Capítulo 29

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La luz del día que entraba por el enorme ventanal de la habitación, con vista a la ciudad de Los Ángeles, comenzaba a iluminar toda la habitación. Las sábanas blancas de la cama estaban arrugadas y sobre ellas, los cuerpos desnudos de Bruno y Alison descansando en un profundo sueño. Los ojos de Bruno se abrieron lentamente reaccionando a la iluminación que molestaba sus ojos al principio. Vio que estaba desnudo y comenzó a recordar la noche que acababa de pasar. Una sonrisa se escapó de su rostro mientras rascaba sus ojos. Miró a su lado y observó a Alisson desnuda durmiendo de lado, dándole la espalda. Bruno sentía que jamás había visto algo tan hermoso, se sentó y se puso a contemplar sus curvas. Fue inevitable para él dejar su mano quieta. Quería acariciarla, pero también disfrutaba de ver la paz y la tranquilidad con la que ella dormía. Suspiró y se sentó en la orilla de la cama mientras pasaba sus manos por su pelo. Buscó su ropa interior en el suelo y se la colocó. Miró por última vez a Alisson mientras sonreía y salía de la habitación para ir al baño y cepillarse los dientes.

Alisson también comenzó a despertar lentamente. Se incorporó para sentarse en la cama aún un poco dormida. Notó que estaba desnuda y rápidamente agarró las cobijas que había en el suelo y se tapó con ellas. Miró hacia atrás pero no había nadie. Recordó de repente la noche que había pasado con Bruno. Humedeció sus labios en una sonrisa y se puso de pie para buscar la misma camisa de Bruno que se había puesto anoche. Luego de ponérsela sobre su cuerpo desnudo, salió de la habitación. No vio a Bruno en la sala de estar y se dirigió a la cocina para tomar un poco de agua. Supuso que Bruno estaba en el baño al escuchar de lejos el agua de la llave del lavamanos. Recordó la sala de música que Bruno le había mostrado la última vez que había estado en la casa. Comenzó a buscar la puerta de la sala de música y al encontrarla abrió la puerta y observó que todo estaba tal y como lo recordaba. Observó todo a su alrededor mientras caminaba con los pies descalzos. Vio el piano y se acercó. Era un piano clásico de color marrón oscuro. Camino por todo su alrededor lentamente mientras pasaba su mano. Cuando estaba delante de las teclas, apretó su labio con timidez y se sentó en la banca del piano. Acarició las teclas con delicadeza, observándolas con admiración y deseos de tocarlo, pero no recordaba cómo hacerlo, hace mucho tiempo no lo hacía.

-Amaneciste en mi cama, tienes puesta mi camisa, y aun así... ¿No te sientes en casa?

Alisson volteó a mirarlo. Él estaba apoyado en el marco de la puerta sin camisa. Ella le sonrió y volvió su mirada al piano sin separar los dedos de las teclas.

-¿Qué loca se pone un vestido de fiesta en horas de la mañana? -le dijo bromeando.

-Esa es mi parte favorita de que no hayas logrado empacar ropa para venir -le sonrió.

-No será por mucho tiempo.

Bruno la miraba mientras ella no retiraba su concentración en el piano.

-Adelante, quiero escucharte -le sonrió.

-No lo sé... No lo hago desde que era niña.

Él caminó lentamente hacia ella sin dejar de verla. Cuando ya estaba cerca, se sentó a su lado en la banca del piano. Ambos se miraron tímidamente. Bruno le sonrió y la rodeó con su brazo tras la espalda para alcanzar con su mano las teclas del piano con ella entre su brazo. Ella sonrió y colocó ambas manos sobre las de Bruno mientras él comenzaba a tocar una melodía lenta en el piano. Alisson escuchaba y observaba atentamente. La melodía del piano sonaba por toda la sala de música con un pequeño eco. Bruno comenzó a bajar las manos del piano mientras dejaba que las de Alisson continuaran. Alisson intentó continuar con la melodía del piano mientras Bruno observaba y escuchaba. Luego de un minuto, terminó con la melodía. Miró a Bruno, quien también la miraba con una hermosa sonrisa.

QUILATES DE MAGIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora