CAPITULO 3

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Como ya es costumbre me levante a las seis de la mañana, me di un baño sali me arregle y me tome el atrevimiento de entrar a la cocina de Mario y preparar el desayuno pues queria agradecerle el buen rato que me hizo pasar ayer y también el que me dejará quedar en su casa a dormir. Cuando ya estába por terminar de preparar el desayuno Mario se hizo presente.

—Buenos días.
—Buenos días Mario.
—¿Puedo saber que haces tan temprano metida en la cocina?
—El desayuno —dije y reí levemente y a lo que el nego divertido—. Además esta es mi manera de agradecerte por el agradable rato que me hiciste pasar ayer y por dejarme quedar aqui.
—No hay nada que agradecer, lo hice con mucho gusto, además pense que seguirías dormida.
—No, no se tú, pero yo trabajo.
—Yo también trabajo pero solo entré semana.
—Que interesante.
—¿En que trabajas?
—En una cafetería,  ¿y tú?
—En la empresa de mi papá.
—Ho, supongo que a de ser lindo trabajar con tu papá. —dije mientras servía los hotcakes.
—Pues si, digo es en cierta manera otra forma de convivir con él.
—En eso estoy de acuerdo. —dije y termine de acomodar la mesa y nos sentamos a desayunar.
—Y díme ¿cuál es tu horario de trabajo? Claro, si es que se puede saber.
—Em pues verás, los sábados y domingos entro a las ocho de la mañana y salgo a las cuatro de la tarde, y entre semana cuando son vacaciones entro a las ocho de la mañana y salgo a las once de la noche, y cuando hay clases entro a las dos de la tarde y salgo a las seis de la tarde. ¿y tu horario de trabajo cual es?
—En vacaciones de ocho de la mañana a seis de la tarde y cuando hay clases de dos de la tarde a seis de la tarde.
—Pues esta bien.
—Si algo, oye porque trabajas todo el día en vacaciones digo son vacaciones. Por cierto te quedo muy rico el desayuno.
—Gracias y la razón de que trabaje todo el dia pues es, que no hago nada más que aburrirme en casa. —dije y me gano la risa y Mario se me quedo viendo raro.
—¿Que te ocurre?
—Lo siento —dije calmando mi risa—. Lo que pasa es que me hiciste recordar la cara de mi jefe cuando le dije que yo cubriría los tres turnos.
—Osea ¿como?
—Si mira son tres turnos de ocho a dos de dos a seis y de seis a once entonces en vacaciones me pregunto cual era el horario que tomaría y le dije que los tres horarios si se podía.
—¿Osea que no es tanto que sea así el trabajo?.
—No.
—¿Y que te dijo?.
—Me dijo que si se podía, pero que yo era rara —dije y reir levemente.
—¿porque rara?
—Porque a nadie en su sano juicio le gustaría trabajar de ocho de la mañana a once de la noche en vacaciones.
—No pues si tiene razón —dije y reímos.

Terminamos de desayunar y ambos limpiamos la cocina, creo que llegare un poco tarde a mi trabajo, fui a la habitación lave mis dientes y tome mis cosas.

—Gracias por todo Mario, tengo que irme si no llegaré tardísimo a mi trabajo.
—Yo te llevo.
—No, como crees.
—Anda, dejame llevarte.
—De acuerdo, aceptare solo por que se me esta haciendo tarde.
—Entonces vamos. —dije y le ayude con su maleta, subimos al auto y maneje hasta la dirección que me había dado,  que justamente queda unas calles atras de la empresa de mi padre.

Llegamos a la cafetería y antes de bajar del auto Mario y yo intercambiamos números, después bajamos del auto, tome mi maleta me despedí de él y entre a la cafetería, él se esperó hasta asegurarse de que entrara y después se marcho.

—¡Santo dios niña pense que te habia pasado algo!
—Buenos días Patrick y ¿de que estas hablando?
—Como que de que, pues de lo que paso en tu edifício.
—O sierto.
—Me vas a contar sierto.
—¿Que cosa?
—¿Quién es el chico que te trajo?
—No saques conclusiones, es solo un amigo —dije mientras me ponia el delantal y ponia mi maleta detrás del mostrador.
—¿Como se llama?
—Mario. —dije y ate mi cabello con un listón.
—¿Mario que?
—¡Patrick ya! —dije tomando las cartas del menú.
—Anda, díme siquiera un apellido.
—Bautista, se llama Mario Bautista —dije en un tono alto ya que me estába desesperando.
—De acuerdo.
—Bien.
—Hoye ¡no!
—¿Ahora que?. —dije mientras volteaba a verlo.
—Dijiste Mario Bautista ¿verdad?
—Si, ¿porque?
— De casualidad ¿no es algo de el dueño de la empresa que esta a unas calles de aquí?
—Si, es su hijo.
—Oh.
—Bueno, vamos a trabajar o a chismear.
—No lo se ¿tu dime?.
—¡Ya! No seas payaso.
—De acuerdo, vamos a trabajar.

Tal vez Mikaela haya arruinado un poco mi mañana pero al parecer Madison la arreglo inconscientemente. Después de dejar a Madison en la cafetería y asegurarme de que entrara a el lugar me fui directo a casa de mis padres.

—¡Buenos días familia! —dije entrando a la casa.
—Buenos días hijo. —dijo mi madre dándome un abrazo y un besó en la mejilla.
—¿Quien te tumbo de la cama campeón? —dijo mi padre riendo, mientras se acercaba a darme un abrazo, negué divertido ante su pregunta.
—Mikaela me marco a las seis y media.
—Bueno hermanito tu novia si que esta loca. —dijo Luis Daniel dándome una palmada en la espalda.
—Bueno pasemos al comedor a desayunar y seguimos platicando. —dijo mi madre y todos asintieron.
—Yo ya desayune, pero los acompaño con un café.
—¿Encerio ya desayunaste?
—Si mamá. —todos pasamos al comedor y mamá me sirvio un café.
—Mario ¿cuando regresara la loca de tu novia?
—Jan Carlo, respeta.
—Mamá yo solo estoy diciendo la verdad. —dije y mamá solo rodo los ojos.
—Supuestamente regresará después de terminar la preparatoria, osea en dos años claro que lo mas probable es que venga a ver en las vacaciones a su papá.
—De acuerdo. ¿Oye porque no has terminado con ella? Tienes muchas razones para terminarla, esta loca, es bien hipócrita, esta bien fea y es bien pu...
—¡Jan Carlo!. —dijieron al mismo tiempo mis padres.
—Ahi ni me regañen que si es cierto.
—Jan tiene razón. —afirmo Luis Daniel y mi mamá le dió una mirada sería—. No me mires así, además Mario es bien dejado porque bien que sabe cuantas veces le a puesto el cuerno la niñita esa.
—Pero groserías enfrente de nosotros no, ¿de acuerdo?
—Perdón mamá. —respondio Jan.

QUÉDATE A MÍ LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora