CAPITULO 23

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Mario no se fue hasta que pase todos y cada uno de los apuntes, se fue ya en la noche pero antes me advirtió que pasaría mañana por mi y que no aceptaba un no.
Al día siguiente Mario llegó por mi y nos fuimos a la prepa, Mario se quedo platicando con los chicos mientras yo me fuí a mi casillero a sacar unos libros y me cerraron la puerta del casillero de una forma poco amigable.

—Así que, el sobrino del director es tu hermano.
—Que quieres ahora Carolina, no te cansas de molestar verdad.
—Quiero saber algo, es tu hermano cien por ciento o es tu medio hermano.
—Que te importa.
—Yo sólo quiero saber.
—Pues si tantas ganas tienes de saber ve y preguntale a él.
—Uy que genio. Oye cambiando de tema no quiero repetirlo de nuevo pero no te quiero serca del bombón de Mario él es mío entendiste.
—Uy que mal porque tu nombre no lo tengo escrito por ningún lado y no somos nada —y Carolina volteó asi a mi— así que no puedes prohibirle a Madison que este serca de mi, o ¿hablabas de Mario Ruiz?. —dije y Carolina me miro mal después desvio su mirada y barrio a Ruiz.
—Ay no mames que asco yo con élla ni a la esquina. —dijo Ruiz al escuchar a Mario.
—Se que te gusto Bautista no te hagas el tonto. —dije acercándome a él.
—La empuje sin lastimarla—. Jajaja, no, yo si veo bien y tu no eres mi tipo.
—Eres un idiota.
—Gracias —mi celular empezo a sonar y erá Patrick, que maña de la gente interrumpir mis conversaciones—. ¿Qué paso? ¿como estás?
—Más o menos, esta Madison contigo.
—Si.
—Pásamela.
—No gracias.
—Mario enserio necesito hablar con élla y no me contesta las llamadas.
—Ok. Madison es para tí —dije entregándole mi celular y élla observo de quien se trataba.
—Mira, Patrick escúchame muy bien en lo que te voy a decir porque no repito dos veces. No quiero saber nada de ti, no quiero escucharte, no quiero tus lastimas, no quiero absolutamente nada de tí, eres incluso peor que tus hermanos y tu madre.
—Madison por favor...
—Ya dije.
—¿Te presentaras a trabajar el lunes?
—No pienso trabajar contigo, y deja de molestar. —dije y colgué, para después entregarle el celular a Mario—. Bautista me vuelves a pasar una llamada de ese imbécil y me las vas a pagar oíste.
—¿En que quedamos ayer?
—En nada, no quedamos en nada, mejor vamos a clases.
—Me parece excelente idea. —entramos a el salón y las clases comenzaron.

Se llego el lunes y Mario solo se estuvo haciendo pato según saliamos a buscar un empleo para mi y practicamente no me ayudaba y hoy el si tiene que ir a trabajar, le pregunte que porque ya no trabajaba con su padre y solo me dijo que salieron mal.

—¿Patrick que voy a hacer?
—Emm, te vas a poner este mandil y vas a tomar una libreta para que apuntes lo que te vayan pidiendo, llegas a la ventanilla y le das la nota a Lilia, si entendiste.
—Eh si.
—Pero antes dime como esta Madison.
—Bien, para élla es como si nada hubiera pasado.
—Oh.
—Aúnque esta molesta porque aun no encuentra trabajo.
—Me imagino, oye vamos a hacer algo.
—¿Qué cosa?
—Te voy a dar dinero y tu le vas comprando sus cosas  a Madison va.
—¿Incluyendo la despensa?
—Si, o si quieres yo compro la despensa y tu se la llevas porque pues a mi no me quiere ver y así no la aceptaría.
—De acuerdo me parece bien y no te preocupes yo la compró.
—Gracias Mario.

A las seis Patrick me dio lo que era básicamente el sueldo de Madison junto con una lista y prácticamente me corrió de la cafetería para que fuera al super a comprar las cosas para Madison. Después de hacer las compras me fui directo a casa de Madison ahora el problema es ¿cómo le haré para que Madison se quede con todo esto? En fin, llegue a su departamento y élla demoró un poco en abrir.

—Hola Mario ¿que haces aquí?
—Solo pasaba a saludar.
—Ok, pasa. —dije cediendole el paso—. Me puedes decir para que las bolsas.
—Ya que no has trabajado decidi traerte algo de despensa.
—A mira que caballero, Patrick te mando ¿no?
—¡Rayos porque es tan lista!—. No, Patrick ni siquiera fue a la cafetería.
—Ha que bien. —¿piensa que nací ayer o que?—. Mario no intentes engañarme.
—No lo estoy haciéndo.
—Yo no quiero nada que venga de Patrick, asi que llévatelo por favor.
—Perfecto, yo compre eso con mi dinero así que de parte de Patrick no es. —dije y bese su frente—. Ya relájate nos vemos mañana. —dije y sali corriendo del departamento o de lo contrario me obligaría a llevarme todo eso.
—Mario... —corrí trás el y al salir del depa, vi como el elevador se iba cerrando— ¡MARIO REGRESA AQUÍ! —y Mario me dijo adiós con la mano y sonriendo.
—Mugre mocoso me las pagará mañana.

A pasado un mes desde que Madison se entero que Patrick es su hermano y no e podido convencerla de que hable con él por otra parte me toca llevarle sus cosas y dejarlas en la puerta, tocar el timbre y salir corriendo pues de lo contrario no creo que acepte todo eso aúnque siempre termina reclamandome en la prepa, en fin. Patrick no a podido hablar con Madison ni la a visto y siento que eso le está haciendo daño pues se la pasa muy distraido tiene unas ojeras horribles y se ve que no a comido bien, Clarisa esta preocupada por él pues no lo a visto comer y élla esta muy segura de que no come.

—Mario si no me vas a ayudar mejor ni vengas.
—Madison no te enojes.
—Enserio quiero conseguir trabajo y tu no me estas ayudando.
—Pues que quieres que haga —dije burlándome— si todos los lugares donde solicitan empleada son de tiempo completo, además ya te dije que tu hermano te espera en la cafetería.
—No.
—Entonces aguanta otro poco.
—Necesito trabajar.
—Pues yo ya te dije donde.
—Mario mejor cállate.
—Ay, ¿porque eres tan enojona? ¿porque me maltratas tan feo?
—No pude evitar reírme y le di un leve golpe en el hombro—. Estas bien menso y eres muy exagerado.
—Bueno ya, cambiando de tema creo que deberías ir a ver a Patrick yo lo veo mal.
—No me importa. —dije y empece a caminar más rápido.
—Madison espera no te enojes —dije y la tome de un brazo.
—Me vuelves a mencionar a ese idiota y no te vuelvo a hablar.
—Si, yo no estaría tan seguro de eso.
—¿De que?
—De que me dejarás de hablar.
—No me estes retando Mario Alberto. Y mejor llevame a casa que de todos modos no encontrare nada ya es tarde.
—Bueno, pues vamos entonces.

QUÉDATE A MÍ LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora