El Peor De Los Males. XIX

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Capítulo 19: Almas muertas.

"El amor, la lealtad y el sufrimiento perduran a través del tiempo, tanto en la vida, como después de la muerte".

Ubicación: Castillo Moosham, Salzburgo, Austria.
Fecha: 11/12/2020 – Horas nocturnas.
Athena Stone.

Me tocó venir a mí para acompañar a Jayden a buscar y rescatar al cazador de demonios. Estoy contenta por estar con él, pero odio haber tenido que venir a hacer el trabajo sucio, y más a un lugar como este.

La arquitectura del lugar es hermosa, pude notarlo desde que lo vimos a la distancia mientras caminábamos para llegar aquí, cuando aún estaba atardeciendo. De paredes de un café claro casi crema, y techos más oscuros que combinan. No es de un tamaño gigantesco, más bien es algo reducido, pero eso no le quita la gran estética que gana por su forma y paleta de colores.

La parte arquitectónica y estética del castillo están bien, pero lo que me molesta de estar aquí son las historias que Jayden me ha contado desde que llegamos, que no sé si es por ser ciertas o lo hizo para asustarme.

Me contó que ésta cosa fue construida en el siglo XII para ser usado como sede religiosa y residencia de obispos y arzobispos. En los siglos siguientes fue lugar para decenas de juicios de personas condenadas a morir por practicar brujería. Jayden me ha dicho que antes de que se matara al hechicero o a la bruja, los condenados pasaban largas temporadas siendo torturados y atormentados ahí dentro, por lo que se cuentan leyendas de que sus almas aún vagan en el castillo. Luego me comentó que años más tarde, en los patios se hallaban cadáveres de animales y personas frescas cuando daba la mañana, y por los aullidos y ruidos nocturnos se creyó que el lugar estaba plagado o posiblemente rondado por hombres lobos.

El castillo de Moosham es algo impresionante, pero lleno de historias de miedo y terror que lo cubren a él, y al denso bosque que lo rodea, el cual en una noche como la de ahora sí que da miedo por la atmósfera que tiene. Árboles altos y frondosos, con ramas que producen sombras que se mueven con el viento. Sonidos raros puedo escuchar y quiero pensar que sólo son los animales del bosque o los ruidos del viento, y no otra cosa.

Por Dios, ¿qué estoy diciendo?

Estoy junto a Jayden West, nada malo puede pasarme ahora.

Y con ese mismo pensamiento, me armo de valor y llegamos a las puertas del castillo.

—¿Tienes miedo? —me pregunta todo serio al ver que lo tomo de la mano y me pego a él.

—Mi mano tiene frio —le digo, lo que lo hace reír.

El trae un abrigo negro de piel, de esos que en los bordes de las mangas y el cuello parecen tener el pelaje del animal, es bastante bonito. Jayden se quita el abrigo, quedando en una camisa de mallas como las que lleva normalmente que remarca sus músculos y permite ver los tatuajes de su cuerpo.

—Toma, no quiero que tengas frio —me dice mientras me lo pone.

Es un lindo detalle de tu parte, sé que todo el mundo dice que eres vacío, duro y sin sentimientos, pero a mí me has demostrado lo contrario. Cuando estamos solos siempre haces un esfuerzo por cuidarme y sacarme una sonrisa, y eso realmente lo aprecio, Jayden, pero no quiero que parezca que soy una inútil que sólo necesita de tu protección.

—Puedo cuidarme sola, este frío no me hará nada —esgrimo.

—Tú puedes cuidarte cuando estés sola, pero ahora estás conmigo y yo voy a cuidarte —me dice.

Y para que no note mi cara de alegría, trato de mirar hacia otro lado.

Entramos al castillo, y comenzamos a recorrer los patios.

La Doctrina de los dioses: Los Herederos del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora