Capítulo 8: El inicio de la tormenta.
"Es mejor que se diga; aquí murió un valiente que aquí huyó un cobarde".
Ubicación: Chicago, Illinois, EE. UU.
Fecha: 18/11/2020 – Horas del día.
Charlotte Bayne.—¿La pequeña bebé tiene hambre? —le pregunto a Miranda, mi hija, sacando un pequeño yogurt de mi bolso, de su sabor favorito.
Ella asiente emocionada. Lo abro y voy dándole pequeñas cucharadas
Ruby me mira por momentos.
—¿Qué pasa?
—Nada, es que me sorprende ver cómo eres la líder del equipo, y aún así tienes tiempo para dedicarle a Miranda.
—Mi hija es mi prioridad, entré a Wasol por ella. Y preferiría renunciar antes que no pasar tiempo con ella, y más aún en su etapa de crecimiento.
Seguimos hablando, yo continúo dándole yogurt a mi pequeña y poco después una pareja pasa caminando tranquilamente por la zona del parque en que estamos.
Ruby se los queda viendo. Miranda termina su yogurt y va a jugar con unos niños de su edad.
—¿Lo extrañas? —le pregunto al notar la expresión en su rostro. Ha estado asi desde que Jackson se fue.
—Me preocupa saber si está bien o no. Desde que vimos los videos de lo que pasó en Venezuela no puedo evitar pensar que está en peligro y no estamos ahí para ayudarlo —confiesa ella.
Tiene razón, yo he pensado varias veces lo mismo.
—Calma, pronto regresará.
Ella se levanta y me mira indignada.
—Charlotte, no me pidas que me calme. Pensamos mal de Jackson y estoy segura de que le dolió, desconfiamos de él y eso baja las posibilidades de que realmente quiera volver.
—Sé que hicimos mal en culparlo sin saber bien lo que pasó, pero no te castigues pensando que es tu culpa.
Ella baja la mirada y la mantiene así, puedo darme cuenta que se contiene las ganas de llorar.
—Charlotte... de verdad lo extraño —suelta repentinamente.
—Llámalo y habla con él, es lo mejor que puedes hacer por ahora, escuchar su voz servirá para calmarte.
—No contesta, me envía directamente al buzón. Ya le he dejado varios mensajes y aún nada. Me siento culpable por lo que pasó —Ruby... créeme que no eres la única que se siente así.
Nuestros comunicadores empiezan a sonar, es la alarma de emergencia.
—¿Sí? —pregunto al contestar.
—Al hospital central, rápido —La voz de Taylor me desconcierta.
—¿Qué pasará? —consulto con Ruby al notar que ella también lo escucho.
—No lo sé, pero debemos apresurarnos.
Vamos a su auto. Pasamos dejando a Miranda en un lugar de cuidados infantiles conocido y fiable, dado que no hay tiempo de ir a la base.
Al llegar a la zona podemos ver el congestionamiento del tráfico por varios autos volteados, calles rotas y demás impedimentos que no permiten a los atemorizados conductores salir de allí, por lo que estacionamos a varias calles de nuestro destino.
—Señor, ¿Qué está pasando? —le pregunto a un civil enseñándole mis placas de Wasol para que no se asuste.
—Primero hubo una explosión que derrumbó una parte del edificio, luego unas personas entraron al hospital y tomaron muchos rehenes. La situación es crítica.
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La Doctrina de los dioses: Los Herederos del Caos
SciencefictionLa doctrina de los dioses inicia en un mundo que sufre y está en decadencia. Puedes verlo cuando los frutos de los árboles pierden su sabor, cuando la sonrisa de los niños es reemplazada por el miedo de sus padres y las ganas de vivir se extinguen...