Capítulo 84

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—¿Está bien? —preguntó Daniel emocionado— ¿Puedo verla?

—Sí. Si despierta nos avisan —se marchó la doctora—. Sólo puede entrar uno a la vez.

—Gracias —le dijo Daniel. Miró a Alisson, suspiró y se dirigió a la habitación donde estaba Vanessa.

Alisson se quedó mirando a Daniel decepcionada. Respiró hondo y apoyó la espalda contra la pared. Bruno se acercó a ella y Alisson vió su cabestrillo.

—Dime por favor que no te fuiste de la habitación sin ninguna orden.

—No lo soporté. Tenía que hacerlo si quería estar aquí contigo —le acarició su rostro.

Alisson depositó un modesto beso en sus labios.

—Cariño, te lo agradezco mucho. Pero no debiste hacerlo, estás mal.

—No estoy mal, estoy genial. Estoy contigo. No quiero dejarte sola en esto —acarició sus labios con su pulgar mientras la miraba a los ojos.

Alisson lo besó. Estaba agradecida de tenerlo vivo después de todo lo que había pasado.

—No sé si esto te vaya a gustar escucharlo pero... Jessica ha sido de gran ayuda —le dijo Bruno.

Alisson la miró. Jessica estaba sirviéndose un poco de agua de un dispensador antes de sentarse.

—Espérame aquí. Ya vuelvo —le dijo Alisson dándole un beso en la mejilla y caminó hacia Jessica.

Al ver Jessica que Alisson se acercaba a ella se puso de pie.

—Oh, Alisson ¿Cómo está tu amiga? —le preguntó.

Cuando Alisson ya estaba frente a Jessica le dió un abrazo. Jessica se quedó quieta y asombrada.
Desde lo lejos, Bruno le guiñó el ojo.

—¿Estás bien? —le preguntó Jessica confundida, muy confundida.

—Quiero darte las gracias por haberle salvado la vida a Vanessa y a todos nosotros —le dijo Alisson.

—¿De qué hablas?

En ese momento, Kenia y los Hooligans llegaron allí. Bruno se acercó a todos ellos colocado su dedo índice en medio de sus labios. Kenia y sus amigos lo miraban extraño.

—Gracias a ti Vanessa está viva —el llanto se agolpaba en su garganta y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos—. Gracias a ti Bruno también lo está, todo esto no se hubiera sabido si no fuera por ti y te lo agradezco, Jessica.

Jessica estaba sorprendida. Acababa de escuchar unas hermosas palabras hacia ella de la persona menos esperada.

—No hay nada que agradecer, yo sólo hago lo correcto. No quiero reconocimientos, o terminaré con la poca humildad que tengo —bromeó. Ambas rieron y se abrazaron de nuevo.

—¿Por qué hiciste todo esto? —le preguntó Jessica.

—Alisson, no soy mala. Sólo soy caprichosa. Todo lo que hice antes fue inmaduro y lo reconozco —admitió— ¡Dios! Eres afortunada de tener a ese hombre para ti. Pero sé que no es el único, podré esperar. Él es feliz contigo y eso es suficiente para mí.

Alisson le sonrió. Agradeció su sinceridad. Al voltear, ambas notaron que todos las miraban.

—¿Qué está pasando aquí?—preguntó con un poco de vergüenza al ver todas las miradas enfocadas en ellas.

—Yo no tengo ni la menor idea—se acercó Kenia a Alisson—. Freida quiere hablar contigo, Alisson.

—Mamá, Vanessa está viva—le anunció.

QUILATES DE MAGIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora