Jade
La vibración de mi teléfono móvil acaba por despertarme. Es un sonido espantoso, y aún más en domingo a las ocho y media de la mañana. En serio, ¿quién demonios llama a estas horas? Gruño y me revuelvo por el colchón hasta llegar al culpable de mi desvelo. Me lo llevo a la oreja.
–¿Hm?—murmuro.
–¿Jade? Soy Emma. ¡Dios, pensaba que nunca lo cogerías!—suspira.
–Emma, ¿qué...?
–Te necesito. Jade, he... yo... he roto con Will—tartamudea. Tardo en procesar lo que me acaba de decir y se forma un largo silencio. ¿Emma y Will han roto?, ¿de verdad? Pero, ¿¡qué demonios!? Empiezo a preguntarme si estoy soñando.
–¿¡Qué?! ¿Qué ha pasado?—me siento en la cama mientras me desperezo y me froto un ojo. Aún no me lo creo.
–Él... se...—la firme y clara voz de mi amiga flaquea—...se besó con otra—consigue decir, y acto seguido se echa a llorar. Se me rompe el corazón al escucharla.
–Será capullo—murmuro—. ¿Dónde estás? Voy inmediatamente—le aseguro mientras me coloco el móvil entre el hombro y la oreja y empiezo a desvestirme.
–En la residencia.
–¿Con Heather?
–No... Ha pasado el fin de semana con Rachel. Estoy sola—farfulla, y yo me siento fatal por ella. Nadie puede estar solo en situaciones como esta.
–Ahora mismo voy—le digo entrando al baño.
–Gracias, Jade—contesta en un sollozo.
Después de colgar, me empiezo a preguntar si de veras estoy despierta. Emma y Will estaban tan felices, tan bien juntos... ¿Qué ha podido pasar para que él se bese con otra chica? Nada tiene sentido: estaba colado por Emma hasta los huesos.
A pesar de no haber tenido el mejor de los despertares, mi nivel de actividad está al cien por cien. Así pues, me ducho con una rapidez y agilidad que pocas veces había tenido. En menos de diez minutos estoy duchada y vestida con una sudadera de Derek. Dejo que mi pelo se seque al aire libre y salgo del baño a toda prisa. No voy a permitir que Emma pase ni un segundo más sola.
En cuanto salgo del baño, veo cómo Derek se revuelve entre las sábanas y se incorpora lo justo para mirarme. Se pasa las manos por el pelo mientras bufa.
–¿Se puede saber qué estás haciendo?—se pone a refunfuñar, pero no tengo tiempo para explicaciones.
–Voy a coger tu coche—me apresuro a decir, aunque no estoy muy segura de mis palabras—. Ya te llamaré..., luego. Por cierto, tu amigo es idiota—salgo a trompicones de mi habitación dejando a un confuso Derek en la cama. La verdad, ahora lo más importante es Emma y no quiero entretenerme con nada; ni siquiera con el delicioso aspecto de mi novio recién despertado.
Cojo las llaves del Ferrari con un poco de miedo. No hace mucho tuve un pequeño accidente conduciendo, y no quiero que eso vuelva a pasar. Con la idea de que un domingo a estas horas no hay nadie en la carretera, me subo al coche. <Venga, Jade, tú puedes. Emma está esperándote>. Y con eso en la cabeza consigo salir de la Mansión Harford camino a la UCLA.
Aporreo la puerta por tercera vez. He conseguido llegar a la residencia de Emma sana y salva y sin encontrarme atascos, lo que en esta ciudad es todo un milagro. Sin embargo, mi prisa y esfuerzo parecen no haber servido para nada: mi amiga no abre la puerta. Es como si no hubiera nadie en su habitación. Suspiro.
–¿Emma? Ya estoy aquí, soy Jade—insisto. Dios escucha mis plegarias y por fin se abre la puerta dejando ver a una destrozada Emma con los ojos rojos envuelta en una manta.
–Pensaba que tardarías más. Has venido muy rápido—es lo único que me dice mientras se hace a un lado y me deja pasar.
–¿Qué ha pasado? Will es un idiota si cree que...—mi amiga se echa a mis brazos y empieza a sollozar sin dejarme acabar la frase. Se me rompe el corazón; estos dos eran tan felices juntos... Correspondo como puedo a su apresurado abrazo.
–Él... se estaba besando con una chica—me explica cuando nos separamos— delante de mí. Se besó con ella en mis narices, ¡en mis putas narices!—exclama tumbándose en su colchón—. Ayer fuimos a una fiesta de una de las fraternidades de la UCLA—se dispone a contármelo todo, su voz es frágil y no deja de sorber por la nariz—. Todo iba genial..., estábamos con sus amigos charlando y bebiendo. Fui un momento a la cocina a por cerveza, y cuando me giré... él... él...
–Joder—mascullo.
–Estaba enrollándose con esa zorra—su tono de desprecio y asco me dejan bien claro que Emma conoce a esa chica—. Siempre estaba a a su alrededor, estaba claro que quería liarse con Will. Lo había hablado un par de veces con él, ¡y me había dicho que le daba igual! ¡Que solo estaba pendiente de mí! Y de golpe me lo encuentro comiéndole la boca a esa...
–Vale, vale, me ha quedado claro—la interrumpo antes de que suelte todos los insultos que existen por la boca.
Un suave amargor se expande por mi boca. Emma me ha contado que Will solía decirle que solo estaba pendiente de ella, que las demás chicas le daban igual... Pero aún así, la ha engañado. A mí Derek también me dice eso. ¿Sería él capaz de engañarme? Oh, el solo hecho de imaginármelo con otra me provoca arcadas.
–Me puse a gritar como una loca, le dije que no quería verlo nunca más. Me fui corriendo de ese sitio, y me he pasado toda la noche llorando. Perdona por haberte llamado tan pronto..., es que necesitaba un hombro en el que apoyarme.
–No te preocupes—sonrío—. Nadie debería estar solo en situaciones como esta.
Y dicho eso, noto cómo Emma deja caer su cabeza en mi hombro. Joder..., está hecha polvo. No sé por qué demonios Will le ha hecho tal cosa a mi amiga, pero más le vale correr si volvemos a vernos. Que el chico del que estabas enamorada te engañe en tus narices debe de ser de las cosas más horribles que te puedan pasar.
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Blanco y Negro
Romance"He tenido la maldita suerte de ganar el sorteo para hacer un intercambio con un instituto privado de Estados Unidos. A pesar de mis constantes quejas, mi madre me ha obligado a irme a vivir allí un curso entero. ¡Un curso entero! Ocho largos meses...