Capítulo 76

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Bruno se sentía roto, quebrado, destruído. La vergüenza que sentía no era comparable a ninguna otra que había sentido antes. No sabía cómo había pasado, no sabía cómo había ocurrido, pero la realidad era esa. Que ella lo había visto con Jessica.

—Bruno, no le entendí muy bien a mí madre lo que le explicaste ¿Podrías decirme tú qué ocurrió con mi padre? ¿De verdad mató a Efren? —preguntó Freida.

Bruno estaba de espaldas, así que ella no noto que él estaba mal.

—¿Bruno, me estás escuchando?

Él era incapaz de articular palabra alguna. Se agachó para recoger el anillo de Alisson, se levantó y volteó.

—Ay, por Dios, Bruno ¿Qué te sucede? —preguntó preocupada.

—La voy a perder... Una vez más —dijo con su voz quebrada, soportando los fuertes impulsos de querer llorar y gritar.

Freida sintió lástima por él aunque no supiera lo que había pasado.

—¿Qué pasó, Bruno? ¿Precisamente ahora? —preguntó preocupada.

—Cometí un error, me equivoqué, me dejé llevar...

—Para, para. Qué fue lo que hiciste, Bruno.

Bruno comenzó a recordar aquel momento como lo más desagradable que haya podido hacer. Sintió un gran vacío dentro de sí, sentía que su vida era lanzada a la basura pedazo a pedazo.

—La... Engañé —suspiró mientras se apretaba el cabello.

—¿Qué? —se sorprendió Freida—. Bruno... Se casaron hace unas semanas ¿Y ya la engañas?

—Yo intentaba saber sobre él, sólo quería ayudarla, era la única forma. Pero todo pasó muy rápido. Fui un idiota...

—Sí, sí lo fuiste. Lo bueno es que esta vez no fue conmigo —bromeó.

Bruno no tenía ganas de reír. La verdad, había sido un día mentalmente agotador para él. Alisson terminó con las preguntas del policía y quiso regresar con su madre pero Bruno aún seguía allí.

—Alisson, déjame hablarte...

—Hablarme qué, Bruno ¿¡Hablarme qué?! —casi gritaba—. ¿Que engañaste a tu esposa? ¿Que así es como me respetas? ¿Qué así es como me amas?

—Dios, Alisson. Te amo como jamás lo sabrás —intentó tomarla de las manos pero ella se alejó.

—¡Sólo hablas mierda! El mismo día que nos casamos me prometiste que vendrían días mejores ¿Y qué pasa? ¡Buscas a la más perra para que te chupe las bolas!

—¡Basta, Alisson! —gritó y la detuvo—. Yo no la busqué, sabes que estuve allí para saber cosas de Efren. Gracias a lo que me dijo pude traer a la policía hasta aquí. Pero ella me obligaba a seguir su juego a cambio de respuestas...

—Y tú jugabas con mucho gusto —decía irónicamente.

—Sé que me dejé llevar al principio, pero me detuve.

—Igual empezaste.

—Soy un tonto, lo sé. Pero te amo a ti, lo que pasó fue extraño. Jamás se volverá a repetir, Ali —la tomó del mentón para que lo mirara y ella lo hizo, algunas lágrimas aún salían de sus ojos —. Maldita sea, Alisson. Lo sé, soy el culpable de tus lágrimas y eso jamás me lo perdonaré.

—Yo tampoco lo haré —le dijo ella con su voz cortada.

—No, no, no, Ali. Princesa, necesito tu perdón para continuar. No podré vivir sin eso.

QUILATES DE MAGIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora