Jade
Por fin se ha ido la familia de Derek. Sí; por fin. No es que me hayan caído del todo mal, pero podía oír cómo en su mente me criticaban y juzgaban. Incluso después de comer, en el salón, hablando con la tía de Derek me he dado cuenta de lo mucho que intentaban mantener las distancias conmigo. Cada vez que sentía que me estaban juzgando, me repetía en mi cabeza el "que les den a todos" de Derek. Me gustaría ser tan radical como él, pero no puedo evitar preocuparme por cómo nos ven los demás. La gente del instituto, su padre, sus tíos, sus amigos... ¡todos están acechándonos, esperando a que rompamos! ¿Tan poca confianza tienen en nuestra relación? Todo está siendo un desastre.
El sonido de mi teléfono resuena por mi habitación y no dudo en alcanzarlo. Es un mensaje de Emma; le apetece quedar conmigo mañana. Me limito a escribir un rápido "luego te llamo" y guardo el móvil.
Me miro al espejo. Sigo deslumbrante; aún no me he quitado el vestido y el poco maquillaje que llevo resalta el color de mis ojos. No parece que mi mundo se haya derrumbado hace unas pocas horas. ¡Dios, aún no me creo que le haya contado todo eso a Derek! Los recuerdos de mi madre llorando y de la nevera vacía empiezan a proyectarse en mi cabeza, pero por suerte mi novio entra en la habitación y esas pesadillas se disipan tan rápido como han venido.
Lo miro a través del reflejo del espejo. Él también sigue vistiendo la ropa de la comida, y soy incapaz de no comérmelo con la mirada. Está tan bueno con esa camisa..., el pelo revuelto..., pantalones de traje... Oh, Jesús, está impresionante. Cierra la puerta lentamente y echa a andar hacia mí mientras se desafloja la corbata. Ay, ¿cómo ese simple gesto puede ser tan excitante? No le quito los ojos de encima.
–¿Cómo estás?—murmura mirándome a través del espejo. Frunzo ligeramente los labios.
–He tenido mejores días—contesto intentando quitarle algo de hierro al asunto. No quiero volver a hablar sobre mi padre.
Derek esboza una leve sonrisa y se coloca detrás de mí de forma que mi espalda choca con su pecho. Me rodea por la cintura y deposita un beso en mi sien. Oler su aroma a vainilla, notar su respiración caliente en mi piel, sus manos haciendo presión en mi cuerpo... son sensaciones que me hacen subir hasta las estrellas. Me mira desde el espejo y me sonríe.
–Haré que sea un día mejor, no te preocupes—ronronea contra mi cuello. Un suspiro descontrolado se me escapa por los labios cuando comienza a darme besos debajo de la oreja. Joder...—. Estás muy tensa, Jade.
Ni siquiera presto atención a lo que dice y me limito a asentir mientras acaricia mis caderas y mis muslos. Sigue besándome el cuello, cada vez más abajo, hasta que llega al borde del vestido. Cuela una de sus manos por mi falda y sus dedos se meten por mis bragas. Ya estoy jadeando. Derek traza círculos en mi piel, muy cerca de esa zona. No sé si gimo, jadeo, o ambas cosas, pero tampoco estoy en condiciones de pensar en ello. Esto es justo lo que necesitaba, necesitaba que me calmase a su manera.
Nos miro en el espejo, y si no fuera porque mi novio está a punto de masturbarme, me reiría: yo, ansiosa por que me toque totalmente despeinada y con las mejillas encendidas, y él analizando mis reacciones según me acaricia. Estamos tan distraídos y tan encantados con lo que está sucediendo... Somos una pareja adorable.
Me quejo cuando los dedos de Derek abandonan mi zona favorita y se dedican a bajarme la cremallera del vestido. Empiezo a notar su prominente erección clavada en mi trasero cuando acaba de bajármela y ve que voy sin sujetador. Deja que la tela caiga al suelo descubriendo mi cuerpo semidesnudo y se me queda mirando unos instantes en el espejo hasta que decide cogerme en volandas y llevarme a la cama. Se tumba encima mío y reparte besos por todo mi cuerpo. Joder..., qué sexy es mi novio y qué bien sabe tocarme; allí donde quiero un beso, me besa. Es perfecto.
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Blanco y Negro
Romance"He tenido la maldita suerte de ganar el sorteo para hacer un intercambio con un instituto privado de Estados Unidos. A pesar de mis constantes quejas, mi madre me ha obligado a irme a vivir allí un curso entero. ¡Un curso entero! Ocho largos meses...