La Herida Del Cielo. XIX

14 4 25
                                    

Capítulo 19: Una oscura perspectiva.

"Los ciegos sólo pueden ver su destino, así como los oráculos el de otros".

Ubicación: Base de operaciones de Wasol Corp, Rantoul, Illinois, EE. UU
Fecha: 30/12/2020 - Horas de la madrugada.
Taylor West.

Un fuerte estruendo se escucha, lo que me despierta de golpe.

En un abrir y cerrar de ojos, ato las agujetas de mis zapatos, y me lavo la cara con el cántaro de agua que hay junto a la cama. Ya estoy listo para pelear.

Ya era hora de que volvieran, el día de ayer no hubo aparición de ellos en ninguna parte del mundo, así que supuse que pasaría hoy. Jackson y Jayden siguen desaparecidos. Hoy les sacaré respuestas a quien sea.

Cuando salgo de mi habitación veo un gran movimiento. Los soldados están en marcha. Ninguno de ellos tropieza con otro, se mueven en sincronía perfecta. Y como no voy a perder mi tiempo bajando escaleras, activo mi Marca Divina, tomando los poderes del dios Seth y salto por una ventana hacia el exterior.

Al caer, veo las formaciones de los soldados dispararles a un ente conocido.

Y una lluvia de disparos azota a Asmodeo, quien se cubre con sus brazos sin mucho interés. Las balas no le hieren. Y lo veo usar la punta de su lanza para cortar a la mitad un proyectil explosivo, que detona su carga más atrás, llevando el caos hacia una formación de soldados que sufren quemaduras por la explosión.

—Métete con alguien de tu tamaño —le digo de un modo audible.

Y Asmodeo sonríe al verme.

—Justo a quien quería ver —me responde.

Chocamos nuestros puños al enfrentarnos, levantando una nube de polvo del pavimento. Con mi puño libre golpeo su axila, y cuando pone la mueca de dolor le doy un codazo con fuerza. Asmodeo me lanza un ataque con su lanza que logra herirme superficialmente, lo que yo respondo dando un poderoso salto para embestirlo y chocar contra un camión militar, destrozándolo en el proceso.

Tomo a Asmodeo por un pie y lo levanto para golpearlo contra el suelo, y después darle tres puñetazos reforzados con fuerza bruta que lo entierran.

—¿Ya te moriste? —le pregunto al ver que no se mueve.

—Lo que cuentan de ti es totalmente cierto. No soy rival para ti en el combate cuerpo a cuerpo.

—¿Y qué es eso que dicen de mí? —demando saber.

—Que eres una bestia al combatir, pero eres muy confiado.

Asmodeo amarra mis manos con una cuerda con púas que se me entierran en las muñecas, me da una patada que me quita de encima suyo.

Me levanto nuevamente y alzo mis manos. Trato de usar mis poderes desérticos para que el sol debilite mis ataduras, pero se me hace imposible. El sol no sale todavía, así que es inútil.

Veo a los demonios menores combatir contra las fuerzas de Wasol en su mayor apogeo. Veo más Reformados ayudar en la lucha con decisión, esos que no forman parte de ningún escuadrón especial, pero aún así pelean valientemente usando sus poderes.

Meseret vuela como estrella incandescente, quemándolos vivos a todos los demonios que ve.

Bryan pelea contra unos engendros de Lilith de tamaños abisales, con la forma de elefantes de guerra, muy deformes. Álvaro y Ruby le ayudan.

—¿Qué sentido tiene enviarte a ti a pelear conmigo? Es una causa perdida —me burlo de él.

—Pero yo no vine a pelear —comenta el demonio de la lujuria.

La Doctrina de los dioses: Los Herederos del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora