace más que acrecentarse. Detiene mis puños y al mismo tiempo me clava sus garras cerca de la muñeca. Se acerca a mí como si quiera morderme el rostro pero lo evito. Luego me quita de encima con sus piernas y con un solo zarpazo arruina mi camisa causándome varios cortes en el pecho. Siento un leve hilo de dolor.
—¡Esta camisa es nueva! —replico antes de propinarle un brutal puñetazo en la nariz.
Él se reincorpora llevando sus dedos a su ahora rota nariz, llenándolos del líquido rojizo, mete sus dedos en su boca y saborea su propia sangre. Asqueroso. Pero sus ojos se abren como platos y corre hacia mí en cuatro patas, como si fuera una bestia. Tomándome por sorpresa y derribándome para seguirme haciendo cortes en el cuerpo.
Caigo de espaldas, el dolor es mínimo pero no puedo levantarme, él está encima.
Ya me estoy cansando de este sujeto. En un momento saca su lengua, muy larga y deja caer su baba en las heridas que me acaba de hacer.
Siento como si me ardieran. Como aplicarle un ácido a una herida. Él se aparta de mí.
En ese instante oigo un golpe potente a mi lado. "Que no sea otro, por favor". Un hombre de piel oscura y cabello casi rapado se encuentra con ambos puños clavados en el pavimento. Lo veo rápidamente y no es uno de los asaltantes. El sujeto de las garras se queda perplejo mirándolo.
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La Doctrina de los dioses: Los Herederos del Caos
Ciencia FicciónLa doctrina de los dioses inicia en un mundo que sufre y está en decadencia. Puedes verlo cuando los frutos de los árboles pierden su sabor, cuando la sonrisa de los niños es reemplazada por el miedo de sus padres y las ganas de vivir se extinguen...