Jade
Por desgracia, las pequeñas vacaciones de Halloween llegan a su fin y nos vemos obligados a volver al instituto. Hoy es lunes, y las clases de la mañana se me han hecho tremendamente largas y pesadas. ¡Lo bien que estaba yo, en la cama, con Derek! No me hace ninguna gracia volver al instituto. Además, como escogimos diferentes materias antes de comenzar el curso, apenas coincidimos en las clases. Siempre me siento en última fila, rodeada de desconocidos con los que intento ser amable. Así pues, tengo que esperar hasta la hora de la comida para poder hablar un rato con Derek; y eso es justo lo que estoy haciendo ahora.
Me he sentado en una mesa al lado de los ventanales con vistas al jardín donde no hay nadie. Ya me he servido mi comida y estoy esperando pacientemente a que Derek salga de clase y venga a la cafetería. Detrás de mí están sentadas unas chicas de lo más molestas que no dejan de cotillear. Ya llevo un rato intentando ignorarlas cuando mi lado más curioso decide hacer acto de presencia y poner la oreja:
–¿Y Joshua Roth? Ese sí que está buenísimo—dice una de ellas medio en voz baja.
–Qué va; ¿es que no habéis visto la tableta de Darrell Hunt?—le contesta otra.
Genial. Están cotilleando sobre los ex-amigos de Derek. No debería sorprenderme: al fin y al cabo, son los más populares del instituto y no es de extrañar que hablen de ellos a todas horas. Trato de ignorar a las chicas de nuevo —paso de escuchar más alabanzas a los cuerpos de esos capullos—, pero el comentario que dice una de ellas a continuación hace que mi atención se vuelva a centrar en sus susurros:
–Joder... Ahí está el verdadero Dios griego. Dejaos de tonterías; ni Joshua Roth ni Darrell Hunt superan a ese Dios.
Me fijo en la cafetería y no tardo en percatarme de que mi novio está sirviéndose el almuerzo delante de todos. Sé que están hablando de él sin que lo mencionen; a ver, es evidente: es cierto que parece un Dios griego y cualquier chica con ojos diría que es el más atractivo del instituto. Me jode que hablen de él como un trozo de carne y me jode que hablen así delante de mí, que soy su novia. Claro que, ¿cómo van a saber ellas eso? Yo solo soy la afortunada chica de intercambio que vive bajo el mismo techo del Dios griego del instituto.
–No sabéis la suerte que tenemos de tener a un chico como Derek Harford en el instituto—comenta una, supongo que mirándolo mientras se le cae la baba. Menos mal que estoy de espaldas y no las veo.
–Está tan bueno... Mataría por salir con él—me estoy empezando a enfadar con las chicas estas, ¿es que no pueden comentar nada más allá del físico?
–Creo que está soltero, desde que dejó aquel rollo que tenía con Kimberly...—noto que el color me sube a la cara. ¿"Soltero"? No. Derek no está soltero; ¡está conmigo! Dios, odio ser tan patéticamente celosa, pero con tan solo imaginarme el número de chicas que lo han intentado con Derek desde que dejó lo de Kim, me pongo enferma.
–¡Mirad!, está viniendo hacia aquí—susurra una de ellas. ¡Ha!, ingenuas...
–¿Es normal que me ponga cachonda con tan solo verlo caminar?—bromea otra. <Tranquila, Jade. Son solo bromas de adolescentes idiotas>.
Derek posa sus ojos en mí y yo me tranquilizo un poco. Sabía que iba a sentarse conmigo, pero la molesta conversación de las chicas de detrás me ha puesto de los nervios. ¿Así es como ven todos a Derek? ¿Como un trozo de carne del que solo se puede hablar de lo bueno que está? Yo veo a Derek como mucho más que eso. Lo veo como un chico especial. Lo veo divertido, gracioso, adorable, inteligente, alegre, sincero, risueño... y me podría pasar horas ampliando la lista. Sí, es cierto que Derek tiene un físico que no pasa para nada desapercibido, pero hay mucho más debajo de esa fachada. ¿Es que nadie piensa en eso?
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Blanco y Negro
Romance"He tenido la maldita suerte de ganar el sorteo para hacer un intercambio con un instituto privado de Estados Unidos. A pesar de mis constantes quejas, mi madre me ha obligado a irme a vivir allí un curso entero. ¡Un curso entero! Ocho largos meses...