La Herida Del Cielo. XVI

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Capítulo 16: Relámpagos sagrados.

"Muchos soldados nacen predestinados para morir en la guerra".

Ubicación: Roma, Italia.
Fecha: 28/12/2020 – Horas del día.
Klaus Miller.

Llego a Roma y lo primero que veo es una tormenta de nieve en una parte de la ciudad.

Los poderes de Charlotte son sorprendentes.

Y sé que sin dudas es allí, por lo que voy.

Mi brazo izquierdo no se mueve mucho por la batalla con Asmodeo y sus esclavos sexuales. Todo dependerá de mi brazo derecho, de Mjolnir y de mi velocidad como dios del rayo.

Antes de que llegue, un gran destello luminoso se hace presente uniéndose a la pelea entre Charlotte y uno de los ángeles, que por lo que veo en él, fue corrompido por algo.

Veo llegar al otro ángel, al más fuerte de ambos, y noto que golpea a Charlotte, mandándola a volar.

¿Qué?

Ella no está sola, bastardo.

Me impulso aún más gracias a Mjolnir y llego al lugar en pocos segundos. Me lanzo hacia el ángel que sigue siendo de luz, y él al verme, me recibe. Espada contra martillo, luz contra rayos. Un ángel contra un dios.

Una enorme onda de choque compuesta por destellos lumínicos, rayos blanquecinos y relámpagos amarillentos se desata cuando colisionamos, haciendo un cráter en el suelo, al mismo tiempo que un resplandor cegador se hace presente y el sonido fulminante de un trueno azota el lugar.

Lo reconozco, mis centellas fueron opacadas por su gran luz, pero mis truenos resuenan por el lugar.

Tanto Charlotte como el ángel que se corrompió me miran sorprendidos.

—No quiero pelear contigo, Klaus —me dice John.

—Eso debiste pensarlo antes de golpearla a ella —defiendo a Charlotte.

—Ella estaba luchando con mi hermano, y no permitiré que le hagan daño.

—¿Y qué esperabas que hiciera? —debato.

—Ella pudo haber huido.

—¿Huir como una cobarde? Ya veo qué hubieras hecho tú en su lugar. Y además, ella no puede volar y por lo que veo tiene una pierna en mal estado —Al hablar de eso, señalo a Charlotte con mi martillo, y ella lo sujeta para levantarse.

—Debió pensarlo dos veces antes de meterse con mi hermano. No quiero tener que enfrentarlos a ustedes, así que váyanse y déjenme tratar con él —anuncia John con autoridad, extendiendo sus alas.

En ese momento Johnny, el gemelo menor, se lanza hacia Charlotte, quien se encuentra distraída. Con unas garras que salen desde sus manos trata de arañarla, pero yo le doy un golpe con mi martillo y lo entierro en la nieve.

Debo cubrirme de un tajo de luz que me lanza John.

—He dicho que se marchen —reitera él.

—¿No viste que él la atacó? —refuto.

—Vámonos, Klaus. No importa —me dice Charlotte.

—Vuelve a tocarlo y no tendrás manos con que levantar ese martillo —me amenaza.

Johnny se levanta otra vez y se lanza hacia mí. Parece una bestia sin razonamiento.

Pongo mi martillo al frente, deteniendo su avance. John me mira con atención, levantando su espada de luz y preparándola para atacarme.

La Doctrina de los dioses: Los Herederos del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora