Derek
Beso la mejilla de Jade por enésima vez sacándole una preciosa sonrisa. Ahí está, eso es lo que buscaba; por fin ha dejado de llorar y ha mostrado sus dientes en una sonrisa tan bonita como esta. He odiado tanto verla llorar y sufrir mientras me gritaba entre lágrimas sus peores demonios... Aún no me creo que haya tenido que pasarlo tan mal. Sabía que su vida no había sido sencilla, pero jamás me hubiese imaginado que su padre la abandonase el día de su nacimiento y que su madre hubiese tenido que buscar trabajo mientras la criaba a ella. Siento la necesidad de cubrir todos esos huecos donde le falta amor y cariño hasta que rebose de felicidad. Quiero hacerla feliz y ayudarla a olvidar su horrible pasado, y eso es justo lo que voy a hacer a partir de ahora.
Recorro de nuevo sus ojos —ahora, marrones—, que muestran algo que podría ser preocupación. Creo que cada vez sé leer mejor sus expresiones, me pregunto si habrá un día en que cuando la mire pueda saber lo que piensa al instante. Intento brindarle una mirada reconfortante y seguidamente le doy otro beso en la mejilla. Se ríe un poco.
–Siento lo que ha pasado—murmuro al mismo tiempo que juego con sus dedos.
–No pasa nada—contesta—. Supongo que en algún momento u otro tenías que saberlo.
–Sabes que te quiero, ¿verdad?—le digo buscando su mirada—. Tu pasado no es ningún problema para lo nuestro. No quiero que te preocupes por ello.
–Te quiero—declara apoyando su frente en la mía. Es entonces cuando noto esa sensación fantástica en el pecho y su amor cala aún más en mis huesos.
Le doy un beso rápido en los labios para luego mirarla detenidamente. Joder, es tan bonita que creo que nunca me cansaré de mirarla y de analizar todos sus rasgos.
–Eh..., creo que deberíamos bajar, Derek—farfulla separándose unos centímetros—. Seguro que se están preguntando dónde nos hemos metido.
–Podemos quedarnos aquí, no estamos obligados a seguir comiendo con ellos—le digo con la esperanza de que se decida por quedarse. No me apetece en absoluto volver a bajar y continuar comiendo con todos esos idiotas.
–No, no. Quiero bajar—insiste—. Ya estoy mejor, no te preocupes.
Asiento y suspiro. Lo último que quiero es volver al comedor y ver cómo mi novia se queda mirando a mi familia preguntándose por qué ella no tiene una; pero cuando Jade se empecina con una cosa, es imposible hacerla cambiar de opinión.
Se pasa las manos por el pelo y se dirige al baño, donde se queda mirando al espejo unos segundos asimilando su aspecto. Tiene el rimel corrido hasta la barbilla y algunos pelos sueltos se le han pegado a la cara por las lágrimas. Miro cómo se limpia la máscara de pestañas como puede y vuelve a pintársela —esta vez, más ligera— aunque lo cierto es que no necesita nada de maquillaje.
Me quedo embobado mirando la figura que le hace este vestido, sus ondas cayendo hasta su media espalda, sus largas piernas desnudas... toda ella es perfecta. Mis ojos no pueden evitar mirar ese estúpido collar. Odio que lo lleve, Dios, es una estupidez. ¿Cómo puede llevarlo consigo las veinticuatro horas del día y dormir tranquila? Es de su padre, ¡el mismo que la abandonó a ella y a su madre! Pero Jade lo lleva como un trofeo, como si fuese algo de lo que tuviera que estar orgullosa. Me quedo pensando cómo narices voy a convencerla de que se lo quite, va a ser de todo menos fácil.
No tarda ni diez minutos en reconstruir el maquillaje que llevaba puesto aunque esta vez no se pinta tanto. Sus ojos ya no delatan todas las lágrimas que ha derrochado y su piel vuelve a brillar, parece que ha superado lo sucedido. Guarda la máscara de pestañas en un neceser que no creo que sea suyo y se gira para mirarme y sonreír. Me rodea por la nuca y me regala un beso corto en los labios.
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Blanco y Negro
Romance"He tenido la maldita suerte de ganar el sorteo para hacer un intercambio con un instituto privado de Estados Unidos. A pesar de mis constantes quejas, mi madre me ha obligado a irme a vivir allí un curso entero. ¡Un curso entero! Ocho largos meses...