Aguacate

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Derek

Emma y Jade se han recorrido todo el puto centro comercial deteniéndose en cada tienda. Will y yo estamos exhaustos; no solo por haber estado detrás de ellas todo el tiempo, sino también porque estamos haciendo de aguantabolsas. Tengo la suerte de que Jade solo se ha comprado una simple camiseta, porque Will lleva cerca de seis bolsas en cada mano. Creo que está claro quién es la obsesa de las compras aquí.

A pesar de ocupar el lugar de novio-aguantabolsas, estoy disfrutando bastante. Me alegra mucho ver a Jade hablar y reír con una chica de Los Ángeles; desde que nos conocimos no la había visto establecer ninguna amistad femenina —mi madre no cuenta—. Además, he podido recuperar la buena relación que tenía con Will, es como si los cuatro años que estuvimos sin vernos hubieran sido, en realidad, dos días.

–Derek—me llama Will. Alzo la cabeza, distraído.

–¿Hm?

–Te preguntaba cómo conseguiste salir con ella. En mi casa parecías desesperado por que fuera tu novia—Will la mira de reojo mientras me habla. Emma rebusca entre las faldas y Jade está mirando con curiosidad una sudadera de la sección de hombres.

–Le dije que la quiero—mascullo encogiéndome de hombros.

–¿Y la quieres?

–Claro que la quiero—replico, y mi amigo alza una ceja como si no creyera mis palabras.

–En los USAW me dijiste que no estabas enamorado de ella—me suelta. ¿Pero qué narices está diciendo?

–La gente cambia de opinión, Will—suspiro—. ¿De veras crees que yo sería capaz de mentirle con una cosa así? Venga ya; si ni siquiera le digo a mi madre que la quiero.

–Hay quien dice "te quiero" solo para follar—se defiende, y yo pongo los ojos en blanco—. ¿Qué? Jade está buena; no sería tan raro que lo hicieras.

–¿Qué has dicho?

–Que Jade está buena—repite. Eso solo hace que se me tense más el cuerpo—. Joder, Derek, no me mires así. Tu novia está para comérsela. Como si no lo supieras...

–Ya sé que está buena, pero no me gusta escucharlo de tu boca—murmuro claramente molesto. ¿Por qué todos tienen que decirme lo buena que está Jade? Yo ya lo sé, con eso basta. Se esperan que con esos comentarios me hagan sentir mejor por tener una novia preciosa, pero lo único que consiguen es cabrearme—. Además, tú tienes novia.

–¿Y qué? ¿Es que ahora en adelante tengo que taparme los ojos cada vez que veo una chica guapa? Joder, como si estuviera prohibido decir que una chica está para comérsela.

–Sería un detalle que te callaras esos comentarios delante de su novio—gruño. Como Will vuelva a decir que está para comérsela...

Oigo que suelta una risita y niega con la cabeza. Prefiero dejarlo correr y no insistir en el tema, pero de verdad me cabrea que me diga a mí esos comentarios. ¿Acaso yo le digo que Emma está buena? No, no se lo digo. <Probablemente porque ni siquiera te has fijado, Derek>, me recuerda mi subconsciente. Ignoro mis pensamientos y vuelvo a posar los ojos en mi novia. Sostiene la misma sudadera de antes entre sus pequeñas manos, mirándola y remirándola. Parece gustarle mucho; hasta ahora no se había fijado tanto en una prenda. Finalmente se decide por mirar la etiqueta del precio. Se le agrandan los ojos e inmediatamente la cuelga donde estaba. No dudo en acercarme.

–¿La quieres?—le pregunto volviendo a coger la percha.

–No, es igual. Déjalo—hace un gesto restándole importancia, pero sus ojos se quedan más de lo debido en la prenda.

Blanco y NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora