La Herida Del Cielo. XII

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Capítulo 12: Deseos congelados.

"La ambición desmedida es el veneno de los suicidas".

Ubicación: Roma, Italia.
Fecha: 28/12/2020 – Horas del día.
Charlotte Bayne.

Ver que mi hija era consciente de la tensión que estaba en el ambiente antes de venir a Italia me partió el corazón. Verla llorar cuando vio que mis manos temblaban fue mucho para mí.

Nosotros podemos ser agentes de una corporación internacional, podemos ser conocidos como héroes, pero seguimos siendo humanos.

Vi la mano de Athena aferrarse a la de Jayden mientras él la cubría con sus brazos y le pesaba la frente, a Neithan abrazar a Sara, a Ruby jugando con su cabello inquieta. Savannah estaba temblorosa, Adriano sentado en la lejanía mirando una foto con ganas de llorar, James más pálido que de costumbre y José Alejo caminaba de un lado a otro. Benjamín leía un libro de artes mágicas a una gran velocidad demostrando su ansiedad y Connor afilaba la punta de Gae Bolg. Bryan podía notarse inquieto, ya que miraba de un lado a otro sin saber qué hacer hasta que sacó un cigarrillo y lo fumó en pocos segundos por completo, Álvaro trataba de hacer trucos con sus cartas jugando en solitario y todos parecían salirle mal, Klaus al igual que José recorría el lugar dando largos pasos. Meseret hablaba solo y se halaba el pelo al tener los ojos abiertos como platos, John estaba rezando en voz baja y su hermano Johnny sólo parecía acompañarlo en su plegaria de forma desinteresada. Los pocos que estaban tranquilos eran El General, Vladimir, Jayden y Taylor, porque hasta el mismo Di Rosseti estaba nervioso por lo que estaba por suceder, tratando de evitar el temblor de sus manos al sujetar el rastreador. Pero era el mismo Jackson quien se hallaba en un estado insólito: sentado en una de las gradas más altas, solo, con sus codos apoyados en sus rodillas y las manos cruzadas al tiempo que las pegaba a su rostro, sus ojos cerrados como si repasara una y otra vez el plan en su mente y tratara de buscar alguna forma de que volviéramos vivos.

Pero fue cuando vi a Miranda llorar por el silencio del lugar que reaccioné. La tomé en mis brazos y la miré fijamente.

"Mami volverá", fue lo que le dije. Una promesa.

Luego de que alguien capacitado se la llevara a un lugar seguro llegaron noticias del paradero de nuestros enemigos. Primero por el rastreador que nos dio Haxamis y luego por los noticieros. Todos se pusieron en marcha.

"¿Qué tanto planeabas allá arriba?", fue lo que le pregunté a Jackson antes de cruzar el portal.

"Idealicé un centenar de planes para poder vencer a Lucifer", me respondió.

"¿Crees que alguno resulte?", acerté a saber.

"No quieres saberlo", fue lo que me dijo.

"¿Quieres que vaya y te ayude?", al momento de decirlo, lo hale del brazo.

"Estaré bien. Ten cuidado Charlotte, las cosas se te podrían salir de las manos con Johnny."

Eso es lo último que supe del pilar espiritual de Los Herederos del Caos. Hasta en un momento tan crítico, él me sigue aconsejando.

Y en poco tiempo, los de inteligencia nos ayudaron a encontrar a Mammón, el demonio de la avaricia.

Las riquezas desmedidas y los afanes cumplidos. La codicia, la envidia, la avaricia y el deseo. Mammón es nada menos que un príncipe infernal que se ha ganado el puesto, lo que podemos presenciar con la economía del mundo y las constantes luchas por el poder monetario. El dinero ofrece poder, así como las riquezas otorgan dominio. Y es así a causa del demonio al que voy a enfrentar. Quien mediante ganancias deshonestas, corruptas y desmedidas logró "comprar" el alma de la gente.

La Doctrina de los dioses: Los Herederos del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora