El amargo llanto de Alisson parecía escucharse en todo el hospital. Era un llanto que reclamaba el alma de Vanessa, pero nada la traería de vuelta. En su mente se recreaba una y otra vez la típica sonrisa que permanecía en su cara. Sus ojos verdes siempre a la expectativa de cualquier chisme que pudiera saber y su graciosa voz con la que gritaba y formaba escándalos. Los recuerdos de cada una de sus locuras y las numerosas veces que la salvaba de apuros y problemas. Aquella mujer, que era la reencarnación de la alegría y de la más bella amistad que jamás había tenido, ahora sólo existiría en sus recuerdos. Recuerdos bellos que jamás olvidaría, recuerdos que le hacían más difícil aceptar su ausencia de ahora en adelante.
-Basta Alisson, no eres la única que está sufriendo esto -le dijo Daniel con el notable sentimiento de que su vida se desmoronaba cada segundo.
-Sólo está llorando para no dar explicaciones -mencionó Emily, pero Kenia se acercó a ella con rabia.
-¡Te largas de aquí, mocosa! Deja a mi hija en paz -salió con Emily de la habitación casi empujándola hasta dejar a Daniel y a Alisson solos.
-Nunca pensé que él sería un psicópata, nunca debí dejarlo entrar en mi vida -lloraba Alisson, explicándole a Daniel.
-Esto no es tu culpa, Alisson -le dijo él-. El infeliz jamás va a pagar por lo que hizo, ni siquiera una cadena perpetua sería suficiente. Así que no podemos hacer nada, es tonto buscar culpables ahora -Daniel apretaba y los ojos para que las lágrimas no salieran más, pero era en vano.
Alisson se bajó de la camilla con la tristeza pensándole en los pies. Suspiró y lentamente se acercó a él.
-Ven aquí -extendió sus brazos para abrazarlo y él correspondió-. La vamos a extrañar demasiado -lloró nuevamente.
Daniel la abrazó más fuerte después de escuchar sus palabras. No pudo contener las lágrimas.
Minutos después salieron de la habitación. Las enfermeras preguntaron por ella pero vieron que ya estaba bien así que la dejaron ir.
-¿En qué hospital estamos, mamá? -preguntó Alisson.
-En el mismo en el que está Freida y Bruno -le dijo Kenia-. Por cierto, Freida ya despertó pero no es bueno que le digamos todo esto que acaba de pasar.
-¿Y Bruno? ¿Cómo está? -preguntó rápidamente.
-No lo sé. Ni siquiera sé lo que ha pasado con él. Sólo me dijeron que está aquí en urgencias.
-Le dispararon, mamá.
-¡¿Qué?!
-Es una larga historia -se masajeaba las cabeza.
-¡¿Alisson, qué es lo que de verdad está pasando aquí!? ¡Casi matan a Freida, le disparan a Bruno, y Vanessa muere en una explosión! -reclamaba respuestas con furia-. Espero que nada de esto tenga que ver contigo o con el mismo Bruno.
Alisson vuelve a llenarse de agobio, la acumulación de las tantas cosas que sucedían en un mismo día aumentaban el desesperante dolor en su cabeza y también sus ganas de llorar hasta quedar sin lágrimas.
-¡Déjame en paz, mamá! -la miró con las lágrimas en sus ojos-. Mi hermana casi muere, mi esposo está herido y... Mi mejor amiga acaba de morir ¿No puedes elegir un mejor momento para echarme la culpa de todo?
Kenia observó la gran tristeza que sentía Alisson, parecía derrotada. Se sintió estúpida, no se había dado cuenta que estaba echándole gotas de limón a una gran herida. Lo estaba haciendo más difícil.
-Lo siento hija -suspiró-. Es que... Todo esto también me ha impactado a mí. Pero sé que debes estar peor. Perdóname.
Alisson descansó su espalda en la pared y descendió hasta estar en el suelo y tener las rodillas frente a su pecho. Sólo lloraba, y el motivo de su llanto era confuso. No sabía si era por el inmenso dolor de cabeza que sentía o simplemente porque sentía que estaba viviendo un infierno en carne propia. Comenzó a pensar que estaba pagando alguna condena o karma sin saber por qué. Se sentía tan desgraciada que ni siquiera otra mala noticia podría ponerla peor, porque ya se sentía en el más bajo nivel de la depresión y la tristeza.
Justo en ese momento, una enfermera llega con una buena noticia.
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QUILATES DE MAGIA
FanfictionLa niña Duque conoce al famoso Bruno Mars en su pleno arresto por posesión de drogas. Para Bruno, el oro y la magia tienen 24 quilates... Ahora conocer a Alisson le hará ver a ambos de cuántos quilates es el amor.