La Herida Del Cielo. XV

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Capítulo 15: Una nueva esperanza.

"Los males postreros serán peores que los primeros".

Ubicación: Venecia, Italia.
Fecha: 28/12/2020 – Horas de la tarde.
Vladimir Luniov.

El estúpido de Taylor debió haberme dejado ayudarlo. Todos los West son igual de tercos. Juntos pudimos haber acabado con Amón, o tal vez yo solo hubiera tenido más oportunidad que él aun en el estado en que me encuentro: azotado por un rayo y muy herido.

Bryan, Álvaro y yo, que somos los que estamos en tierra presenciamos los últimos momentos de la pelea de Taylor y Amón, donde el demonio se alzó victorioso por pura suerte.

Pero momentos después vemos una gran bandada de cuervos bajar de los cielos y rodear el cuerpo sin vida de Taylor y sus alrededores, haciendo que Amón se alerte.

Una de las oscuras aves se posa sobre los hombros del demonio, y éste la espanta.

Yo corro hacia allá, para averiguar qué es lo que sucede. Y veo cómo el ave que se posó sobre el hombro del demonio va a la cabeza inerte de Taylor.

Amón me ve pero no me da importancia, parece más interesado en las aves.

Un graznido sale, llamando nuestra atención, seguido de otro, y otro más. Todos van volviéndose más agudos, hasta que ningún cuervo guarda silencio. Los animales alados graznan, llenando el ambiente con ese inquietante sonido.

Repentinamente se callan, y en ese instante, cuando las tropas de Wasol se encuentran a punto de perder la batalla ante el ejército de demonios bajo las ordenes de Amón, un grito de guerra inentendible se escucha resonar por todo el lugar. Tambores de guerra lo acompañan, y cuando pasa, puedo ver que hasta Leviatán y Quetzalcóatl se detienen.

El retumbar de los tambores se hace mayor, más rápido y potente, y por los aires puede verse al mismo cuervo que estuvo sobre el hombro de Amón y la cabeza de Taylor volando, hasta que otro estridente grito de guerra anuncia la llegada de un nuevo ejército.

No son humanos, ni ángeles, ni demonios, no son Reformados, ni mucho menos dioses, los que llegan al campo de batalla son nada menos que espectros.

Y todos, trascendidos por un vigor incomparable corren hacia el frente, rumbo a enfrentar a las tropas enemigas con un valor digno de admirar, y de temer.

El graznido de los cuervos cesa finalmente cuando gran parte del cielo se vuelve negro, y en eso el cuervo que recorre los aires baja al suelo y toma forma humana.

Baja estatura, con una negruzca cascada de cabellos rizados, con plumas de cuervo cubriendo sus hombros y un largo vestido de la piel de un animal negro. Un aura maligna emana de ella, sin lugar a dudas, y sin importar la vestimenta que trae o el dominio que tiene sobre los espectros, a quienes comanda con dureza y severidad, se nota a leguas que es una niña. Se encuentra descalza, y con sólo mover su mano, un centenar de espectros nos rodean a mí y a Amón.

Trato de verle el rostro, pero su cabello me lo impide, y al verme rodeado, creo una armadura.

Mi energía no es suficiente para crear un arma, y tampoco como para hacer una armadura decente. Maldito Asmodeo que me quitó mi mandoble legendario.

Y cuando estoy listo para lo que sea, Amón suelta un grito de guerra, demostrando que él también lo está.

La señora de los espectros comanda sus tropas, y éstas atacan al demonio, pero a mí no.

No me atrevo a bajar la guardia, no sé qué pueda tramar. Cuando tengo oportunidad me alejo de ellos.

Camino lentamente, con todos mis sentidos activos, dirigiéndome hacia la que acaba de llegar.

La Doctrina de los dioses: Los Herederos del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora