CAPITULO 28

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No puede ser esta chica esta loca por más que lo intente no puedo llegar a nada con élla, en que momento se me ocurrio meterme con élla debí estar loco, drogado o algo por el estilo. Pagué la cuenta y me fuí directo a casa, solo falta que mi padre vuelva a llamarme solo para reclamarme el que este trabajando en la cafetería.

—Maria Laura ¿enserio no sabes porque Mario se fue?
—Mucho interés por saber a donde fue y con quien ¿no lo crees?
—No es eso, solo que, lo noté un poco raro.
—Bien. Pues no, no se a donde fue.
—Bien.
—Madison, sabes que te adoro y es mi deber como tu mejor amiga decirte las cosas como van, darte consejos y decirte cuando estas haciendo las cosas mal.
—¿A que vas con eso?
—¿Te enamoraste de Mario?.
—No.
—No me mientas por favor.
—Ok, si, si me enamoré de él, pero da igual entre él y yo nunca va a pasar algo de acuerdo.
—¿Porque estás tan segura?
—Vamos Laura yo soy completamente distinta a él osea él es alegré a todo le encuentra solución, además es muy guapo tiene a muchas chicas trás él osea ¿que tal qué se le ocurre jugar conmigo? No gracias, o supongamos que no pasa eso pero vamos Laura, yo soy yo, no se nisiquiera que quiero hacer con mi vida y no se querer de una manera linda a las personas.
—Date la oportunidad de amar.
—Me lastimará lo se. —dije y baje la mirada.
—Porque lo dices.
—Porque si dejo que las cosas fluyan se que no sere suficiente y él terminará llendose con otra.
—Oye, Madison si de algo estoy segura es de que Mario también te ama y todo este tiempo a luchado por hacer que cambies tu actitud con él y también para hacer que confies en él y lo esta logrando, él solo quiere verte feliz, solo quiere amarte.
—Pero...
—Si él llega a pedirte una oportunidad, dásela créeme no te vas a arrepentir, conozco a Mario y jamás se atrevería a lastimarte.

Al día siguiente llegue temprano a la prepa pues necesitaba hablar con Carolina asi que la estuve esperando y la vi acercarse a su casillero asi que me acerque a élla.

—Carolina ¿podemos hablar?
—Buenos días por lo menos, bueno ¿de que quieres hablar.?
—Quiero que dejes de molestar a Madison y por favor no le mandes cosas que no son.
—¿De que hablas?
—Tu le mandaste fotos a Madison donde "supuestamente" nos estamos besando.
—Pues solo lo hice para que vea que nunca va a tener oportunidad contigo y no se haga ilusiones la pobre.
—La que nunca va a tener oportunidad conmigo ni aunque este drogado eres tu, así que deja de hacerte ideas en la cabeza.
—Si claro ya veremos —vi a Madison entrar y besé a Mario.

Vi a Carolina y a Mario besándose y sali corriendo directo a el estacionamiento Mario venía siguiéndome y no me importo nada, subi rápido al coche y sali de ahí directo a mi casa llegué estacione el coche y subí de prisa y me encerre.

Carolina me besó de la nada y vi a Madison viéndome con tristeza note como sus lágrimas amenazaban con salir me safe de Carolina y corri trás Madison le pedi repetidas veces que parará y no me hizo caso, subió a su coche y arrancó, no podía dejar las cosas así no estaba dispuesto a perderla, subí a mi coche y maneje hasta su casa llegué estacioné el coche y subi directo al departamento de Madison toque varias veces y Madison abrió la puerta tenia los ojos llorosos en cuanto me vio me cerro la puerta en la cara.

—Madison abre la puerta necesitamos hablar.
—Vi a Mario parado frente a mi y lo único que pude hacer fue cerrar la puerta y sentarme en el piso—. Mario será mejor que te vayas.
—Madison por favor, puedo explicarte lo que viste. —¿Esta celosa? ¿enojada? ¿o ambas? No lo se pero no puedo dejar esto así.
—No tienes porque explicarme nada, tu y yo no somos nada y élla a ti no te a hecho nada y puedes andar con élla y con cualquier otra chica.
—Madison por favor abre la puerta quiero hablar contigo.
—No Mario, no me importa lo que hagas con tu vida, ahora véte. —fui una idiota sabía que enamorarme de alguién sería un error y no medi las consecuencias.
—Si no te importa entonces ¿porque te pusiste así? ¿porque estabas llorando? ¿y porque no quieres darme la cara? —No, no, no, soy un imbécil no debi decir eso.
—Abri la puerta de golpe—. ¡Eso a ti no te importa y vete de aquí!.
—No imposible, soy un imbécil no debi decirte eso y puedes golpearme si asi lo deseas, pero tenemos que hablar —dije mientras la tomaba con firmesa del brazo sin lastimarla y hacia que entráramos al departamento, serre la puerta—. Yo no la besé.

QUÉDATE A MÍ LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora