Capítulo 13

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Durante el recorrido de vuelta al apartamento de Alisson, ella estuvo en silencio, un poco incómoda porque no sabía bien qué había pasado. Observaba a Bruno disimuladamente de reojo y se sentía confundida.

-Eh... Gracias por esta noche, Bruno -le dijo-. La pasé muy bien, haciendo a un lado lo que sucedió con Efren. Perdón por eso.

-Ya te dije que tú no tienes la culpa de eso. Además, no fue nada.

-Oye, y... ¿Qué hacía esa chica allá? ¿La conoces o algo así?

-Se llama Jessica. Es una chica de Oswond...

-Sí, lo sé. Por su culpa me castigaron en clases.

-¿Ah sí? ¿Qué te hizo?

-Al parecer ya me conocía antes de yo conocerla a ella -respondió-. Comenzó hablar mal de mí delante la clase y eso me hizo enojar.

-Tienes un carácter muy fuerte -le sonreía Bruno.

-Quizás sí.

-Ella se llama Jessica. Me encontró cerca del estacionamiento de Oswond y desde ahí no deja de seguirme. Me está cansando.

Alisson se reía.

-No me sorprende -seguía riendo-. Ella fue quien me sacó de la primera fila en el concierto.

-Ah, entonces fue su culpa -Bruno sintió un poco de rabia con eso.

Luego de unos minutos, el Cadillac de estaba grente a la entrada del edificio donde vive Alisson.

-¿Es aquí? -le preguntó Bruno sin querer que se fuera aún.

-Sí... Es aquí pero... -Alisson observaba asustada la entrada del edificio.

-¿Qué sucede?

Alisson se bajó rápidamente del Cadillac y caminó de prisa hacia la entrada. Bruno estaba confundido y al ella bajarse, apagó el auto y se bajó de él para seguir tras ella.

-¡Qué diablos sucede! ¿Por qué mis cosas están aquí? -le preguntó Alisson con enojo a los guardias de seguridad del edificio. Bruno se acercó en silencio con las manos en los bolsillos, aún confundidos.

_Señorita Duque, nosotros sólo obedecemos órdenes -dijo uno de los guardias-. Los dueños del lugar nos mandaron a desalojar las cosas de su apartamento -el guardia señaló un camión estacionado cerca-. Y allí está el resto de los muebles. Aquí están sus maletas con su ropa y demás cosas.

-Ali ¿Qué está pasando? -le preguntó Bruno.

Alisson estaba confundida, asombrada y enojada.

-Efren, el maldito de Efren hizo todo esto -dijo Alisson sacando su celular bruscamente de su bolsillo para hacer una llamada.

Bruno seguía sin entender lo que pasaba, lo único que sabía era que comenzaba a fastidiarle bastante el tal Efren.

-¿Quién te crees que eres? -le dijo Alisson a Efren cuando contestó su llamada.

-Oh ¿Acabas de llegar? ¿No es un poco tarde para estar afuera en la calle?

-Deja de hacerte el idiota y explícame ahora mismo qué está pasando.

-Yo no tengo que explicarte nada Alisson. Tú misma has decidido esto -le dijo Efren- ¿Quién crees que pagó todos estos meses el alquiler en ese apartamento?

-¿De qué hablas?

-Tus padres están pagando tus estudios, pero yo me ofrecí para pagar tu apartamento.

-¿Qué? ¿Y por qué hiciste eso?

-Porque te quiero Alisson.

-Claro, se nota bastante. Las maletas en la puerta lo demuestran muy bien.

-Hago esto para que te des cuenta que necesitas de mí ¿Qué vas hacer ahora sin apartamento?

-¿Que necesito de ti? ¡Deja de tratarme como una niña! ¿Crees que porque eres rico me tendrás a tus pies? Bájate de esa nube idiota. Yo misma puedo conseguir mis propias cosas sin ayuda tuya ni de mis padres.

-Más te vale que ahora mismo estés aquí en Las Vegas, si no, tu amigo el cantante va a pagar las consecuencias, ya verás.

-Y tú para qué me necesitas en Las Vegas.

-Yo no. Tus padres.

-Yo misma hablaré con ellos, tú no tienes nada que ver ahí.

-Ya estás advertida.

-Uy, qué miedo te tengo, idiota.

Alisson colgó la llamada y bruscamente guardó su celular, cogió una maleta con cada mano y comenzó a caminar con rabia.

-Ali, Ali... ¿Qué diablos está pasando? ¿A dónde vas? -le preguntó Bruno.

-Bruno, ahora mismo no quiero hablar con nadie. Gracias por todo pero debo comenzar a hacer mi propia vida.

-Al menos dime qué pasa, me vas a volver loco -le dijo mientras comenzaba a seguirla.

-No tengo casa, no tengo dónde vivir ahora mismo -respondió enojada todavía, y con un poco de vergüenza con Bruno.

-Hablabas con el tal Efren ¿Verdad? -preguntó.

-No sabía que él pagaba el apartamento. Creí que eran mis padres, pero desde ahora yo misma me las arreglaré. No necesito de nadie.

Bruno se colocó enfrente de ella, bloqueándole el camino.

-Sé que eres una mujer fuerte que puede valerse por sí misma -le dijo Bruno agarrando sus manos para que soltara sus maletas-. Pero ahora mismo necesitas ayuda, y yo estoy aquí. No voy a dejarte sola por ahí.

-No, Bruno. No quiero meterte en problemas. Él mismo amenazó hacerte pagar las consecuencias si no regreso pronto a Las Vegas.

-No le tengo miedo a ese imbécil. Ven conmigo, Ali.

Alisson suspiró para liberar un poco toda la rabia que sentía en ese momento. Reconoció que todo saldría mal si se seguía dejando llevar por la rabia.

-Gracias, Bruno -dijo Alisson un poco más calmada-. Mañana mismo estaré buscando en dónde me quedo, te lo prometo.

-No pienses en eso. Lo importante ahora es que estés segura -Bruno cogió las maletas que Alisson había tomado. Abrió el maletero del Candillac y las guardó ahí.

-¿Qué haremos con los muebles? -le preguntó Bruno señalando el camión.

-Que se vayan al diablo -respondió Alisson al comprender que entonces también Efren había comprado los muebles.

Bruno reía.

-Okey, entonces vámonos.

Una sonrisa estuvo estampada en el rostro de Bruno durante todo el camino hacia Los Ángeles.

-Estás sonriendo desde que nos montamos -reía Alisson.

-Tengo un gran motivo.

-¿Cuál?

-Tú.

Alisson se rió irónicamente.

-¿Yo? Estaré estorbando en donde quiera que me hagas quedar... Por cierto ¿dónde me harás quedar?

Bruno reía sin creer lo que Alisson le decía.

-¿Estorbando? Eso es lo más ridículo que has dicho -le dijo estacionando el Cadillac-. Y... ¿En dónde te haré quedar? Pues... henos aquí -su boca dibujó una sonrisa grandiosa-. Bienvenida a mi casa

QUILATES DE MAGIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora