El Mar De Los Soles Muertos. IV

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Capítulo 4: Descontrol.

"En lo profundo de una cueva vivía una bestia encerrada. No tenía ataduras ni impedimentos para salir. Ella no lo hacía, porque no conocía a nadie que la motivase a hacerlo".

Ubicación: Chicago, Illinois, EE. UU.
Fecha: 25/12/2020 – Horas de la mañana.
Jackson Blake.

La navidad, una de las más grandes festividades en todo el mundo. Tiempo de compartir, de estar con familia y amigos, tiempo de descansar y dar un alto a todos los problemas, para disfrutar con los conocidos y valorar la unidad.

Una época especialmente para hacer una cena en familia y apartar las obligaciones del día a día. Pero no para nosotros, Los Herederos del Caos, ya que lo primero fue interrumpido por lo segundo.

Junto a los Heraldos habíamos planificado una pequeña cena de navidad, para celebrar un poco, cosa que tuvimos que cancelar al enterarnos del secuestro de Jayden, y más aún de la desaparición de Taylor.

Cancelamos toda nuestra agenda de festividades, declinamos toda misión que estuviera pautada para nosotros en los próximos días, e incluso notificamos que cualquier atentado por parte de Dovyan o de la Legión Infernal no contaría con nuestra asistencia, por el simple hecho de que acordamos encontrar a nuestro compañero, y rescatar a su hermano.

Malas caras se nos presentaron por esa resolución que hicimos, pero nada de eso nos importó. La familia es lo primero, y Taylor y Jayden son nuestra familia.

Pero una noticia que nos llega en estos momentos, genera una explosión de sentimientos encontrados. Luego de buscar al descendiente de Seth por todo Chicago y sus alrededores sin éxito alguno, y cuando ya yo mismo estaba preparando mi equipaje para buscarlo hasta donde fuera necesario, un mensaje por parte de la corporación cesa nuestra búsqueda a ciegas.

Como nos indica el mensaje que me envió Abigail a mi celular, pongo el canal de noticias y podemos presenciarlo.

Tanto Meseret como yo quedamos asombrados por lo que las cámaras proyectan. El desierto negro, de Egipto.

Nuestro amigo y compañero, Taylor West, se encuentra en medio de un desierto, con su estado de trance controlándolo rodeado de muchas unidades militares que tratan de calmarlo y detenerlo, pero él no para de destrozarlas sin dificultad. Va de un lado a otro enloquecido, y no se detiene ni cuando son civiles hacia donde se dirige. La destrucción que está generando es inmensa, y las tropas no paran de llegar.

"Hasta ahora sólo han sido unidades de tierra de baja denominación, pero no sé cuánto tarden en llegar con el armamento pesado. Debo darme prisa".

—¿Cuánto tardaría un vuelo de aquí a Egipto? —me pregunta Meseret cuando vamos en el auto, rumbo a la base de la corporación.

También le preocupa Taylor.

—En el mejor de los casos, imagino que unas doce horas —le respondo.

—Pero no tenemos ese tiempo, ¿o sí?

—No. ¿Cuánto tiempo tardarías volando? —le pregunto.

—Jamás he volado tanto, ni siquiera estoy seguro de poder llegar —me dice.

—Entonces son las doce.

Cuando llegamos a la base, el corolla color vinotinto de Ruby viene justo detrás de nosotros. Los cinco bajamos de los autos al ver que Di Rosseti y el general están esperándonos.

—¿En cuánto tiempo pueden dejarme allá? —le pregunto a ambos. Es completamente seguro que saben la situación en la que estamos, y no voy a andar con rodeos perdiendo el tiempo.

La Doctrina de los dioses: Los Herederos del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora