Capítulo 36

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-¡Que despiertes maldita dormilona! -gritó Vanessa arrojándole una almohada.

Alisson sintió que una almohada chocó fuertemente con su cara. Se quejó y se levantó, vio a Vanessa con una toalla envuelta bajo sus axilas.

-Creo que tú y Phil están hechos tal para cual -dijo Alisson apenas despertando.

-¿De qué tonterías hablas? -le entregó una toalla-. Más bien, vete a bañar. Llegaremos tarde por tu culpa.

-¿Tarde? ¿A dónde? -preguntó recibiendo la toalla.

-Hoy acompañaremos a los chicos en los ensayos -le dijo empujándola hacia el baño-. Rápido, báñate. Ya casi llegarán.

-Espera, espera. No entiendo nada ¿Iremos con ellos? ¿Quién te dijo eso?

-Yo lo dije. Así que más vale que te bañes ahora -cerró la puerta del baño al hacerla entrar.

Alisson estaba confundida. Pero decidió seguirle la corriente y comenzó a bañarse. Vanessa se asomó por la ventana de la habitación en la que estaban. Vio en la entrada del hotel a Eric, James y Phil estaban saliendo, al parecer esperando a Bruno. Phil miró hacia arriba y Vanessa se escondió rápidamente. Phil logró verla antes de que se escondiera y se rió en sus adentros. En ese momento, tocan la puerta. Vanessa se acomoda la toalla y la abre solo un poco, lo suficiente para asomar sólo su cabeza.

-Buenos días Bruno -fingió sueño y bostezaba- ¿Qué pasa?

-Hola... ¿Y Ali? ¿Sigue dormida? -preguntó intentando ver dentro de la habitación.

Vanessa cerraba un poco más la puerta para evitar que Bruno viera.

-Sí, sí. Sigue dormida, está muy temprano aún ¿No crees?

-Ya casi es medio día.

-Eehh... ¡Ouh! Claro, es que... mi reloj está con la hora de Las Vegas. Ya sabes... Ocho horas de diferencia.

-Mmm. Sí, es cierto ¿Puedo... verla?

-¿Verla? No, no. Es que se despierta.

-Estamos hablando de Alisson -se rió Bruno.

-¿No tienes que irte ya a... ensayar?

-¿Está pasando algo? -sospechó.

-¿Qué? ¿De qué hablas? No pasa nada -dijo sin tener más ideas para evadirlo-. Agh, Bruno, vete ya. Estaremos aquí cuando regresen, no será mucho tiempo.

-Quiero verla antes de irme.

-¡Que está durmiendo, pendejo! -recalcó.

-Está bien, está bien. Dile que... debo hablar con ella en la noche. Claro, cuando despierte -dijo yéndose.

-Le diré. Buen día, adiós -se despidió y cerró rápidamente la puerta. Se puso su ropa interior y peinaba su cabello. Sentía que Alisson tardaba mucho y se desesperó.

-¡Agh! ¿Te estás desintoxicando o qué? -tocaba la puerta.

-¡Un momento! Ya voy a salir.

-Apúrate -exigió y continuó arreglándose.

Cuando ambas estaban listas, salieron de la habitación esperaron el elevador.

-¿Ahora me puedes explicar qué nos harás hacer? -le dijo Alisson.

-Sólo dejan entrar a los chicos a los ensayos. Es en un club muy bonito, según lo que he averiguado. Y quiero entrar, además, será una sorpresa para ellos, especialmente para tu Bruno.

-¿Y por eso haces todo esto? -se reía.

-Sabes que me encanta hacer lo que no está bien -le guiño el ojo.

Alisson puso los ojos en blanco y seguía riéndose. El elevador abrió sus puertas y ambas bajaron al primer piso.

-Y ahora qué. Cómo vamos a llegar allí.

-Pues no sé, tomaremos un taxi -dijo parándose en medio de la calle.

-¡Vanessa! -la agarró de la mano y la haló hacia el andén- ¿Qué te pasa, estás loca?

-Eemm... ¿Sí?

-Agh, creo que el viaje te empeoró la cabeza -dijo mientras intentaba detener un taxi alzando su mano.

Un taxi se detuvo y ambas se subieron.

-¿Y bien, a dónde vamos? -preguntó el taxista.

Ambas se miraron.

-¿Qué? ¿Por qué me miras? Tú dijiste que sabes en dónde es ese tal club -le dijo Alisson.

-Ah, sí. El... Café de París -le dijo al taxista al recordar el nombre del club.

-El famoso Café de Paris... Ustedes no son de por aquí ¿Verdad? -preguntó e taxista.

-No, somos de...

-¿Y eso qué le importa? -le interrumpió Vanessa a Alisson.

-¡Vane!

-¡Pero es la verdad! Es un taxista, su trabajo es llevarnos al maldito Café de Paris, y no preguntar cosas que no le incumben.

-Bien, señorita. Entonces haré trabajo y las llevaré a su muy muy lejano destino -dijo el taxista.

-Sí, sí. Ya cállese y llévenos -dijo Vanessa.

Alisson le hacía gestos de desaprobación, no le agradaba su grosería. El taxi aceleró, dobló una esquina y se detuvo. Fueron unos 10 segundos de viaje.

-Llegamos -dijo el taxista.

-¡Qué! -exclamó Vanessa confundida.

Alisson observó por la ventana y vio un bonito lugar que sobre la puerta de entrada decía "Café de París".

-Creo que no había necesidad de coger un taxi -dijo riéndose.

El taxista se reía junto con Alisson burlándose de Vanessa. Ella abrió la puerta del taxi y se bajó inmediatamente. Alisson se disculpó con el taxista por la grosería de Vanessa y él comprendió. No cobró nada ni se enojó porque le parecía buena persona Alisson. Ella también se bajó del taxi y ambas ahora estaban frente al club, especialmente frente a los agentes de seguridad.

-¿Y ahora qué, señorita grosera? -le preguntó Alisson.

-Lástima que aquí no eres famosa, creo.

-¿Para qué?

-Porque rápidamente nos dejarían entrar.

-¿Y entonces?

-No te preocupes, tengo un plan.

QUILATES DE MAGIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora