Capítulo 3: Wasol Corp.
"No pierdas la oportunidad de vivir hoy por recordar lo que no viviste ayer".
Ubicación: Chicago, Illinois, EE. UU.
Fecha 11/03/2020 - Horas de la tarde.
Jackson Blake.
Bryan conducía como un demonio. Adelantaba a todos los otros coches en la vía, no se detenía en las luces rojas, hacía que el motor del vehículo rugiera desenfrenadamente. La velocidad a la que íbamos, el oscuro protector de los vidrios de las puertas y la música hip-hop que sonaba a todo volumen llamaba la atención de la mayoría de los peatones que caminaban en las áreas cercanas.—Haces esto todo el tiempo —le pregunté. Él asintió con la cabeza —. ¿Puedo preguntar el porqué?
La camioneta se detuvo en seco, tuve que sostenerme para no estrellarme contra el parabrisas.
—Soy negro, tengo un carro negro con grandes cauchos, uso lentes negros y escucho música de negros —Me miró fijamente —. ¡Soy más cool que cualquiera de esta ciudad de mierda!
—Te equivocas —Él me miró de mala forma —, no tienes lentes negros.
Bryan no le dio importancia a los numerosos claxons de los autos detrás de nosotros. Se vio en el espejo retrovisor y su cara de sorpresa delató que se había percatado de mis palabras. Abrió uno de los compartimientos y sacó dos pares de lentes oscuros. Me arrojó uno a mí.
—Ahora sí, ¡cállate perra, también soy más cool que tú! —me gritó.
No pude evitar sonreír mientras me ponía los lentes. Él me vio hacerlo, subió más volumen a la música y pisó el acelerador a fondo. Pude ver por el retrovisor que dejó las marcas de los neumáticos en el asfalto de la calle.
Tiempo después, nuestro "cool" recorrido terminó en Campo Chanute, la base de las fuerzas aéreas abandonada hace más de veinte años. ¿Qué demonios hacemos aquí?
La entrada estaba fuertemente vigilada por soldados, unos armados y otros no, supongo que esos son los alterados. Un soldado se acercó mientras que Bryan bajaba el vidrio. Más o menos una docena de hombres armados comienzaba a apuntarnos.
Los soldados vestían trajes peculiares, es bien sabido que las fuerzas militares se diferencian según su labor, pero los soldados de Wasol Corp poseen una vestimenta única. Los colores vino y negro se presentan en un traje pegado al cuerpo.
Bryan Castro sacó una placa y la mostró al hombre. Dijo su nombre y enseñó su identificación. El hombre se apartó, hizo unas señas a sus compañeros y éstos nos dejaron pasar. Se abrió una robusta puerta metálica y avanzamos aún en el auto.
Adentro había varios pelotones de soldados caminando en formación, todos con el distintivo uniforme vino y negro; camiones militares, la mayoría son de colores oscuros; a lo lejos puedo ver algunos aviones. El campo auditivo estaba invadido por los gritos con órdenes de algunos y las rutinarias respuestas de otros, en el fondo puds oír el débil pero reconocible ruido de un campo de tiro. Los edificios son todos de concreto, se nota por las columnas y por el acabado de los mismos, aunque recubierto de algún material para imitar el diseño de madera. Cada edificio tenía una placa en la fachada que indica su nombre. El más grandes de todos, y el único mayor de tres pisos es el que dice: dormitorios.
El impetuoso dominicano estacionó la camioneta junto a un llamativo vehículo rojo, un Camaro SS del 2010.
Entramos a la oficina principal luego de muchas revisiones de seguridad. Un hombre estaba revisando unos planos, era mayor, su cabello en parte grisáceo por las canas estaba peinado elegantemente, su barba, bien esculpida seguía siendo negra. Vestía un traje negro de corbata roja. Posó su calculadora mirada en mí al entrar.
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La Doctrina de los dioses: Los Herederos del Caos
Sci-fiLa doctrina de los dioses inicia en un mundo que sufre y está en decadencia. Puedes verlo cuando los frutos de los árboles pierden su sabor, cuando la sonrisa de los niños es reemplazada por el miedo de sus padres y las ganas de vivir se extinguen...