Capítulo 25

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-Llévame contigo ahora -le susurró Alisson entre los labios.

Alisson sentía el calor de la respiración de Bruno sobre su mentón, lo que le causaba una sensación tan increíble que por poco creyó que nada de esto estaba ocurriendo. Bruno observaba sus labios con profundo anhelo, sabía que hiciera lo que hiciera con ella, jamás estaría satisfecho porque se decía a si mismo que amarla era muy poco. Se sintió tan insignificante a su lado, que no comprendía porqué Alisson estaba ahí. Pero no quería aterrizar, no quería dejar de flotar. Así se sentía. Pasó su pulgar suave y delicadamente sobre el labio inferior de Alisson, disfrutaba de su suavidad. Disminuyó lentamente los milímetros de distancia que había entre sus labios mientras la miraba tiernamente con una distraída sonrisa.

-Te deseo más que a nadie en el mundo -le dijo en voz baja mientras continuaba acariciando los labios de Alisson-. ¡Dios! Eres una mujer preciosa. No bromeo cuando digo que me traes loco -besó su frente tomándose su tiempo-. Es lo que más desearía hacer, pero no puedo hacer esto contigo así sin más, Ali. Eres demasiado importante para mí, no quiero arruinar esto.

-No voy a seguir engañando más a nadie. Bruno, también te quiero. Me encantas... No voy a negarlo más -le dijo tomando con ambas manos sus hombros y rosando sus labios con los de él de un lado a otro-. Te extrañé durante estos meses. Siento no haberte dicho nada antes, soy una tonta.

Bruno no podía creer lo que estaba escuchando. Su emoción fue tan grande que no pudo evitarlo, apoyó de nuevo su mano contra la pared, con la otra la tomó de la nuca y comenzó a besarla apasionadamente. Alisson dejó apoyar su espalda contra la pared para dejarse llevar por el beso que tanto disfrutaba. Sentía los labios de Bruno tan apretados a los suyos que inevitablemente comenzó a sentir un placentero calor dentro de sí. Sus lenguas se entrelazaban disfrutando del sabor de la otra. Los labios de ambos se estaban enrojeciendo por el frote entre ellos. La mano que Bruno tenía apoyada sobre la pared se empuñó con gran fuerza., intentando controlar la excitación que comenzaba a sentir nuevamente. La respiración de ambos se aceleraba. Bruno agarró su cintura y la cargó, elevándola hasta que ella cruzara sus piernas entre las caderas de él. No dejaban de besarse, ella ladeó su cabeza, dejando que Bruno besara su cuello. El calor de su aliento sobre su cuello la hacía apretar el hombro de Bruno mientras que con la otra mano apretaba el pelo tras sus orejas. Ella soltaba pequeños gemidos con su respiración, mientras sentía los húmedos labios de Bruno resbalándose sobre su cuello junto el jugueteo de su lengua. Bruno dejaba escapar unos suaves resoplos de placer entre sus dientes, los cuales los apretaba para ayudarse a controlar, pero le era difícil porque le fascinaba sentir los apretones de placer que Alisson le hacía inconscientemente. Mientras Bruno besaba su cuello, Alisson rosaba lentamente de abajo hacia arriba la mejilla de él con su labio inferior. Apretaba aún más sus piernas contra las caderas de él. Ella llevaba el vestido que Vanessa le había obligado a comprar, el cual, al estar en dicha posición, se recogió tanto que hacía que su ropa interior estuviera a milímetros de los pantalones de Bruno. Él lo notó, y la sensación de todas las cosas acumuladas empezaba a derrumbar el control que trataba de mantener. Comenzó a acalorarse. Entre sus piernas ya sentía que no podía aguantar más si continuaba con esto.

-Ali -dijo entre jadeos.

-Cállate, no se va arruinar nada -le dijo Alisson con sus ojos cerrados y con su respiración agitada.

-Ali -estiró su cuello hacia atrás suspirando profundamente, volviendo a su cuello nuevamente-. Maldita sea, por qué me haces esto.

Alisson sonrió y tomó su cara con ambas manos para mirarlo frente a frente.

-¿Hacer qué?

Bruno le sonrió mirándola a los ojos. Acarició con un poco de fuerza sus piernas desde los muslos hacia las rodillas y ella le mordió su labio. El apretó sus labios y comenzó a improvisar una canción que de repente salió de su mente y la cantó susurrándole al oído mientras lentamente presionaba su cadera en la ropa interior de Alisson contra la pared en la que apoyaba ella su espalda.

QUILATES DE MAGIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora