Capítulo 34

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-... Iré contigo a Londres.

-¿Qué? -exclamó Emily.

-¡Me llevarás contigo! -exigió Vanessa.

Bruno la tomó del mentón a atrajo su rostro a sus labios y la besó tiernamente mientras sonreían ambos.

-¿Estás segura? -le preguntó sin podérselo creer.

-Creo que los problemas con mi familia han acabado -respondió Alisson-. He hablado con ellos y prometí no hacer escándalos de prensa.

Bruno no retiraba su mirada de los ojos de Alisson. Sentía mucha inquietud acerca de esto.

-¿Nos vamos ahora? -le preguntó Alisson.

Bruno estaba en silencio, pensando en hacer algo.

-¿Qué pasa?

-Iré a hablar con ellos -dijo soltándola de las manos y caminando hacia el pasillo para ir a la habitación en donde estaba Harrison y Kenia.

-Bruno, espera -se acercó a él- ¿Por qué hablarás con ellos? ¿Qué... Qué les dirás? Será... extraño.

Bruno se detuvo y la tomó de las manos mirándola a los ojos con una sonrisa.

-Ali, si queremos que todo salga bien, hagamos las cosas bien -le explicó-. Si dices que ya has solucionado todo con ellos, entonces no debes temer.

Alisson reconoció que tenía razón, no tenía argumentos para protestarle. Sin embargo, aún sentía inseguridad. Pero no dijo nada más. Bruno le sonrió para tranquilizarla y continuó caminando. Alisson suspiró y lo observaba mientras se acercaba a la habitación.

Cuando Bruno llegó, abrió la puerta despacio y asomó su cabeza. Vio a Harrison en la camilla y a Thamar sentada junto a ella. Ambos hablaban, pero al escuchar que la puerta se abrió miraron quién era. Bruno entró y cerró la puerta tras de sí. Kenia y Harrison se sintieron incómodos y se quedaron en silencio mirándolo extraño.

-Sí, sé que no esperaban que apareciera por aquí -les dijo Bruno colocando sus manos en los bolsillos-. Sin embargo, aquí estoy. Y creo que saben por qué.

Ambos se miraron. Quedaron en silencio durante unos segundos.

-Pues habla ahora, chico -le dijo Harrison-. Queremos oírlo de ti.

Bruno se quitó el Borsalino (sombrero) oscuro que llevaba puesto. Humedeció sus labios y suspiró.

-Me he enamorado de su hija -le dijo a ambos con profunda seriedad-. No sé si para ustedes es evidente, sólo me importa que para ella lo sea. A lo que quiero llegar es... Sé que saben de mí por malas cosas que han pasado. Pero quiero demostrarles que sólo quiero apoyar, cuidar y amar a su hija.

-Bien, al parecer tienen los mismos sueños sobre... Esas cosas de música y fiestas -decía Kenia-. Si ella es feliz con eso pues hay que dejarla ¿No?

-Dejemos que el tiempo demuestre quién eres realmente -contestó Harrison en voz serena.

-El tiempo y yo nos encargaremos -dijo Bruno sonriendo educadamente-. Y espero que sea suficiente como para evitar que cancele mis conciertos -bromeó Bruno.

Kenia observó a Harrison confundida.

-¿De qué habla? -le pregunto.

-Lo hecho, hecho está -dijo Harrison-. Tú lo buscaste.

-No se preocupe, ya me encargué de eso -contestó Bruno-. Supongo que ya saben que Alisson vendrá conmigo a Londres.

-Sí, ya lo sabemos -respondió Kenia-. Ella quiere comenzar a volar por sí misma, espero que el viaje le sirva de ayuda.

-No se imaginan lo fuerte que es, no dudará en confirmarlo -dijo Bruno sonriéndoles y abriendo la puerta para irse-. Espero que se recupere pronto, señor.

Bruno cerró la puerta al salir y se dirigía de nuevo a la sala de espera, pero Alisson lo esperaba en el pasillo. Al parecer no quiso estar en la sala de espera junto a Emily. Además, la ansiedad por saber qué pasaría con él y sus padres no le daban ganas de sentarse a esperar pacientemente.

-¿Qué pasó? ¿Qué te dijeron? -preguntó inmediatamente al verlo.

Bruno le sonrió y se reía de ella burlándose de la ansiedad que se notaba en su rostro.

-¿Sigues sin confiar en mí?

-Bruno, dímelo ahora ¿Qué ha pasado? -preguntó intrigada.

-Solo debes saber que no habrán problemas con tus padres -le sonreía mientras la abrazaba.

-Esto es increíble -dijo sintiendo que un gran peso de encima se quitaba de sus hombros.

-Próxima parada: Londres -le dijo antes de acercar sus labios a los suyos y besarlos lentamente. Comenzaron a morderse los labios el uno al otro. Ahora estaban jugueteando con sus mordidas mientras reían y caminaban distraídos hacia la sala de espera.

-Maldita -dijo Emily entre susurros para sí misma al verlos a los dos.

Ambos se dirigían a la puerta, pero antes, Alisson se acercó a Vanessa.

-¿De verdad te irás? -le preguntó Vanessa un poco preocupada.

-Será poco tiempo, Vane -le respondió sonriendo.

-Voy a extrañarte demasiado -dijo Vanessa.

Ambas se abrazaron.

-Acompáñanos si quieres -le dijo Bruno a Vanessa-. Ali necesitará una compañera para el concierto.

-¿Hablas en serio? -preguntó Alisson sorprendida. Emily y ella se miraron con asombro y entusiasmo.

-¡Claro, claro que sí! Me encantaría -le dijo Vanessa a Bruno abrazando a Alisson con una enorme sonrisa.

-Bien, deberán ir por cosas a su casa -les recordó Bruno.

-Sí, vamos ahora -dijo Alisson.

Vanessa se acercó a Daniel, quien estaba sentado.

-No tienes que explicarme nada -le dijo Daniel al notar que Vanessa se acercaba con un rostro de "no sé cómo decirlo"-. Es tu vida, tú decides si irte o no.

-Vengo a decirte que te extrañaré -le dijo Vanessa-. La pasé muy bien contigo -le susurró al oído.

Daniel le sonrió y se puso de pie mientras ella lo miraba y él la besó.

Bruno y Alisson se miraron con incomodidad, pero Alisson sentía más el asombro.

-¡¿Qué?! ¿En qué momento ocurrió todo esto? -preguntó Alisson con los ojos bien abiertos.

-No eres la única que puede tener un chico bien guapo -le contestó Vanessa sonriéndole.

-Bien, vámonos ahora mismo -dijo Alisson-. No podemos perder más tiempo, mañana debemos estar en el aeropuerto de Los Ángeles.

Los tres salieron del hospital y los guardias de seguridad les hacían paso para que pudieran llegar a un taxi en medio de los paparazis.

QUILATES DE MAGIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora