Capítulo 18

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Al cruzar la puerta, Alisson buscó un asiento del avión junto a la ventana y se sentó. Sonreía mientras tocaba sus labios, recordando lo que había sucedido con Bruno hace unos minutos. Al parecer, se acababa de dar cuenta que sentía cosas por Bruno pero no lo había querido reconocer al intentar convencerse de que nada ocurría entre ambos. Sin embargo, sabía que debían tomarse más tiempo; aún tenía muchas cosas para resolver antes.

Mientras tanto, Bruno salía del aeropuerto para ir por su Cadillac. Tampoco dejaba de pensar en lo que acababa de suceder. Aún no lo creía. La emoción que sentía lo hacía sonreír inevitablemente, pero intentaba no hacerlo para no parecer un tonto. A pesar de todo, sabía bien que aquello no podía asegurarle nada y reconocía que ambos tenían muchas cosas en qué pensar primero. Por eso sabía bien que no debía ilusionarse demasiado, sería complicado.

Al llegar al Cadillac, iba a llamar a Phil pero recordó que su celular ahora no existía. Condujo hasta Oswond para continuar con el curso de consejería ya que ahora sólo faltaban dos clases más para finalizarlo. Al llegar a Oswond, llevó el Cadillac al estacionamiento. En ese momento un convertible deportivo plateado se estacionó junto al Cadillac. Bruno se bajó de su auto y guardó las llaves en su bolsillo mientras se colocaba sus lentes de sol. Del auto deportivo bajó Jessica, quien guardó las llaves en su bolso de mano. Ella vio a Bruno, lo observó seriamente y continuó caminando, pasando por su lado intencionalmente.

-Tú debes ser la que cuida muy bien de los celulares ¿no?

-¿Me hablas a mí? -le preguntó fingiendo no importarle.

-No hay nadie más aquí ¿o sí?

-Ah, ¿ahora sí quieres hablar conmigo?

-Vayamos al grano -le dijo Bruno queriendo saber rápidamente- ¿Qué hiciste con mi celular cuando lo tenías en el camerino?

-¡Agh! Yo no hice nada. Tenía contraseña, no pude desbloquearlo.

-¿Cómo puedo confiar en eso después de las miles de llamadas que llegaban a mi celular? Además, tú misma amenazaste a todos allí con publicar mi número en internet.

-Eso sí lo hice, pero en realidad fue algo que inventé para que me tomaran en serio -Jessica le sonrió-. Si hubiera sabido tu número, hace mucho tiempo ya te habría llamado.

En ese momento habían llegado al salón del curso. La profesora del curso estaba a pocos minutos de cerrar la puerta para empezar las clases. Bruno iba a entrar, pero Jessica lo puso contra la pared de espaldas, quedando frente a frente. Un tablero de anuncios y posters estaba a su lado. Ella estiró su mano para quitar del tablero una pequeña hoja plegable, sacó un lapicero de su escote y apuntó en la hoja sobre el pecho de Bruno su número de celular. Ella le sonrió guiñándole un ojo, y pasando la hoja por la barbilla de Bruno.

-No querrás darme tu número, pero yo te daré el mío -le dijo colocando la hoja dentro del bolsillo delantero de él y yéndose de ahí caminando coquetamente.

La profesora se acercó a la puerta para cerrarla y Bruno se apresuró y entró inmediatamente al salón. Cuando se sentó, observó el escritorio de la profesora. Recordando que Alisson se sentaba cerca para cumplir con su castigo. Sonrió, porque de repente volvió a su mente el vívido momento de hace unas horas. Mordió su labio inferior y sonrió. Durante el curso, no se pudo concentrar recordando el rostro de Alisson sonriendo entre la multitud, su cabello agitándose alborotado por la brisa que hacía en la colina de Twin Peaks, su alegría bailando Rock with you con él en su casa, y sus labios durante la despedida.

-Así que, ahora serán ustedes los que expondrán todo esto en la próxima hora, luego del receso -decía la profesora acabando con la primera hora del curso y todos los demás se pusieron de pie para salir del salón al receso.

QUILATES DE MAGIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora