Alisson ya había llegado a la dirección. Vio la puerta medio abierta y decidió entrar. Colocó los papeles encima del escritorio y antes de marcharse, vio varios portafolios de los cuales uno tenía su nombre. Debajo del portafolio suyo, había otro. Lo abrió y vio la foto de la chica con la que había peleado hace unas horas.
-Jessica Caban -leía-. Bla, bla, bla... ¿Excelente compañera e impecable comportamiento?
Alisson comenzó a buscar un bolígrafo y al encontrarlo apoyó el portafolio en el escritorio para empezar a escribir en él.
-Una chica inquieta ¿Eh? -dijo él.
Alisson se asustó y rápidamente cerró el portafolio y lo escondió tras su espalda al darse la vuelta.
-¿Tú? ¿Otra vez? -dijo Alisson al darse cuenta que era el mismo chico de Las Vegas.
-¿Otra vez? -preguntó frunciendo las cejas con confusión mientras se metía las manos en los bolsillos y apoyaba su hombro en el marco de la puerta.
-Ahh... -suspiró Alisson intentando liberar el susto que se había llevado al haber creído por un momento que era la directora-. Sí, otra vez apareciendo de repente en la puerta, casi me matas del susto.
-Sigo con la misma pregunta -reía y le sonreía.
-Bien, no tengo tiempo para esto -dijo Alisson acercándose a la puerta- ¿Podrías darme espacio? -le exigió.
-No has respondido a mi pregunta -dijo estirando su mano al otro lado del marco para bloquearle el paso.
-¿Quién te crees que eres? No me importa si eres Bruno Mars, Bruno Júpiter, Bruno Saturno... Hazte a un lado. Necesito seguir con mis cosas.
-¿Ya me conocías? -reía y sonreía.
-Aahh... -suspiró estresada-. Y decían que yo era la borracha.
Bruno la miró a los ojos con un gesto confundido sin dejar de sonreírle.
-¿De qué estás hablando? -reía.
-¿Qué hacen ustedes dos aquí? -dijo la directora.
-Yo... Estaba trayendo unos... Papeles que la profesora de cursos de consejería me dijo que le trajera.
-¿Y usted, Hernández?
-Yo vine a buscarla a ella -respondió mirando a Alisson a los ojos.
Alisson hizo un gesto de confusión pero se sentía extrañamente bien.
-Ehh... Bueno señora directora. Yo no tengo nada que ver con este chico -dijo alejándose de él luego de pasar por debajo de su brazo para pasar la puerta y caminó hacia el salón de curso-. Disculpe la molestia, hasta luego.
Bruno se acomodó su gorra y le abrió la puerta a la directora. Extendió su mano para indicarle que podía pasar.
-Pase usted.
La directora frunció las cejas.
-Siga con lo suyo, Hernández. No querrá reprobar el curso.
-Una sugerencia -le dijo Bruno saliendo del lugar-, guarde mejor los portafolios la próxima vez.
Alisson entró al salón y volvió a sentarse junto al escritorio de la profesora, quien le entregó una carpeta de calificaciones para que las ordenara alfabéticamente según los nombres.
Al corto rato entró Bruno y se sentó. Él intentaba prestar atención a lo que decía la profesora pero no dejaba de ver a Alisson. Sentía que ya la había visto antes e intentaba recordarla.
Una hora después, la campana sonó indicando la finalización de clases. Alisson se levantó de su silla y le recordó a la profesora firmar las horas que había cumplido aquel día. Al salir del salón, Alisson se encontró a Bruno, quien al verla, guardó su celular y le sonrió.-¿Sigues aquí? -le dijo Alisson continuando su camino a la salida.
-No has respondido mi pregunta.
-En Las Vegas, el baño de hombres, el policía -le recordaba Alisson rápidamente, colocando sus ojos en blanco.
-¿Las Vegas? ¿Policía? Tú... ¿Estuviste en el Hard Rock hace dos meses? -preguntó Bruno siguiéndole el paso.
-Para ser precisos... Estuve en tu arresto.
Bruno reía.
-¿Es en serio? La verdad es que no recuerdo nada de esa noche.
-No me había dado cuenta -le dijo sarcásticamente sentándose en unas bancas cercanas a la gran puerta de la salida de la universidad donde acostumbra esperar a Efren.
-De seguro también creerás que soy un drogadicto.
-No te conozco. No puedo juzgarte. Además, nadie es santo.
-Entonces por qué intentas evadirme -preguntó quitándose la gorra y sacudiendo su cabello de corte bajo a los lados-. Por favor, no digas que te hice algo malo aquella noche.
-Me asustas dos veces, por poco hubiera sido cómplice de tu delito, casi me meto en problemas con la directora porque no me dejabas salir de su oficina...
-No fui yo quien husmeaba los portafolios -reía.
-Yo no... husmeaba -negó nerviosa al sentirse descubierta.
-Explícame eso de que... te asusté dos veces -Bruno se sentó a su lado colocando su pequeña maleta en sus pies mientras abría la cremallera buscando algo en el fondo.
-Antes de que te arrestaran hiciste lo mismo que en la oficina de la directora. Llegaste como si nada a decirme que no me peinara.
-¿Y eso te asusta?
Alisson se sentía extrañamente nerviosa con Bruno. No era capaz de sostenerle la mirada como él lo hacía con ella, así que intentaba disimularlo desenredando las puntas de una mecha de cabello.
-No me conoces, así que hacer eso es raro -Alisson veía que Bruno tenía algo en sus manos que acababa de sacar de su maleta.
-Entonces... ¿Qué te parece si al menos dejas que te conozca? -le sonreía.
-¿Qué tienes ahí? -miraba sospechosamente.
-Te mostraré si me dices tu nombre -le guiñó un ojo.
-¿Sabes que todo esto suena un poco raro, cierto?
Bruno rió a carcajadas. A Alisson le fue imposible no reírse también.
-¿Es tuyo? -preguntó mostrándole el accesorio que había tenido por accidente desde que se conocieron en Las Vegas.
-Sí... Sí, lo es -confirmó un poco sorprendida- ¿Por qué tienes eso? Creí que lo había perdido.
-Pues, sigue creyéndolo.
-¿Ah?
-Ahora es mío -?-le guiñó el ojo y le sonrió.
-¿Es porque no te he dicho mi nombre?
-Descúbrelo.
-Alisson, Alisson Duque.
-Un placer conocerte, Alisson -la miró fijamente a los ojos y le sonrió.
Alisson le sostuvo la mirada durante unos segundos mientras veía su sonrisa de marcados hoyuelos y dientes perfectos.
En ese momento un Lamborghini plateado se detiene delante de ellos.
-¿Vamos, Ali? -le dijo Efren al bajar la ventanilla automática de su puerta.
Alisson se levantó de la banca y recogió su maleta.
-Creo que también es un placer conocerte, Peter -lo miró y le sonrió mientras se colgaba la maleta en su hombro derecho.
-¿Peter? ¿Cómo sabes eso? -le sonrió.
-Husmeando portafolios -le guiñó el ojo y caminó rápidamente hasta la puerta del copiloto del Lamborghini.
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QUILATES DE MAGIA
FanfictionLa niña Duque conoce al famoso Bruno Mars en su pleno arresto por posesión de drogas. Para Bruno, el oro y la magia tienen 24 quilates... Ahora conocer a Alisson le hará ver a ambos de cuántos quilates es el amor.