Capítulo 40

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Las gotas de agua caían sobre los cuerpos de Alisson y Bruno. Ambos se besaban lentamente, disfrutando del jugueteo de sus lenguas y labios. Bruno tomó el jabón que había sobre un recipiente de cristal y comenzó a deslizarlo lentamente por el cuerpo de Alisson. Primero por sus senos y su abdomen, luego le dio media vuelta para comenzar por su cuello, hombros, espalda y nalgas.

-¿Limpiando el rastro del crimen? -bromeó Alisson mientras se dejaba bañar de Bruno.

-No es necesario. Me declaro culpable -respondió con una sonrisa, volviéndole a dar la vuelta.

Alisson le quitó el jabón y empezó a deslizarlo por el pecho de Bruno mientras lo miraba a los ojos. Él la miraba también con una sonrisa que describía la paz y felicidad que sentía. Alisson acercó sus labios a los de Bruno para besarlo nuevamente mientras el agua resbalaba por sus rostros. Ella le acariciaba el mentón y dejaba que el agua retirara el jabón en el pecho de Bruno. Él cerró la llave de la ducha y tomó la toalla que estaba colgada sobre un perchero junto a la ducha. Rodeó la espalda de Alisson con la toalla y la cruzó tras la espalda suya, quedando envueltos en la misma toalla.

-¿Y cómo piensas que vamos a salir así de aquí? -reía Alisson.

-No lo sé. A ver... Pie izquierdo, pie derecho -bromeaba mientras daba sus pasos.

Alisson reía y le seguía la corriente, dando los pasos también. Así salieron del baño hasta llegar al armario de la habitación.

Bruno abrió la puerta del armario y Alisson sacó inmediatamente una camisa y se la colocó. Esta alcanzaba apenas a cubrir sus nalgas y parte íntima. Bruno se envolvió la toalla en la cintura mientras la miraba.

-Diablos. Mi ropa te luce mejor a ti que a mí.

-Qué tonterías dices -le dijo recogiendo su cabello y cayendo rendida en la cama.

Bruno cogió un pantalón corto de tela ligera de su armario y se lo puso. Se acostó en la cama junto con Alisson y suspiró al caer sobre el colchón.

-¿Cansado? -le preguntó Alisson con los ojos cerrados, intentando descansar.

-Por tu culpa -reía.

Alisson sonrió sin abrir los ojos ni despegando su mejilla de la almohada.

-Oye, yo también estoy cansada. Tú no te quedas atrás -le dijo Alisson.

Bruno le sonrió mientras acariciaba su rostro y lo contemplaba. Ella comenzó a dormirse poco a poco y él continuaba observándola. Le encantaba verla dormir, ver su paz y tranquilidad reflejada en su rostro. Luego de unos minutos, mientras le acariciaba su mejilla, un celular comenzó a vibrar dentro de las maletas. Alisson ya estaba dormida, así que Bruno se levantó para buscarlo antes de que el ruido la despertara. Lo escuchaba en sus maletas. Era el suyo. Lo buscó y cuando lo encontró vio en la pantalla un número desconocido.

-¿Hola? -contestó.

-Hola bombón.

-¿Quién habla? -preguntó seriamente.

-Jessica, cariño -respondió- ¿Tan rápido te olvidas de mí?

-No tengo tiempo para estupideces.

-Lo sé. No te preocupes. Mira, me di cuenta que estás en el hotel Scott. Lo mejor es que salgas de ahí lo más rápido posible.

Bruno reía.

-¿De qué hablas?

-Eres alguien que me importa mucho, así que jamás bromearía con esta clase de cosas.

-¿Pero de qué cosas estás hablando? No entiendo nada.

-El gran amigo de la Alisson es dueño de ese hotel, por si no lo sabías. Acabo de enterarme de que va hacer algo allí para hacerte meter en problemas.

QUILATES DE MAGIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora