Derek
No me puedo creer que Jade haya decidido hacer campana para pasar un rato con el imbécil ese. Es que, ¿a quién se le ocurre? La gente no suele saltarse clase cuando 1) estudias en un Instituto privado de intercambio; y 2) cuando corres el riesgo de que llamen a tus padres —en este caso, los míos— para avisarles de que no has asistido durante la primera hora. Démosle las gracias a Dios de que no ha habido necesidad de llamar a nadie.
Me cabrea y me entristece que no quiera hablar conmigo. Sí, la cagué, pero ¡joder!, pensé que se arrepentiría, me insultaría y saldría por patas de mi cama. Todo tenía más sentido si me iba y la dejaba dormir para que cuando despertara no tuviera que enfrentarse a lo sucedido la noche anterior. Yo... no sabía lo que sentía en ese momento. Ahora sé que debería haberme quedado en la cama, abrazado a ella, observando su bonito rostro dormido. Joder, soy imbécil y siempre encuentro la manera de cagarla.
La miro. Está a unas cuantas mesas de mí, comiendo, observando el grupo de gente que la acompaña. Son personas con las que nunca he hablado, de hecho, ni siquiera me sé sus nombres. No parece muy animada. Mira absorta su plato de comida ahora vacío. No sé qué narices está pensando, pero me muero por saberlo. <Tranquilízate, Derek, ni que estuvieras colgado de esta chica>. Revivo los pocos besos que compartimos... qué perfectos sus labios, su forma de tocarme, su encantadora risa nerviosa... ¡Mierda! Ya estamos otra vez. ¿Por qué me cuesta tanto dejar de pensar en ella?
–¿Te encuentras bien?—la voz de Joshua me saca de mi burbuja de pensamientos.
Alzo la cabeza, distraído, y veo que todos mis amigos me están mirando. No sé que cojones estaba haciendo, pero parecen preocupados. Asiento intentando aparentar tranquilidad.
–Darrell está planeando hacer una fiesta en su casa este sábado—me informa Joshua.
Estamos en las escaleras del Instituto, apoyados en la barandilla viendo pasar a la gente. Ya han acabado las clases y tengo unas ganas terribles de volver a casa, pero debo llevar a Jade conmigo. No sé dónde se ha metido, espero que no la recoja algún otro imbécil como Rich. Dudo que quiera meterse en mi coche, pero tengo que intentarlo.
–No me apetece mucho, la verdad—digo después de un rato.
Conociendo a Darrell, sé que querrá invitar a Jade a la fiesta para camelársela, y eso no va a ocurrir. La principal razón es porque Jade odia nuestras fiestas, o como ella las llama: "Fiestas de niños ricos", así que no querrá asistir. Además, teniendo en cuenta que yo soy su responsable, no va a ir si yo no la llevo. Conclusión: no vamos a ir a la estúpida fiesta de Darrell.
Antes de que Joshua pueda preguntarme el por qué, aparece Jade y se planta delante de nuestras narices. Se cruza de brazos fulminándome con la mirada. ¿Qué?, ¿no tiene a nadie que pueda llevarla a casa y recurre a mí? Es patético, pero es aún más patético que yo me alegre de que por fin vayamos a poder estar a solas. Miro cómo Joshua se la come con la mirada, deteniéndose en sus pechos para luego recorrer sus carnosos labios. Me pone enfermo.
–Hola, Jade—la saluda mi ahora amigo.
–Hola, Joshua—ella le ofrece una encantadora sonrisa—. ¿Cómo va todo?
–Genial. Justo estábamos comentando que Derek tiene unas cosas que hacer y no puede llevarte a casa—un momento, ¿qué?—. Si no te importa, puedo hacerlo yo.
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Blanco y Negro
Romance"He tenido la maldita suerte de ganar el sorteo para hacer un intercambio con un instituto privado de Estados Unidos. A pesar de mis constantes quejas, mi madre me ha obligado a irme a vivir allí un curso entero. ¡Un curso entero! Ocho largos meses...