Capítulo 43

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La luz del sol comenzaba a brillar a través del corto espacio que había entre la ventana y la cortina. Bruno sintió una calidez sobre su rostro. Abrió los ojos y frente a él estaba Alisson, acostada junto a él, acariciando su rostro. Él le sonrió y rápidamente se puso sobre ella con las piernas a ambos lados de sus costillas y comenzó a hacerle cosquillas. Alisson reía mientras intentaba quitarle las manos de encima.

-¡Brunoooo! -reía.

En medio del cosquilleo, Bruno la inmovilizó colocándole las manos hacia arriba a cada lado de la cabeza sobre la almohada. Por culpa del forcejeo, la blusa que Alisson llevaba puesta se desacomodó de su lugar, dejando ver su sostén blanco. Bruno le sonrió enarcando una ceja.

-¡Suéltame! Déjame acomodarme la blusa.

-¿Crees que voy a permitir que hagas esa tontería?

Alisson reía. Bruno observaba hipnotizado su risa. Ella se tranquilizó y se quedó sonriéndole, mirándolo a los ojos. Él no paraba de verla, la veía tan hermosa que no lo soportó y acercó sus labios a los de ella. Fue un beso lento, calmado y delicado.

-Ali...

Ella lo miró de nuevo, atenta a sus siguientes palabras. Él se quedó en silencio durante unos segundos.

-Dime -le dijo Alisson.

Bruno volvió a besarla, esta vez un poco más intenso. Al alejar sus labios, la miró directamente a los ojos.

-Te amo.

Alisson sostuvo la mirada, sus ojos brillaban notablemente.

-Te amo, Alisson.

Ella tomó la cadena que él llevaba puesta y lo atrajo de nuevo a sus labios.

-Yo también te amo.

Él le sonrió.

-¿Recuerdas que... Son nuestras últimas semanas juntos?

-¿Tenías que arruinarlo?

Bruno reía.

-Quiero aprovechar el tiempo estando contigo.

-Igual yo.

-Tengo planes.

-¿En serio? ¿Tan rápido?

-Dije que quería aprovechar el tiempo, no perderlo.

Alisson le sonrió.

-¿Y qué quieres hacer hoy?

Dos horas después. Bruno y Alisson estaban en un hermoso restaurante de ambiente tropical, disfrutando de un exótico desayuno a la orilla de un enorme balcón con vista a la ciudad. En la tarde estuvieron en el hotel, compraron palomitas de maíz y se acomodaron en la cama para ver películas, pero ambos se quedaron dormidos.

Al despertar, ya casi había anochecido. Pidieron pizza y soda. Alisson quedó satisfecha con dos porciones, pero Bruno comió cuatro. Quedó un trozo de pizza y ambos no sabían qué hacer con ella, así que Alisson la tomó, la lanzó por la ventana y se escondió. Bruno no paraba de reír, y se asomaba con cuidado para ver a quién le habla caído la pizza.

-¿En dónde cayó? -preguntó Alisson escondida tras la pared.

-En una cabeza muy calva -respondió sin dejar de reír.

Al caer la media noche, pusieron la misma película que no pudieron ver en la tarde pero nuevamente quedaron dormidos hasta el otro día. Al despertar, Bruno debía ir a continuar con sus horas de servicio comunitario y Alisson iría a visitar a su padre. Cuando ambos terminaron sus cosas, Bruno fue a recogerla y fueron a un famoso parque de diversiones hasta que fuera hora de cerrarlo. Salieron con un peluche enorme y con algodones de azúcar. Bruno estaba tan hostigado de tanto dulce que no quiso comerse la otra mitad del algodón. Alisson le entregó el peluche a cambio del algodón, terminó de comerse el suyo y rápidamente comenzó a comerse el de Bruno. Fueron al hotel, y cayeron en la cama agotados junto con el enorme peluche.

QUILATES DE MAGIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora